Victimizar a Israel fue una constante en los cultos evangélicos y otros cristianos pero ¿qué sucede cuando Israel es el victimario en Gaza?
Es importante conocer el contexto del apoyo de la comunidad cristiana evangélica al Estado de Israel, basado en erradas interpretaciones de la Biblia que consideran a Israel el cumplimiento de profecías y una señal de los tiempos finales.
Además, un segmento considerable de la comunidad cristiana confunde los intereses de Israel con los de la religión judía. Es una grave tergiversación. No son conceptos equivalentes, a menos que Israel fuese una teocracia.
Sin embargo, Israel no es una autocracia, hasta el presente no existe un Estado judío sino una democracia parlamentaria con un sistema multipartidista, donde la Knéset (el parlamento) tiene el poder legislativo y el Primer Ministro lidera el gobierno. Coexisten
- israelíes laicos,
- israelíes tradicionalistas (judíos de práctica religiosa parcial),
- judíos ortodoxos (de práctica religiosa estricta) y
- judíos ultraortodoxos o jaredíes (con fuerte voluntad de separatismo social).

Sin embargo, es creciente -y determinante- la influencia de grupos nacionalistas religiosos, quienes cuestionan la libertad de expresión en relación a la ocupación israelí de los territorios palestinos y a la idea de paz. Ellos ya avanzaron en una ‘revolución judicial’ que concentra el poder en el Primer Ministro y limita el alcance de las llamadas ‘Leyes Básicas’ del Estado de Israel.
Sus críticos dicen que el modelo autoritario de la ‘revolución judicial‘ de Benjamin Netanyahu es la Hungría de Viktor Orbán, líder del Fidesz, quien avanzó sobre los medios de difusión, el sistema electoral y los tribunales.
Benjamin Netanyahu, líder del partido Likud, es Primer Ministro gracias al apoyo en la Knesset del abanico partidario llamado Sionismo Religioso (Otzma Yehudit + Noam + Partido Nacional Religioso o Mafdal + Kach + Eretz Yisrael Shelanu): un mixto de ultraderechistas, supremacistas judíos y antiárabes. Esto fue anterior al ataque terrorista de Hamás el 07/10/2023.

La maldición de Ze’ev
Sus críticos dicen que el modelo autoritario de la ‘revolución judicial’ de Benjamin Netanyahu es la Hungría de Viktor Orbán, líder del Fidesz, quien avanzó sobre los medios de difusión, el sistema electoral y los tribunales. Sin embargo, es importante tener en cuenta que vincular el sionismo religioso con el terrorismo no solo es simplista, sino también peligroso. Es esencial abordar esta compleja situación con la debida sensibilidad y análisis crítico.
El conservadorismo que surge del sionismo religioso es diferente a la extrema derecha laica de dirigentes tales como Avigdor Lieberman.
La extrema derecha en el poder en Israel abarca
- el ultranacionalismo,
- el supremacismo judío,
- el fundamentalismo judío,
- el neosionismo y
- los seguidores de Meir David HaKohen Kahane -fundador del partido Kach-.
Ellos promueven algunos objetivos polémicos:
- expansión de los asentamientos israelíes en Cisjordania,
- oposición al Estado palestino e
- imposición de la soberanía israelí sobre la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este.
La situación en Gaza es cada vez más compleja y alarmante, por lo que es crucial que la comunidad internacional preste atención a los acontecimientos en Gaza.
De alguna manera, todos son herederos de Vladimir Yevgenyevich (Yevnovich) Zhabotinsky, alias Ze’ev (“lobo“), quien tras la muerte de Theodor Herzl, en 1904, se convirtió en el líder de los sionistas de derecha, partidario de la lucha armada contra los británicos que controlaban el territorio que luego fue Israel.

De Efraín a Judá
Los judíos autodenominados ‘ortodoxos‘ -tal como los fariseos y seduceos de los tiempos de Jesús- reclaman que se cumpla la promesa de Dios a Abraham acerca de Isaac y su descendencia.
Sin embargo, es necesario tener cuidado con el significacado profundo de ‘pueblo elegido’: nunca fue una promesa militar sino espiritual. El cenit del orgullo judío ocurrió con elrey Salomón, quien pese a su sabiduría fue un pésimo monarca, que terminó creando las bases de la división del Reino. Luego llegó Asiria y más tarde los Medos babilónicos, que provocaron el 2do. cautiverio judío.
Además, también existe Ismael, y es portador de otro capítulo del pacto de Dios con Abraham, quien ni siquiera era judío tal como tampoco lo fueron Job ni Melquisedec. Los cristianos, en particular los evangélicos, tienen un discurso de victimización de Israel, que ha funcionado durante mucho tiempo y responde a la realidad de injustas persecuciones durante siglos. Pero ¿qué sucede cuando Israel es el victimario, tal como sucede en estos días?
Es cierto: el movimiento Hamás, que habita en la Franja de Gaza, tiene un brazo militar que comete acciones terroristas, y su ataque del 07/10/2023 fue tan inexplicable como sórdido. Pero eso no fundamenta la ferocidad de Israel en Gaza, donde ni siquiera todos son devotos de Hamás. Al escribirse este texto (09/06/2025) ya son 612 días de venganza. ¿Cuál es la medida justa del odio?
Además, sucede un profundo error teológico del judaísmo que alienta la permanente ofensiva militar de Israel. Los palestinos no son los amorreos ni los filisteos ni los babilonios ni los romanos. Tampoco habrá un 3er. Templo en Jerusalén.
Oseas, 1 de los 12 profetas menores, fue quien escribió:
“¿Qué haré a ti, Efraín? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como nube de la mañana, y como el rocío de la madrugada, que se desvanece. Por esta causa los corté por medio de los profetas, con las palabras de mi boca los maté; y tus juicios serán como luz que sale. Porque misericordia quiero, y no sacrificio, y conocimiento de Dios más que holocaustos.“ (Oseas 6:4-6)
En America, la revista de la católica Compañía de Jesús, en USA, fue publicado un texto editorial potente sobre estas cuestiones, titulado “Un ajuste de cuentas moral en Gaza”, que es interesante considerar. ¿Qué tan grande es la misericordia de Dios?

Horror en Gaza
1 de cada 5 civiles en Gaza se enfrenta a la hambruna. Esta cifra, que representa más de medio millón de personas, fue reportada por las Naciones Unidas a mediados de mayo, incluso antes de que se informara que el ejército israelí seguía bloqueando la distribución de ayuda humanitaria en la región sitiada. Casi toda la población se encuentra ahora en situación de inseguridad alimentaria. Mientras tanto, la infraestructura de Gaza está en ruinas, resultado de un año y medio de intensos bombardeos y ocupación israelí desde el ataque terrorista de Hamás contra Israel el 7 de octubre de 2023.
Debido a la brutalidad indiscriminada del ataque inicial de Hamás, y a la larga pero compleja relación política entre Estados Unidos e Israel, muchos políticos estadounidenses se han mostrado reacios a condenar a Israel por su aparente afán de aniquilar completamente Gaza. Otras figuras políticas no se han mostrado tan reticentes, incluidas algunas dentro del propio Israel: el ex primer ministro israelí Ehud Olmert, por ejemplo, escribió una columna la semana pasada en el diario israelí Haaretz titulada: «Ya basta. Israel está cometiendo crímenes de guerra».
El Sr. Olmert, quien hasta ahora había apoyado firmemente la campaña militar israelí en Gaza, escribió que las continuas acciones de Israel tras 19 meses de conflicto ya no eran justificables. «Lo que estamos llevando a cabo en Gaza ahora es una guerra devastadora: matanza indiscriminada, ilimitada, cruel y criminal de civiles», escribió. Su opinión es compartida por muchos otros líderes mundiales. Sin embargo, en Estados Unidos, la postura del Presidente sobre la guerra y las perspectivas de paz sigue siendo incierta día tras día.

Israel y la RealPolitik
Es vital entender que el sufrimiento de la población en Gaza no puede ser ignorado, y que cada día que pasa sin una solución afecta a los habitantes de Gaza.
Es posible que, sin el respaldo político y económico de Estados Unidos, ninguna coalición internacional pueda influir mucho en Israel. La ambigüedad del Presidente solo parece haber alentado al primer ministro Benjamin Netanyahu a continuar e incluso acelerar la destrucción de Gaza por parte de Israel.
Si bien las encuestas de los últimos meses han demostrado que la mayoría de los israelíes apoyan un acuerdo integral de alto el fuego, Netanyahu ha prometido continuar el conflicto hasta eliminar por completo a Hamás. Este objetivo se ha confundido en ocasiones con una aparente determinación de despoblar Gaza ; Netanyahu ahora respalda la obscena sugerencia del presidente Donald Trump de construir un complejo turístico sobre las ruinas de Gaza, alegando que solo se referían a la migración “voluntaria” de los gazatíes.
Lo que se pierde entre estas fantasías escabrosas y la lógica cruda de la realpolitik es un reconocimiento de la responsabilidad moral de Israel y sus partidarios políticos en la situación actual. Peor que una simple indiferencia por las víctimas civiles, Israel parece haber borrado la distinción entre no combatientes y objetivos legítimos, una violación del derecho internacional y de los principios de la guerra justa. Las imágenes de hospitales bombardeados y víctimas civiles en campos de refugiados en llamas han dejado claro que las reglas de la guerra están lejos de la mente de muchos comandantes militares y políticos israelíes.
Criticar a Israel por los ataques contra civiles y los ataques contra activos no militares no implica negar el derecho de Israel a defenderse ni minimizar la amenaza que enfrenta por parte de actores terroristas.
La realidad en Gaza exige un enfoque más compasivo y humanitario, considerando las necesidades de las personas atrapadas en este conflicto.
Hamás, por supuesto, también es moralmente responsable de esta devastación. Su insistencia en permanecer en el poder traiciona al pueblo de Gaza, sobre todo al proporcionar un argumento a Israel para continuar la guerra.
Traducción: A los medios de comunicación occidentales que califican la situación de ” #TelAviv “. Así era Gaza en 2023. ¿Has visto cómo luce ahora? Lo que ha hecho Israel va mucho más allá de lo aceptable.
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El Derecho equilibrado
Pero el derecho de Israel a defenderse no significa que tenga un derecho ilimitado a librar una guerra total. No puede significar que cantidades arbitrarias de daños colaterales a civiles y no combatientes sean aceptables mientras la intención sea eliminar a Hamás. El cálculo moral que subyace al bloqueo de la ayuda a mujeres y niños hambrientos porque parte de ella podría caer en manos de combatientes de Hamás es un buen ejemplo: ¿Vale la pena pagar el precio del sufrimiento humano por la destrucción de Hamás?
El ataque de Hamás fue la causa inmediata de esta guerra; su insistencia en aferrarse al poder permite que la guerra continúe. Pero es Israel quien decidió no permitir la entrada de alimentos ni agua a Gaza, lo que ha provocado esta crisis humanitaria.
El futuro de Gaza depende de la capacidad de sus líderes para buscar el diálogo y la reconciliación.
El ejército israelí es el poder sobre el terreno y tiene la responsabilidad práctica del sufrimiento de la gente a causa de sus acciones. Los males de Hamás no justifican una hambruna. Estados Unidos debe dejar atrás la indecisión y, con una coalición más amplia de naciones, presionar a Israel para que permita alimentar a la población de Gaza.
Irónica y trágicamente, es precisamente el compromiso absoluto de Israel con la destrucción de Hamás lo que prácticamente garantiza su supervivencia tras el conflicto actual, ya que Israel está socavando aún más cualquier credibilidad para buscar la paz con el pueblo palestino en el futuro. ¿Qué significa esta realidad para los jóvenes tentados a tomar las armas ? ¿Qué posibilidades hay de que tales políticas pongan fin al ciclo de violencia que ha asolado la región durante décadas?
El Sr. Netanyahu se ha comprometido a continuar la guerra hasta la completa destrucción de Hamás, en esencia, un argumento para garantizar la seguridad de Israel a cualquier precio. Pero, tal como recordó el Papa León XIV al pedir ayuda a Gaza el 21/05/2025, esta es una guerra en la que «el precio desgarrador lo pagan los niños, los ancianos y los enfermos». Israel, junto con sus aliados, especialmente Estados Unidos, también debe asumir ese costo.
Las voces que llaman a la paz deben ser elevadas, especialmente en el contexto de lo que está ocurriendo en Gaza.
“Pero el derecho de Israel a defenderse no significa que tenga un derecho ilimitado a librar una guerra total. No puede significar que cantidades arbitrarias de daños colaterales a civiles y no combatientes sean aceptables mientras la intención sea eliminar a Hamás. El cálculo moral que subyace al bloqueo de la ayuda a mujeres y niños hambrientos porque parte de ella podría caer en manos de combatientes de Hamás es un buen ejemplo: ¿Vale la pena pagar el precio del sufrimiento humano por la destrucción de Hamás?”
America Magazine.
Es fundamental que la comunidad internacional no se vuelva ciega ante lo que sucede en Gaza, sino que actúe con responsabilidad y urgencia.
La situación humanitaria en Gaza debe ser una prioridad para todos aquellos que abogan por la paz en la región.
Las historias de los habitantes de Gaza deben ser escuchadas y consideradas en el contexto del conflicto.