Aquellos cristianos… (dioses arrasados por Dios)

Roma recibió 2 culturas, de las que incorporó mitologías: la etrusca y la griega. En verdad, la cultura romana recibió la herencia de la cultura que desde la isla de Creta pasó a Atenas y más tarde a los habitantes de Toscana, Lacio y Umbria. Mucho después llegaron aquellos cristianos, quienes arrasaron con los dioses establecidos.

La tríada etrusca era semejante a la Cretomicénica:

• Tinia (Zeus),
• Uni (Hera) y
• Menrva (Atenea).

No solo fue el panteón a adorar. En la influencia cultural, por ejemplo, los romanos heredaron de los etruscos la costumbre de 3 nombres para cada individuo:

• praenomen (nombre verdadero),
• nomen (solo para los varones y se recibía del progenitor e identificaba rasgos físicos, acciones, logros o anécdotas familiares), y
• cognomen (nombre del clan o familia).

En cuanto a las deidades, de los etruscos también llegaron a Roma:

#Alpan o Apanu, diosa del amor y gobernante del inframundo. Equivalente a la diosa griega Perséfone.

#Turán, diosa del amor y la vitalidad, patrona de la ciudad etrusca de Vulci. Las palomas y los cisnes negros eran sus animales sagrados, y su séquito se llamaba las Lasas. Para los griegos, Afrodita; para los romanos, Venus.

#Charuno Karun, demonio que torturaba el alma de los muertos en el inframundo, del que era guardián de la entrada; de color azul con nariz de buitre, orejas puntiagudas, cabello rojo y alas emplumadas, que mataba a la gente con un martillo o un hacha. Era el equivalente del dios griego Caronte, quien pedía, a cambio de llevar a cada pasajero, un óbolo. Por esto, en la antigua Grecia, los cadáveres se enterraban con una moneda bajo la lengua.

#Ani, dios del cielo, vinculado al sumerio An (acadio Anu), con una contraparte femenina, Ana. En Roma se le llamó Jano.

#Aplu o Apulu, dios del rayo y el trueno, representado con una vara y ramas de laurel. Derivó en el dios griego Apolo.

#Artume o Aritimi o Artames, diosa de la noche, la Luna y la muerte, los bosques y la fertilidad. Fue asociada con la diosa griega Artemisa.

#Februus, dios de la muerte y la purificación, adorado por los romanos en el festival Februalia, que coincidía con las Lupercales en honor a Fauno. El mes de febrero fue dado en su honor por los romanos.

Etc. etc. etc.

La historia

Imaginados por hombres, los dioses de Grecia y Roma estaban repletos de errores y miserias, vanidades y debilidades de los humanos. Difícil entender qué se adoraba en ellos.

Ellos y los semidioses -encarnaciones del ser humano- eran egoístas, vengativos, celosos, crueles, volubles, inseguros, mezquinos y egocénticos.

En la antigua Grecia, los 12 dioses olímpicos moraban en el monte Olimpo (Olympos es “el luminoso“), la montaña más alta de Grecia: 2.917 m de altitud.

Un ejemplo: Júpiter deseaba a Iuturna, ninfa de las aguas y fuentes en la región del Lacio, pero ella conseguía eludirlo saltando en las aguas. Entonces, Júpiter reunió a todas las ninfas para que le ayudaran a atrapar a Iuturna. Sin embargo, una de ellas, Lala, le contó a todo aquel que quisiera escucharla el plan, llegando la historia a oídos de la propia Juno.

Júpiter castigó a Lala arrancándole la lengua y entregándola a Mercurio para que la llevara al Hades donde debería vivir como ninfa de las aguas de Styx o Estigia, uno de los ríos del Hades, cuyo curso terminaba en el inframundo. En el camino, Mercurio violó a Lala y por ese motivo nacieron gemelos, los Lares, quienes adquirieron parte de su padre como protectores de los negocios de la familia (familiaris) y de las encrucijadas (compita).

Los Lares compartían funciones con

• los Penates (divinidades protectoras de las despensas en el ámbito del hogar),
• los Manes (espíritus protectores de los antepasados familiares) y
• los Genios (espíritus protectores de determinados espacios compartidos).

El Orden

Los romanos aristócratas o patricios admiraban a Grecia y así fue como ocurrió un sincretismo de su mitología y religión. Los cristianos alteraron ese orden establecido.

Cada familia tenía su culto llamado Sacra y el sacerdote y dirigente de este culto era el ‘pater familias‘, especialmente durante la cena, cuando se hacían libaciones: derramamiento de vino, leche o miel sobre el ‘lararium‘ (santuario familiar, en el cual ardía siempre una llama, a la que llamaban ‘hogar‘).

Esta ceremonia fue la base del ‘mos maiorum‘ (el camino de los antepasados o ‘la tradición‘).

En cada familia se rendía culto

• a los numina (espíritus divinos) y
• a los antepasados (ellos tenían una nueva existencia y podían influir en la suerte de los vivos. Para mantener vivo el recuerdo de los muertos, había retratos junto a sus ‘hogares’).

Entonces, había 2 cultos:

• los del hogar, que unían a la familia; y
• los públicos, que estimulaban el patriotismo y el respeto al Estado.

Algunos rituales públicos sólo podían ser llevados a cabo por mujeres. Es más: el sacerdocio más famoso de Roma, que atendía el fuego sagrado de Vesta, lo ejercieron mujeres: las Vestales, hasta que fueron disueltas con el arribo del cristianismo al Estado.

En los días del Imperio, a partir de Cayo Antonio o Augusto, había que sumarle otro culto: al emperador.

En teoría, esta adoración garantizaba la disciplina o verticalidad tanto de los pueblos dominados como de las legiones militares. Los cristianos siempre se negaron al culto al emperador y fue el origen de las persecuciones.

Entonces, consecuencia de que la religión era una herramienta de orden social e institucional -por ejemplo, el calendario romano estaba estructurado en torno a las celebraciones religiosas-, el cristianismo puso en crisis al Estado.

Grecia

Antes que llegaran los griegos, según el filósofo Rodolfo López Isern, “los primeros romanos veneraban a un número incontable de espíritus, denominados ‘númenes’ (numina), que ellos creían que regían las fuerzas de la naturaleza y las acciones de los hombres. Los ‘númenes’, a los que había que complacer para que fueran propicios, eran poderes misteriosos o deidades que formaban parte de los seres y de la vida. Cada rincón del bosque, cada camino, cada fuente, cada árbol, cada actividad humana tenía su ‘numen’, por lo que se llegó a decir que en Roma había más dioses que hombres… “.

Según las leyendas, Numa Pompilio, sucesor de Rómulo y segundo rey sabino de Roma, negociaba directamente con los dioses. Esa era una categoría especial.

La religión de Roma consistía, igual que la de Atenas / Esparta / Macedonia, en un conjunto de cultos antes que un conjunto de doctrinas. Los romanos se consideraban a sí mismos muy religiosos y atribuían su éxito a su ‘piedad colectiva’ (pietas) para conservar buenas relaciones con sus dioses.

Por lo tanto era una religión contractual: plegarias y ofrendas a manera de pacto con los dioses: “do ut des” o “yo doy para que tú des“. Favor con favor se paga, y si el creyente entendía que la divinidad no cumplía, dejaba de rendirle culto.

Monoteísmo

En general, la religión politeísta de Roma fue tolerante con otras religiones extranjeras: aceptaron y hasta sumaron dioses griegos, egipcios, frigios, etc.

Un culto politeísta siempre podía aceptar otros dioses.

La absorción de deidades locales vecinas ocurrió porque Roma conquistaba territorios que tenían sus creencias propias.

Los romanos solían conceder a los dioses del territorio conquistado los mismos honores que a los dioses antiguos romanos.

En muchos casos las deidades de territorios conquistados recibían santuarios en Roma porque el crecimiento de la ciudad atrajo a extranjeros, a quienes se les permitía continuar con la adoración a sus propios dioses.

Pero el cristianismo era monoteísta: un Dios único, que rechazaba la idolatría -cuando los cultos vigentes incorporaban imágenes, estatuillas y símbolos- y que tenía una escala de valores diferente y un propósito: preparar el terreno para el regreso de Jesús.

Volviendo al comercio de merchandising, era un comercio fundamental para la economía de las ciudades donde existían grandes templos de adoración. No olvidar los problemas que tuvo Pablo de Tarso en Efeso con los joyeros que fabricaban estatuas de plata de la diosa Artemisa.