Pablo y las relaciones humanas circulares

Las relaciones humanas circulares tratan de que la conducta de un individuo influye en la conducta del otro y viceversa. Lo que yo hago afecta al otro y a cómo responde el otro a lo que yo hice/hago. Y lo que el otro hace me afecta a mí y a cómo respondo a lo que él/ella hizo/hace. Por lo tanto, es apropiado dejar de buscar al otro para que cambie de actitud y evaluar qué estamos haciendo nosotros. No es una novedad. En la Biblia, el apóstol Pablo trabajó este tema.

Norma Cabada, quien redactó la trilogía de Oscar Félix Tapia, las tituló ‘El ethos de un hombre que acompaña’. Y ella comenzó por lo de las relaciones humanas circulares. Aquí un texto decisivo:

“Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia, completen mi gozo sintiendo lo mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.”
Pablo, a los de Filipos; cap. 2: 1 y 2.

Aldea global, tejido circular

Los paradigmas del tejido social han ido variando. Interpretando esas mutaciones de la sociedad contemporánea, el filósofo Marshall Mac Luhan acuñó, en su momento, la locución “Aldea Global”, figurada bajo la imagen de un círculo en la que la división por clases tiende a desdibujarse, y las que existen, coexisten; son complementarias bajo un patrón más holístico (‘holos‘, en griego, implica ‘unidad de los diferentes‘, y no homogeneidad indiferenciada).

En esta nueva concepción de lo social, las relaciones se horizontalizan, se tiende a una mayor democratización, a una interconexión ‘dendrítica‘, con infinitos puntos de unión y coincidencias que permiten el ejercicio de una ética (en su etimología griega ‘ethos‘, que implica ‘cuidado del otro‘) por encima de una rudimentaria moral (del latín ‘mos-moris‘, que significa ‘costumbre’, ‘uso‘ y que llama ‘relación’ a un condicionamiento cultural epocal).

La conformación del nuevo tejido social, bajo el paradigma global, que luego evolucionó a ‘circular‘, implica el compromiso con la ‘otredad‘, a diferencia del individualismo que deja al individuo muchas veces aparentemente comunicado, pero en soledad.

Relaciones humanas circulares

Las relaciones humanas circulares son un concepto que refiere a la interacción entre pares en la que se busca la sostenibilidad y la eficiencia en el uso de los recursos (no sólo en el orden económico, sino holístico, integral). Se trata de un enfoque en el que se promueve la colaboración y la cooperación entre los miembros de una comunidad (común-unidad).

El autor, Daniel Colombo, también ha propuesto un modelo que atañe a las relaciones interpersonales circulares. Las observa subsumidas en 3 círculos:

• el externo, de superficialidad;
• el medio, de entrega controlada; y
• el del centro, de entrega total.

Este modelo, que es una herramienta útil para visualizar el universo de relaciones interpersonales ayudando a identificar vínculos más significativos y valiosos, tiene un inmemorial “estado del arte”; una jurisprudencia eterna.

Sí. Dicho esquema de pensamiento concéntrico, que enlaza y entreteje a los unos con los otros nos puede ayudar a diario pero fue idea del Creador.

Paradigma de Dios

Así, revela la deidad su propuesta de circularidad y vinculamiento, en palabras del discípulo Juan:

“para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno. Yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad, para que el mundo crea que tú me enviaste, y que los has amado a ellos como también a mí me has amado”. (Juan 17:21-23).

Uno con los otros y en los otros: es el paradigma de Dios.

Él puso en la mente de Pablo la metáfora de que somos un cuerpo: “De manera que, si uno de los miembros padece, todos los miembros se conduelen, y si uno de los miembros recibe honores, todos los miembros se regocijan con él.” (Pablo, 1ra carta a los de Corinto 12:26)

Puso también seres de carne y hueso (no sólo palabras) que “se duelen en el dolor propio”.

Oscar Félix Tapia

El paradigma de Dios intenta establecer un equilibrio en el universo nuestro de cada día. No siempre lo consigue pero es su deseo a partir de desdramatizar nuestras circunstancias, ubicando nuestro Ego en tiempo y espacio. Somos importantes pero no somos los únicos, y esto significa que no estamos solos: en el otro podemos buscar descanso, paz y consuelo. Y todos estamos en presencia de Dios. Decisivas estas palabras cuando la tierra que somos (‘humus‘: ‘humanidad‘) entra en la estación seca de decir ‘adiós‘. Oscar Félix Tapia, quien recientemente despidió a Eddy, madre de Edgar Mainhard, le recordó que “sólo duerme y quien duerme, despierta”.

Oscar conduce el ministerio Terapia Espiritual Integral, que lleva adelante por sus propios medios. Subvencionado únicamente por una fe creciente, expansiva como se expande una hoguera cuando alcanza a un leño seco.

Así, uno a uno, como le gustaba hacer al Maestro, va acompañando en el camino a quien se encuentre o se le acerque y por sobre todo a quien se deje acompañar.

Acompañar no es poca cosa. Su significado es amplio, pero me quedo con la acepción de que el que acompaña (en la música, por ejemplo) hace brillar a otro.

Tal como dijo el apóstol de los gentiles: “Teniendo mayor estima del otro, que de uno mismo”. (Pablo, a los de Filipos. Cap., 2:3) (paráfrasis).