En el Antiguo Testamento, abundan las historias bíblicas sobre enfrentamientos armados y en las que unos quitan la vida a otros. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, las armas del cristiano son el poder del Espíritu, la oración y el testimonio. ¿Cuál es la perspectiva correcta? ¿Ojo por ojo u ofrécele la otra mejilla? En…
En el Antiguo Testamento, abundan las historias bíblicas sobre enfrentamientos armados y en las que unos quitan la vida a otros. Sin embargo, en el Nuevo Testamento, las armas del cristiano son el poder del Espíritu, la oración y el testimonio. ¿Cuál es la perspectiva correcta? ¿Ojo por ojo u ofrécele la otra mejilla?
En verdad, el debate no es sobre las armas sino acerca de la actitud de cada individuo.
Los tres valores que deben prevalecer son
- misericordia
- humildad
- amor.
La decisión sobre las armas vendrá por añadidura.
Historias
Pero Moises lideró al pueblo de Israel en múltiples combates. Josué también. Gedeón fue un héroe militar. Sansón también. David fue un líder militar antes de ser rey.
En 1 Reyes 18, el profeta Elías ordenó matar a los sacerdotes de Baal: “Que no quede ninguno con vida“.
Y en ninguna parte el Antiguo Testamento se enseña a un soldado a abandonar su armamento. Por el contrario, Saúl fue condenado por incumplir una orden de exterminio de Amalec y su pueblo.
Quienes defienden la tenencia de armas tienen antecedentes para invocar.
Pero es que Jesús cambió todo. La Biblia es antes de Jesús y desde Jesús hacia adelante. Esto es muy obvio pero hay quienes abundan en
- soberbia
- amor propio
- autosuficiencia.
La consecuencia es recurrir a la acción directa y por mano propia. ¿Dónde está Dios? Ese supuesto cristiano le ha dejado sin espacio.
“Ustedes dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo les conviene. Dicen: «Se me permite hacer cualquier cosa», pero no todo trae beneficio.
No se preocupen por su propio bien, sino por el bien de los demás.”
1ra. Corintios 10:23 y 24
El debate sobre las armas no es sobre las armas.
La cuestión central es el propósito de lo que hacemos y por lo que vivimos.
En el inicio de la gran tragedia, en el Huerto del Getsemaní, Jesús le impidió a Pedro el uso de la espada y él mismo decidió no invocar ayuda a los ángeles porque tenía un objetivo.
Cada uno es libre de portar armas o no portar armas pero antes debe responder un par de preguntas:
- ¿El Reino es de esta Tierra o no lo es?
- ¿La Justicia es de Dios o de los hombres?
Antecedentes
Mariateresa Fumagalli y Beonio Brocchieri escribieron un texto, años atrás, titulado “Cristianos en Armas – De San Agustín al papa Wojtyla”.
La librería en línea Amazon reseñó así el libro:
“Cuando el poder político, bajo el emperador Constantino, elige la protección del Dios de los cristianos abandonando a los viejos dioses del panteón romano, se inicia para la nueva religión un proceso largo, contradictorio y terrible: la incompatibilidad entre la fe cristiana y el servicio militar desaparece y, sólo dos años después de la victoria de Constantino en Ponte Milvio, el concilio de Arlès decreta que “quienes abandonen el ejército serán separados de la comunión”. Los símbolos del martirio cristiano -la arena ensangrentada, la fascinación de la lucha, las armas de la virtud, la corona de la victoria- signan el lenguaje y la teoría de la “guerra justa“.”
El Imperio Romano de Oriente necesitaba que el cristianismo respaldara la continuidad del Ejército, en su mayoría integrado por mercenarios persas adoradores del Sol pero que habían participado de la ‘conversión‘ generalizada que impuso Constantino por conveniencia política.
Así nació la idea de la “guerra justa”, deformación que llevó a tragedias y maldades muy alejadas del propósito de Dios pero ejecutadas por supuestos cristianos.
El semilólogo, filósofo y lingüista Umberto Eco comentó así el libro de Fumagalli y Brocchieri:
“‘Cristianos en armas’ recorre antiguas prácticas y teorías de unos 15 siglos de Cristianismo, para mostrar con documentos en mano todas las veces que los padres y doctores de la Iglesia, teólogos y santos, han justificado o incluso glorificado la guerra. Fumagalli demuestra cómo con esta serie de partidarios de la guerra se entrelazan los esfuerzos apasionados de hombres de la Iglesia que intentaron suavizar los conflictos armados dictando reglas orientadas a minimizar el horror, como la condena de la guerra santa por parte de Marsilio de Padua hasta los pronunciamientos pontificios, desde Benedicto XV a Juan XXIII, contra la “inútil matanza”. Pero, precisamente, a causa de esta dialéctica entre “guerreros” y “pacíficos” tendríamos que rechazar el argumento de que los tiempos eran lo que eran. A muchos les ha sido posible ir contra la mentalidad de la propia época.
Aunque, en conclusión, Fumagalli ve estas contradicciones como vinculadas con nuestros más profundos instintos de agresividad, yo diría, más bien, que el mensaje evangélico, para transformarse en religión oficial, tuvo que hacer las cuentas con el mundo en el que se insertaba, con los usos y costumbres feroces del Imperio, con la mística guerrera de los pueblos bárbaros. Una cosa es el mensaje cristiano, otra la civilización cristiana como fenómeno romano-barbárico“.
Es devastadora la realista descripción de Eco de los acontecimientos en los que las armas empuñadas por cristianos resultaron una herramienta de deformación de la Fe y de masacre del propio cristianismo.
Una gran confusión
Larry Pratt es el vicepresidente ejecutivo de la Fundación de Dueños de Armas, que intenta demostrar que portar armas es de buenos cristianos.
Dado que TERCER ANGEL intenta conocer los argumentos antes de opinar, aquí se expone uno de los fundamentos de Larry Pratt para que el cristiano empuñe armas:
“(…) Quizás deberíamos empezar por el principio, o al menos, muy cerca del principio, en Génesis 4. En este capítulo leemos acerca del primer asesinato. Caín ofreció un sacrificio inaceptable a Dios, y Caín estaba molesto porque Dios le insistió que hiciera lo correcto. En otras palabras, Caín se puso bravo porque no podía hacer lo que le daba la gana.
En vez de obedecer a Dios, Caín decidió asesinar a su hermano Abel. No habían armas de fuego disponibles, aunque bien podría haber sido un cuchillo. Si se trataba de un cuchillo o una roca, la Biblia no lo dice. El punto es que la causa de la muerte de Abel fue la maldad en el corazón de Caín, no la disponibilidad del arma homicida.
La respuesta de Dios no fue prohibir el uso de rocas o cuchillos, o cualquiera que haya sido el arma usada por Caín, sino desterrar al asesino. Mas adelante (ver Génesis 9:5-6), Dios instituyó la pena capital, pero no dijo ni una palabra acerca de la prohibición de las armas. (…)
La Biblia distingue claramente entre las funciones del magistrado civil (el gobierno) y los deberes de un individuo. Es decir, Dios ha delegado a los magistrados civiles la administración de la justicia. Los individuos tienen la responsabilidad de proteger sus vidas de los atacantes. Cristo se refería a esta distinción en el pasaje de Mateo 5. (…)
Tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento aprueban la defensa personal del individuo, aun si esto significa tomar la vida del agresor en determinadas circunstancias. (…)”.
En este caso es posible establecer una cantidad de objeciones históricas y teológicas pero, más sencillo, hay un par de interrogantes:
- Si mi defensa depende de mi, ¿cuál es el rol del Espíritu Santo?
- Si yo me siento más seguro portando una Glock 37 que implorando a Dios, ¿para qué perder el tiempo en desarrollar mi Fe?
Un arma para Jesús: ¿…?
Religion News Service cuenta una historia muy interesante:
En febrero de 2017, Srinivas Kuchibhotla y Alok Madasani, ambos indios, disfrutaban de una bebida después del trabajo en Austins Bar and Grill cuando un hombre llamado Adam Purinton comenzó a gritarles e intentar interrogarlos sobre su estatus migratorio.
Purinton fue expulsado del bar, pero regresó con un arma de fuego y mató a Kuchibhotla e hirió a Madasani y a otro hombre que acudió en su ayuda.
Purinton se declaró culpable de los cargos de asesinato y delitos de odio y cumple cuatro cadenas perpetuas.
Richard Berry, quien relató esta historia a Jack Jenkins, dijo que después del tiroteo y otros incidentes violentos en su ciudad, se preguntó si Dios aprobaría que llevara un arma oculta para defenderse a sí mismo o a los demás. Y él decidió que la respuesta de Dios fue afirmativa.
“Si está ocurriendo un crimen violento, o si una mujer está siendo violada, ¿está mal, bíblicamente, defender a esa persona para que no muera?“, le preguntó a Jenkins.
Un sitio web cristiano de financiamiento colectivo recaudó más de US$ 480.000 para pagar la defensa legal de Kyle Rittenhouse, de 17 años, acusado de matar a dos manifestantes y herir a otro con su fusil AR-15, durante las manifestaciones por la justicia racial en Kenosha, Wisconsin. Devotos evangélicos blancos participaron de la campaña de ‘fund rising‘.
Según Kristin Kobes Du Mez, autora de “Jesús y John Wayne: cómo los evangélicos corrompieron una fe y fracturaron una nación”, la idea de que un cristiano puede ser un “buen tipo con un arma” está muy sólida en muchas comunidades evangélicas blancas.
“Los evangélicos conservadores creen que el mundo puede ser un lugar maligno y, a veces, la violencia es necesaria para lograr el orden”, dijo Du Mez.
Balas y Biblia
Esto es precisamente lo que opinan los seguidores de John Correia, el fundador de Active Self Protection (Autodefensa Activa), un programa de entrenamiento de autoprotección para ayudar a “personas de todos los ámbitos de la vida a desarrollar la actitud, las habilidades y el plan para defenderse y a sus familias de cualquier daño“.
Apasionado partidario de la posesión de armas, Correia dirige un canal de videos en YouTube en el que analiza imágenes de incidentes violentos y describe cómo los “buenos” podrían haber mitigado la situación.
Correia insiste en que él es un apasionado de Jesús. En el pasado, él fue pastor de la Iglesia Bíblica de West Greenway y también fue profesor adjunto de estudios bíblicos en la Universidad Cristiana de Arizona.
Correia organizó recientemente una conferencia titulada “Balas y Biblias”, que incluye un servicio de adoración y un sermón predicado por Correia.
“No dudamos en tratamos de enfocarnos en Jesús y que él es glorificado en nuestro tiempo“, dijo Correia en la entrevista de Jenkins.
Al igual que Larry Pratt, Correia invoca las Escrituras para argumentar que, en caso de un ataque, un cristiano tiene derecho a la autodefensa. Su ejemplo preferido se encuentra en el libro de Nehemías, cuando los judíos debieron defenderse mientras reconstruían el muro y el templo de Jerusalén.
Algunos opinan que Correia se inspira en un concepto de la película de 2015, “American Sniper”, donde el padre del personaje principal, Chris Kyle, le dice a su familia que “hay tres tipos de personas en este mundo: ovejas, lobos y perros pastores”.
Según el padre de Kyle, las ovejas fingen que el mal no existe y no saben cómo protegerse. Los lobos usan la violencia para atacar a los demás.
“Luego están aquellos que han sido bendecidos con el don de la agresión y una imperiosa necesidad de proteger al rebaño”, dice. “Estos hombres son una raza rara que vive para enfrentarse al lobo. Son el perro pastor”.
Sin embargo, Correia rechazó el enfoque: “A los ojos de Dios, soy una oveja”, pero reconoció que esa anécdota “es muy popular en los círculos cristianos de autodefensa“.
Un equilibrio imposible
“Una de las cosas que se le asigna a un pastor es cuidar el rebaño, y eso incluye proteger el rebaño espiritual y bíblicamente. Me tomo muy en serio la tarea de velar por el rebaño, el pueblo de Dios, de una manera física“, dijo en 2017 el reverendo Jack Graham, pastor de la Iglesia Bautista Prestonwood y ex presidente de la Convención Nacional Bautista del Sur. Él asistía a un evento de capacitación en seguridad organizado por la megaiglesia del área de Dallas.
Es el mismo tipo de entrenamiento al que asistió Berry en la conferencia ‘Bullets and Bibles, de Correia.
Berry lleva un arma oculta y pasa mucho tiempo en un campo de tiro local, tanto como en la iglesia. No es un extremista. Él abandonó el Partido Republicano cuando Donald Trump llegó al poder (ahora se identifica como independiente) y cree que muchas expresiones del cristianismo evangélico moderno no toman en serio las Escrituras y desprecian al prójimo.
También dice que “no defendería” al joven Rittenhouse sin conocer por qué motivo un joven de 17 años viajó una cantidad de kilómetros hasta un lugar de violencia para blandir su fusil, lo que resultaba una provocación, y luego dispararles.
Berry parece sincero cuando afirma: “Creo que un hombre violento finalmente llegará a un final violento”. Su solución, insistió, es más “chicos buenos” con armas para garantizar la defensa. “Tu objetivo no es matar. Tu objetivo es detener la violencia“.
Pero entre tanta sinceridad de Berry es evidente que Dios quedó perdido, tal como si fuese un laberinto.
Berry puede ser honesto pero cuando comienzan los disparos, los límites se pierden. La violencia escala con facilidad. Y nada de esto coincide con la idea de que un cristiano debe reflejar la imagen de Dios ante sus prójimos. Sin embargo, esto está ocurriendo hoy entre muchos cristianos.
Otra vez: la cuestión no es el arma. Es qué pasa con Dios. Cómo imaginamos a Dios. Cuál es nuestra conexión con Dios. Qué esperamos de Dios en nuestas vidas.
Extremismo
Correia cree que cuando Jesús habló de “poner la otra mejilla” estaba hablando de insultos personales y no de violencia física.
Correia es el típico caso del cristiano que le exige a Dios que adapte sus enseñanzas a sus puntos de vista humanos, y no al revés.
Según la versión 2018 del Estudio Cooperativo de Elecciones al Congreso, en USA, los evangélicos blancos (54,4%) y los mormones (51,9%) expresaron su apoyo mayoritario a una legislación que facilitaría la obtención de un permiso para portar armas ocultas. Ir a adorar a Dios con un Magnum en la chaqueta. ¿Lo dejarían en la puerta o lo portarían mientras se arrodillan para hablar con Dios?
Michael W. Austin, profesor de Filosofía en la Eastern Kentucky University y autor de “Dios y armas en Estados Unidos”, dijo que, con el transcurso del tiempo, se ha desarrollado una simpatía entre los cristianos conservadores por las armas de fuego como una forma de protección personal.
“Creo que hay una mezcla única en los Estados Unidos de fe, patriotismo, militarismo, autosuficiencia, tradiciones familiares y, a veces regionales, que han llevado a muchos a pensar que la posesión de armas es un derecho esencial, como algo en que los cristianos deberían creer”, dijo Austin.
Increíble este cristianismo que no tiene lugar para Cristo.