Contexto La marihuana es parte de muchísimas tradiciones milenarias y se registra en el 3.000 a.C. el indicio más antiguo de su utilización. Su consumo ha sido costumbre de diversas sociedades por miles de años, pero recién a fines del siglo XX comenzó el estudio acerca de sus verdaderas propiedades y efectos. El devenir histórico…
Contexto
La marihuana es parte de muchísimas tradiciones milenarias y se registra en el 3.000 a.C. el indicio más antiguo de su utilización. Su consumo ha sido costumbre de diversas sociedades por miles de años, pero recién a fines del siglo XX comenzó el estudio acerca de sus verdaderas propiedades y efectos.
El devenir histórico que caracterizó a la sustancia como una droga ilícita y la ligaba a la delincuencia, generó que no existan avances científicos en su conocimiento hasta hace pocas décadas.
Los misterios se mantuvieron hasta que investigadores, tal como Raphael Mechoulam en Tel Aviv, comenzaran a analizarla. De esta forma, descubrieron el tetrahidrocannabinol (THC) y el cannabidiol (CBD) que componen la planta.
En la actualidad, es legal en países como Uruguay y en algunos estados de Estados Unidos. En Portugal está despenalizado el consumo y en países como Israel, Canadá y Holanda generan planes de uso médico. Progresivamente el tema ha llegado a Congresos y debates públicos.
En Argentina está despenalizado el uso recreativo personal hace 10 años y para 2017 se sancionó la ley que regula el uso medicinal del cannabis en todo el país. De todos modos, sigue siendo ilegal producir en grandes proporciones y comercializarla.
Voces
Organizaciones a favor y en contra, sociedades médicas, familiares de personas con dolencias ligadas a convulsiones y ciudadanos de a pie debaten en la esfera pública cuál debería ser la regulación y el uso de la planta.
El propio precursor de la investigación de la marihuana, Raphael Mehoulam, afirma estar en contra de su uso recreativo pero también de la penalización de quienes la consumen o poseen. El investigador sabe que no es indefensa y lo avala en sus investigaciones.
Pero también Mehoulam reconoce que continuar estudiándola puede significar una promesa para la medicina:
“No hemos hecho más que rascar la superficie, y siento mucho no tener otra vida más para dedicarla a este campo, porque tal vez llegaríamos a descubrir que los cannabinoides están implicados de una manera u otra en todas las enfermedades humanas”.
Desandar mitos
La prensa a su favor afirma que la sustancia no es adictiva, que no genera riesgos para la salud porque es simplemente una planta y que es la cura para un cumulo de enfermedades. Pero la psiquiatra Evangelina Melgar devela algunos de los mitos del consumo de marihuana recreativo y medicinal.
– ¿Es inocua porque es natural?
Por su puesto que no, ningún fármaco ni planta es completamente inocuo, todo tiene sus efectos adversos y hay muchísima investigación acerca de las consecuencias de fumarla. Si es plantada por el propio consumidor no están los agregados químicos pero sigue siendo perjudicial.
En los últimos años los estudios se han enfocado en comprender cómo actúa el tetrahidrocannabinol (TCH), que es la parte psicoactiva de la planta y es necesaria para que el cannabidiol, su contraparte, actúe. Muchos de los riesgos potenciales que tiene la planta están relacionados a los niveles de THC y a la periodicidad del consumo.
– ¿Cuáles son los riesgos?
Fumar marihuana está relacionado al suicidio, a depresión y principalmente al síndrome amotivacional, que es un cuadro que aparenta ser depresión pero no está la tristeza sino que es desgano, falta de voluntad, falta de proyectos de vida. Por otro lado están altamente comprobadas las consecuencias a nivel cognitivo, específicamente en la concentración y la memoria. Si se comienza a consumir en el periodo de desarrollo cerebral, que es la primera adolescencia, se disminuye la conectividad cerebral en un 80%.
Al ser una droga con muy buena prensa, la comunidad médica se enfrenta al desafío de educar e informar a sus pacientes y la sociedad en general. La doctora Melgar resalta un riesgo del que prácticamente no se habla y es la capacidad de la marihuana se ser un inhibidor enzimático, “por ejemplo si una persona toma un anticoagulante y a su vez cannabis, va a aumentar la concentración del fármaco y tiene riesgo de sangrado. Esa concentración se da con aproximadamente 500 fármacos”.
– ¿Qué hay de cierto de su relación con la esquizofrenia?
La relación se ha visto en Holanda, por ejemplo, y es lo que más vemos en el servicio en el que trabajo. La psicosis, sobre todo esquizofrenia, es un riesgo que se corre si se fuma. Y lo más llamativo es que no está relacionado a la periodicidad en el consumo. Es casi como el alcoholismo, no todos los que toman alcohol son alcohólicos, porque la clave es la genética y la predisposición. La psicosis puede darse al fumar solo una o dos veces.
En Holanda es lícito el consumo de marihuana, pero la prevalencia de brotes psicóticos de tipo esquizofrenia es del 3%, comparado con la media mundial que es del 1%.
– ¿Produce adicción?
Muy poca en comparación al tabaco, que es una de las principales sustancias con riesgo adictivo, le sigue la cocaína, la morfina, y uno de los últimos es la marihuana. Pero tampoco es nulo, si se comienza a fumar en la adolescencia hay un 16% de probabilidades de desarrollar adicción y si consume diariamente un 50% de probabilidades.
– ¿Es cierto que aumenta la creatividad?
En realidad es un mito, porque depende de la susceptibilidad metabólica del paciente. A algunos los relaja y a otros le genera ataques de pánico. Lo que sí está claro es que la creatividad está relacionada al coeficiente intelectual.
– ¿Al estar legalizada en otros países significa que Argentina está atrasada?
En los países dónde es legal, se ha demostrado que en vez de disminuir el consumo, aumentó. Y en consecuencia aumentan los riesgos que ya comenté. La situación uruguaya dejó en claro que la única diferencia es que, en vez de comprarle a un dealer, se compra en la farmacia.
Cannabis de uso medicinal
En Argentina cada caso clínico que solicita el uso de cannabis medicinal debe ser aprobado por Registro Nacional Voluntario y ser parte de un protocolo de investigación. La doctora Melgar enfatiza la importancia de conocer qué se consume y quién lo produjo. “Hay que establecer qué planta, con qué porcentaje de THC y de cannabidiol y si se prepara con el tallo, la flor o la hoja. Si una persona lo hace en la olla de su casa no tiene idea cuánta cantidad de THC tiene y si lo compra tampoco, porque no está regulado por ningún laboratorio”.
– ¿Hay suficiente evidencia para recomendar cannabis medicinal?
Desde mi posición médica no puedo recetar algo para probar, es como darle al paciente un antibiótico ginecológico para el pulmón, a ver si funciona. Científicamente hablando hay muchísimo para hacer, aún no hay claridad. No hay una molécula estandarizada, sino sólo derivados, pero ¿qué planta? ¿Qué concentración de THC? ¿Qué concentración de cannabidiol? No se sabe, no hay ningún estudio contundente.
– ¿Por qué se cree que puede aliviar enfermedades hasta hoy en día sin cura?
Hace poco se publicó un metaanálisis y concluyó que sólo hay demostración moderada en: disminución del dolor crónico, mejoría de la espasticidad en esclerosis múltiple, disminución de vómitos en personas que transitan quimioterapia, aumento del apetito con pacientes con HIV, mejoría leve en epilepsia y en síndrome de tourette. Además hay evidencia parcial en la enfermedad de Dravet y epilepsias refractarias infantiles. Pero no hay demostración con respecto a estrés y ansiedad.
Pero todo esto no quiere decir que sea para absolutamente todos los pacientes con estas dolencias, la marihuana no es la panacea. Si el paciente lo quiere probar yo lo puedo acompañar, pero éticamente no lo puedo recomendar.
“Todo lo que estoy diciendo no es lo que más se escucha, pero si lees y escuchas a investigadores serios, el discurso es el mismo”.
Por Elizabeth Maier