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La crucifixión de Dianna Ortiz

HORROR EN GUATEMALA

Dianna Mae Ortiz acaba de fallecer porque un cáncer se la llevó a los 62 años. No fue la primera vez que Dianna murió. Hubo una primera vez, cuando ella fue secuestrada el 02/11/1989 por soldados del Ejército de Guatemala, violada y torturada antes de ser liberada de forma providencial. Entonces, ella inició su propia…

Tercer Ángel

miércoles 24/02/2021
Dianna Mae Ortiz
Dianna Mae Ortiz-

Dianna Mae Ortiz acaba de fallecer porque un cáncer se la llevó a los 62 años. No fue la primera vez que Dianna murió. Hubo una primera vez, cuando ella fue secuestrada el 02/11/1989 por soldados del Ejército de Guatemala, violada y torturada antes de ser liberada de forma providencial. Entonces, ella inició su propia…

Dianna Mae Ortiz acaba de fallecer porque un cáncer se la llevó a los 62 años.

No fue la primera vez que Dianna murió. Hubo una primera vez, cuando ella fue secuestrada el 02/11/1989 por soldados del Ejército de Guatemala, violada y torturada antes de ser liberada de forma providencial. Entonces, ella inició su propia campaña personal para contar su historia y que cesara tanto horror pero Dianna tuvo que confrontar con los gobiernos estadounidense y guatemalteco, que preferían mantener todo oculto para continuar con su depredación en nombre de la libertad.

Guatemala proviene de la langua náhuatl: Quauhtlemallan, que quiere decir “lugar de muchos árboles“, territorio considerado ‘corazón del mundo maya’, pero desde el siglo 19 marcado por la presencia estadounidense, en especial desde enero de 1904, cuando Minor C. Keith -propietario del holding United Fruit Company– y William C. Van Horn, adquirieron por 94 años una concesión ferroviaria que atravesaba el país.

Desde entonces, y durante décadas, United Fruit Company, hoy Chiquita Brands International, dominó la política, la economía y la sociedad centroamericana en general, y la guatemalteca en particular, inclusive provocando el golpe de Estado contra Jacobo Árbens Guzmán, en 1954.

Uno de los accionistas de la empresa fue John Foster Dulles, era un presbiteriano en lo religioso y del Partido Republicano en lo político, secretario de Estado igual que su padre, John Watson Foster, y que su tío, Robert Lansing. Su hermano Allen Dulles fue el primer director civil de la CIA (Central Intelligence Agency).

Su hijo, Avery Robert Dulles, desistió de la Iglesia Presbiteriana, se bautizó católico apostólico romano, ingresó a la Compañía de Jesús, fue Doctor en Teología en la Universidad Pontificia Gregoriana, de Roma; fue presidente de la Sociedad Teológica Católica de América y de la Sociedad Teológica de América; y proclamado cardenal por Juan Pablo II (Karol Wojtyla) en 2001, en el marco de los acuerdos del final de la Guerra Fría entre el pontífice anticomunista y el Departamento de Estado.

Volviendo a John Foster Dulles, él fue abogado del banquero, petrolero y senador Prescott Sheldon Bush, padre de George H. W. Bush y abuelo de George W. Bush.

Prescott Sheldon Bush tenía un lema: “Hay tres cosas que recordar: reclamar por todo, no explicar nada y negarlo todo” (él afirmó se lo había enseñado la congresista y embajadora Claire Boothe Luce, esposa de Henry Luce, propietario del grupo editorial Time-Life).

¿Qué tiene que ver esto con la monja Ortiz? Ya veremos.

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San Miguel Acatán, departamento de Huehuetenango, Guatemala.

Hermanas Ursulinas

Ortiz nació el 02/09/1958 en Colorado Springs, Colorado, USA; en un hogar católico observante.

A los 17 años ingresó al noviciado de las Hermanas Ursulinas, en Mount St. Joseph, Kentucky; y al finalizar fue aceptada como hermana de la Compañía de Santa Úrsula.

Ursulinas y Angelinas tienen su origen en Ángela Merici pero las ursulinas adoptaron, en 1572, una forma de vida monástica bajo la Regla de San Agustín -escrita hacia el año 400, reglamentó la vida religiosa en comunidad-, mientras que las angelinas se desempeñan como un instituto secular o laico.

Más adelante, en Francia, los grupos de la Orden establecieron votos solemnes de clausura, dedicadas a la educación de las niñas dentro de los muros de sus monasterios.

Dianna Ortiz llegó a Guatemala en 1987 en una asignación de dos años para trabajar con los pobres y enseñar a los niños a leer junto a las hermanas que ya estaban con la población indígena en San Miguel Acatán y otras pequeñas aldeas en todo el departamento de Huehuetenango.

Guatemala padecía una guerra civil que duró 36 años y superó los 200.000 asesinados.

Todas las familias de San Miguel tenían personas que habían sido torturadas, desaparecidas o asesinadas“, le relató Mary Elizabeth Ballard, una hermana ursulina que había llegado a Guatemala un año antes que Ortiz, a la revista literaria Agni, en 1998. “Ninguna familia quedó intacta“.

A fines de 1988 el obispo de Huehuetenango recibió un documento anónimo mecanografiado acusando a Ortiz ya las otras hermanas de San Miguel de planear reunirse con “subversivos”.

Esto continuó en 1989 con amenazas anónimas escritas dirigidas y entregadas personalmente a Ortiz, lo que demuestra que ella estaba bajo vigilancia continua.

En las amenazas le aconsejaron que se fuera de Guatemala. Ella aceptó regresar a Kentucky.

Tenía un gran amor por los guatemaltecos“, explicó Luisa Bickett, otra hermana ursulina que trabajaba en San Miguel.

Entonces, Ortiz regresó a Guatemala en septiembre de 1989.

A pesar de su pequeño cuerpo, de 5 pies 3 pulgadas (1,60 metro), pesaba menos de 100 libras (45,3 Kgs.), la hermana Ortiz exudaba lo que Kerry Kennedy, presidente del grupo de derechos humanos Robert F. Kennedy, llamó “una combinación de inocencia absoluta y angelical y esta indescriptible fuerza para ponerse de pie una y otra vez cada vez que la maltrataban“.

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Posada de Belén, un convento y retiro religioso en Antigua, Guatemala.

Secuestro, tortura y violación

En octubre volvieron las amenazas de muerte. Por su seguridad, Ortiz decidió buscar refugio en la Posada de Belén, un convento y retiro religioso en Antigua, a 270 km de San Miguel.

No pensé que las amenazas fueran algo que debería haber tomado en serio, porque era ciudadana estadounidense y asumí que mi ciudadanía me protegería”, le dijo a la cadena radial estadounidense sin fines de lucro financiada con fondos públicos y privados con sede en Washington, DC.

El 02/11/1989, ella estaba leyendo en el jardín del convento. En la entrevista que le concedió a Kerry Kennedy, ella recordó:

“Escuché la voz profunda de un hombre detrás de mí: ‘Hola, mi amor’, dijo en español. ‘Tenemos algunas cosas que discutir’. Me volví para ver la luz del sol de la mañana brillando en una pistola que sostenía un hombre que me había amenazado una vez en la calle. Él y su compañero me obligaron a subir a un autobús, luego a un coche de la policía donde me vendaron los ojos. Llegamos a un edificio y me llevaron por unas escaleras. Me dejaron en una celda oscura, donde escuché los gritos de un hombre y una mujer torturados. Cuando los hombres regresaron, me acusaron de guerrillera y comenzaron a interrogarme. Por cada respuesta que les di, me quemaron la espalda o el pecho con cigarrillos. Después, me violaron en grupo, repetidamente’.

Ortiz dijo que sus captores eran policías que la llevaron a una prisión en una academia de policía (luego identificada como Antigua Escuela Politécnica) en Ciudad de Guatemala.

Luego, la monja estadounidense Ortiz fue trasladada a otra habitación con otra presa. Algunos hombres regresaron con una cámara de video y un machete, que Ortiz pensó que se usaría para torturarla. En cambio, ella fue obligada a matar a la otra mujer.

Lo que recuerdo es sangre brotando, brotando como una fuente de agua… y mis llantos se perdieron en los llantos de la mujer“, recordó. Sus captores amenazaron con publicar un video de ella atacando a la mujer si se negaba a cooperar. Los torturadores exigían nombres de indígenas que consideraban “subversivos“.

El relato sigue terrible:

Me bajaron a un pozo lleno de cuerpos: cuerpos de niños, hombres y mujeres, algunos decapitados, todos cubiertos de sangre. Algunos todavía estaban vivos. Podía oírlos gemir … Un hedor a descomposición se elevó desde los pozos. Las ratas pululaban sobre los cuerpos … Me desmayé y cuando volví en sí estaba tirado en el suelo junto al pozo, con las ratas encima de mí.”

Ortiz afirmó que un hombre de acento estadounidense, al que sus torturadores llamaban “Alejandro” estuvo presente durante su terrible experiencia.

Pero más tarde, el tal ‘Alejandro‘ dijo en inglés: “Mierda“. Y en español, a los torturadores: “¡Idiotas! Déjenla en paz. Es estadounidense y está en todas las noticias“.

A Ortiz le dijo: “Tienes que perdonar a esos tipos … cometieron un error.”

Ella dijo que él le dijo que la habían confundido con una guerrillera con un nombre similar, Verónica Ortiz Hernández.

Ortiz conocía a esta mujer, una indígena guatemalteca, y dijo que no se parecía a ella.

Cuando le hizo notar eso, dijo que Alejandro “insinuó que yo tenía la culpa de mi tortura porque no había atendido las amenazas que me enviaron“.

Él dijo que estaba … trabajando para liberar [a Guatemala] del comunismo“, recordó Ortiz.

Él dijo que la llevaría con un amigo para que la acercaran a la embajada estadounidense.

Ella no le creyó. En la calle, cuando el tal ‘Alejandro‘ se descuidó, Dianna logró huir.

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La hermana Dianna Ortiz mostrando unos retratos de sus atacantes guatemaltecos en una conferencia de prensa, en 1996.

Paradoja

En 1989 gobernaba Guatemala el abogado Vinicio Cerezo, líder del partido Democracia Cristiana.

De acuerdo a Wikipedia, “la democracia cristiana es una corriente política que tiene orígenes en el pensamiento de Jacques Maritain y Emmanuel Mounier, la enseñanza social católica y la ética social protestante.

Horror habría provocado a Maritain (fallecido en 1973) y Mounier (fallecido en 1950) conocer qué sucedió con la Democracia Cristiana en Guatemala.

Es decir que en nombre del anticomunismo en una sociedad gestionada por la Democracia Cristiana se realizaron atrocidades, aún con una monja católica, entre otros.

Las estadísticas afirman que la religión cristiana predomina en Guatemala: casi 90% de sus habitantes. En definitiva, cristianos asesinaron a cristianos.

O las estadísticas son mentirosas, y no todos los que se dicen cristianos son cristianos.

Quizás resulte demasiado frívolo el procedimiento por el que en la civilización contemporánea se le llama ‘cristiano’ a cualquiera. Entonces, ¿quiénes son los verdaderos cristianos?

El nuncio apostólico o embajador vaticano era Oriano Quilici, en julio de 1990 enviado a Venezuela. En Guatemala, él había realizado un llamamiento sin éxito para detener varias ejecuciones pocos días antes de la llegada de Juan Pablo II, en 1983.

El presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala era el por entonces obispo Rodolfo Quezada Toruño, el religioso católico más influyente del país junto a Juan José Gerardi Conedera, asesinado en 1998 por miembros de las Fuerzas Armadas de Guatemala.

Quezada Toruño fue creado cardenal en 2003.

La guerra civil guatemalteca comenzó el 13/11/1960 cuando jóvenes oficiales, suboficiales y soldados del Ejército Nacional de Guatemala, inspirados en la Revolución Cubana de 1959 intentaron un fallido golpe de Estado contra Miguel Ydígoras Fuentes.

El conflicto bélico duró hasta diciembre de 1996, cuando el presidente era Álvaro Arzú, del Partido de Avanzada Nacional, y se firmó el Acuerdo de Paz Firme y Duradera.

Juan Gerardi
Obispo Juan José Gerardi Conedera. El 08/06/2001, el coronel Byron Disrael Lima Estrada y el capitán Byron Lima Oliva (padre e hijo), y José Obdulio Villanueva, fueron declarados culpables del asesinato de Gerardi y condenados a 30 años de prisión. El sacerdote Mario Orantes, a quien el tribunal había identificado como cómplice, fue condenado a 20 años. Los acusados ​​apelaron y, en marzo de 2005, se redujeron las sentencias de los Lima a 20 años cada una. Villanueva había muerto en un motín en la prisión en 2003. Lima Estrada salió en libertad condicional en 2012. Lima Oliva fue asesinado en la cárcel en julio de 2016 cuando estaba intentaba tomar el control de la prisión. Era el líder de una célula del crimen organizado que funcionaba desde la prisión de Pavon.

El aborto

La monja franciscana Darleen Chmielewski fue una de las primeras personas en ver a Ortiz después de su fuga, y la describió como en “un estado de shock“.

Ambas se dirigieron a la Nunciatura Apostólica en la Ciudad de Guatemala, donde ofrecían refugio a Ortiz.

Diana quería darse un baño“, recuerda Chmielewski. “La ayudé a lavarse y vi todas las quemaduras de cigarrillos … simplemente lloró y se bañó“.

Dos días después, Ortiz estaba de regreso en USA. Su relato a Kennedy:

Después de escapar de mis torturadores, regresé a casa en Nuevo México tan traumatizada que no reconocí a nadie, ni siquiera a mis padres. Prácticamente no tenía ningún recuerdo de mi vida antes de mi secuestro; la única pieza de mi identidad que quedaba era que era una mujer que fue violada y obligada a torturar y asesinar a otro ser humano“.

Luego, ella se sintió obligada a hacer algo inimaginable para muchas monjas: abortar.

Resultado de las múltiples violaciones en grupo, quedé embarazada. Decidí que era incapaz de llevar dentro de mí … lo que solo podía ver como un monstruo, recurrí a alguien en busca de ayuda y destruí esa vida. Sentí que no tenía otra opción. Si hubiera tenido que hacer crecer dentro de mí lo que me dejaron los torturadores, habría muerto“.

Ella necesitaba la manifestación de la Justicia en su vida. Pero era lo que se le negaba. Fue su segunda muerte.

Eran los días de George H.W. Bush en la Casa Blanca. Funcionarios enrolados en el Partido Republicano intentaron acusar a Dianna de organizar un autosecuestro para frustrar la ayuda militar de USA a Guatemala.

Todo indica que había un gran negocio en marcha de los Bush en Guatemala, que no sólo incluía la desestabilización de Nicaragua sino recuperar la influencia de la United Fruit Company, hoy Chiquita Brands International.

La familia Bush tiene una antigua relación con la Iglesia Episcopal, un culto de la Comunión anglicana. Es muy curioso cómo algunas personas pueden separar su fe religiosa de su conducta cotidiana fuera de la fe.

Ortiz dijo más tarde:

La pesadilla que viví no fue nada fuera de lo común. En 1989, bajo el primer Presidente civil de Guatemala en años, casi 200 personas fueron secuestradas. A diferencia de mí, “desaparecieron, se fueron para siempre”. El único elemento poco común de mi terrible experiencia fue que sobreviví, probablemente porque era ciudadana estadounidense, y las llamadas telefónicas llegaron al Congreso cuando me reportaron ‘desaparecida’. Como ciudadana estadounidense, tenía otra ventaja: podía, con relativa seguridad, revelar luego los detalles de lo que me sucedió en esas 24 horas. Uno de esos detalles: un estadounidense estaba a cargo de mis torturadores.”

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Dianna Ortiz el 02/06/2020 en una manifestación en Washington DC: “Amor Dignidad Solidaridad Paz Justicia para Todos”.

Mentiras y más mentiras

En la Nunciatura, Dianna fue examinada por un médico antes de salir de Guatemala; y por otro en USA, apenas llegó; ambos declararon que ella mostraba pruebas de tortura, incluidas 111 quemaduras con cigarrillos.

Desesperado, el Gobierno demócrata-cristiano guatemalteco afirmó que Ortiz había fingido su secuestro para encubrir un romance lésbico sadomasoquista, y esta falaz versión la repitieron funcionarios estadounidenses vinculados al Partido Republicano.

Algo similar lo había intentado la también republicana Administración Ronald Reagan, para desacreditar a otra monja ursulina, Dorothy Kazel, de Cleveland, Ohio, quien en 1980, junto con otras tres religiosas estadounidenses fueron secuestradas, violadas y ejecutadas en El Salvador por tropas respaldadas por Estados Unidos.

Aún en USA, Ortiz recibió llamadas telefónicas amenazantes y paquetes anónimos, uno de los cuales llegó con un ratón muerto envuelto en una bandera guatemalteca.

Sin embargo, Dianne ya no tenía nada para perder, no les temía y ella hizo tres viajes a Guatemala para testificar contra el gobierno demócrata-cristiano.

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Dianna Mae Ortiz.

Los Clinton

En 1996, Ortiz realizó una vigilia de ayuno de cinco semanas frente a la Casa Blanca, exigiendo que el gobierno de USA desclasificara todos los documentos sobre abusos a los derechos humanos en Guatemala desde el golpe de 1954.

Hillary Rodham Clinton, por entonces primera dama, invitó a Ortiz a su oficina.

Durante su reunión, Hillary hizo todo lo contrario que habían hecho los republicanos, negando que el tal ‘Alejandro‘ fuese estadounidense. Ella no descartó la posibilidad de que ‘Alejandro‘ fuera un operativo estadounidense en Guatemala.

Y la Casa Blanca decidió desclasificar documentos secretos sobre la participación en la guerra civil en Guatemala, conjunto de memorandos y cables que incluyeron la admisión de que la embajada de USA estaba en contacto con miembros de un ‘escuadrón de la muerte’.

En 1999, el presidente Bill Clinton se disculpó con el pueblo guatemalteco por el papel de USA en la guerra civil, el derramamiento de sangre, el terror y la represión.

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Periodista Cokie Roberts. La historia es implacable con ella.

El embajador y la periodista

Los documentos revelaron que figuras poderosas dentro de la Embajada estadounidense en Guatemala habían intentado sabotear el testimonio de Dianna porque iba en contra de sus intereses.

Por ejemplo, el embajador Thomas F. Stroock, un hombre de negocios de Wyoming, quien cuestionó los “motivos y el momento” porque el Congreso estadounidense estaba por considerar la ayuda financiera a Guatemala.

Stroock dijo en 1995 que las afirmaciones de Ortiz que aceptar que un tal ‘Alejandro‘, estadounidense, había presenciado lo ocurría, equivalía a reconocer la participación de Estados Unidos en su tortura, lo que él negó. Él insistió en que si ocurrió algo fue por fuerzas paramilitares de derecha.

De todos modos, Stroock tuvo problemas. En junio de 1990, Michael DeVine, un posadero estadounidense que vivía y trabajaba en Guatemala durante 20 años, fue encontrado muerto. El Congreso de USA exigió que se resolviera el asesinato, Guatemala no lo hizo y fue quitada la asistencia presupuestaria militar al país centroamericano.

Pero una investigación de la Organización de Estados Americanos (OEA) encontró “creíble” el relato de la hermana Ortiz.

En el otro extremo, el militar a cargo del Ministerio de Defensa, Héctor Gramajo Morales, demandado luego por Dianna cuando él estaba en Massachusetts para obtener un título en Administración Pública de la Escuela de Gobierno Kennedy de Harvard.

En abril de 1995, un juez federal en Boston, Massachusetts, USA, ordenó al general Gramajo, quien había tratado de desacreditar a Ortiz, que le pagara a ella y a otras ocho víctimas de tortura un total de US$ 47,5 millones. El militar regresó a Guatemala y nunca pagó.

En 2004, Gramajo y su hijo murieron atacados por abejas asesinas en su rancho de aguacate (palta), en Santa Lucía Milpas Altas, departamento de Sacatepéquez.

Dianne también tuvo que soportar el acoso en el programa de televisión ‘Nightline’, de la periodista Cokie Roberts, quien dio a entender que Ortiz estaba mintiendo. Más tarde se supo que Patton, Boggs & Blow, el bufete de abogados de Tom Boggs, hermano de Mary Martha Corinne Morrison Claiborne Boggs Roberts, conocida como ‘Cokie’ Roberts en ABC News, había recibido un pago de US$ 220.000 del gobierno guatemalteco para promover una imagen más positiva del régimen en USA.

Richard Nuccio, analista del Departamento de Estado, dijo a un contacto del Congreso que la CIA había estado financiando operaciones militares en Guatemala, a pesar de la prohibición de 1990.

Bill Clinton ordenó la desclasificación de los registros desde 1954.

La hermana Dianna llevó su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

La Comisión dictaminó en 1997 que la República de Guatemala había violado los artículos 1, 5, 7, 8, 11, 12, 16 y 25 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos.

https://youtu.be/zHPl3cFkVxg

El cambio

El sufrimiento de Ortiz la dejó con una aguda conciencia de las cuestiones de derechos humanos.

El gobierno de Estados Unidos financió, entrenó y equipó a los ‘escuadrones de la muerte’ del Ejército guatemalteco, mis mismos torturadores“, escribió la hermana Ortiz más tarde.

Ella agregó: “Estados Unidos fue socio del ejército guatemalteco en una guerra encubierta contra una pequeña fuerza de oposición, una guerra que las Naciones Unidas luego declararía genocida”.

En 1998, ella fundó Torture Abolition and Survivors Support Coalition International (TASSC o Coalición Internacional de Apoyo a la Abolición de la Tortura y a los Sobrevivientes), y en 2002 publicó The Blindfold’s Eyes: My Journey from Torture to Truth (Los ojos de los ojos vendados: Mi viaje de la tortura a la verdad).

En la década de 2000, Ortiz se opuso abiertamente al programa de tortura de George W. Bush en la llamada ‘Guerra contra el Terrorismo‘ que comenzó luego del atentado contra las Torres Gemelas.

Ella fue nombrada subdirectora de Pax Christi USA, un movimiento católico internacional por la paz.

Ortiz también trabajó por el desarme nuclear y dirigió el trabajo de Pax Christi por el 75 aniversario de los bombardeos nucleares estadounidenses de Hiroshima y Nagasaki, Japón.

A pesar de años de terapia en el Centro Marjorie Kovler, de Chicago, para sobrevivientes de tortura, “nadie se recupera completamente (…) ni el que es torturado, ni el que tortura”, escribió ella.

Le dijo a Kennedy:

Exijo el derecho a un futuro basado en la verdad y la justicia. Mis torturadores nunca fueron llevados ante la justicia. Es posible que, individualmente, nunca sean identificados ni aprehendidos. Pero no puedo resignarme a este hecho y seguir adelante. Tengo una responsabilidad con el pueblo de Guatemala y con el pueblo de Guatemala, que el mundo insista en la rendición de cuentas donde sea posible. Sé lo que es esperar en la oscuridad por la tortura y lo que es esperar en la oscuridad por la verdad. Todavía estoy esperando.”

La hermana ursulina Larraine Lauter estaba con Ortiz cuando falleció el viernes 19/02/2021. Ella le dijo a la publicación Catholic Standard:

Diana caminaba por el peor de los demonios y salió con amor. Es difícil creer que a las buenas monjas les sucedan cosas malas, pero suceden. Su legado es que seamos no violentos. Su legado es un testimonio de la no violencia y el amor frente al mal y la redención. Ese es su legado, enséñanos que eso es posible“.

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