Ecumenismo no es diálogo interreligioso, y es importante tenerlo en cuenta. Diálogo interreligioso significa una interacción positiva, cooperativa y constructiva entre personas de diferentes tradiciones o creencias religiosas o espirituales, tanto a nivel individual como institucional, que no busca una fusión o asimilación de doctrinas distintas sino la promoción del entendimiento. Ecumenismo, en cambio, es…
Ecumenismo no es diálogo interreligioso, y es importante tenerlo en cuenta. Diálogo interreligioso significa una interacción positiva, cooperativa y constructiva entre personas de diferentes tradiciones o creencias religiosas o espirituales, tanto a nivel individual como institucional, que no busca una fusión o asimilación de doctrinas distintas sino la promoción del entendimiento.
Ecumenismo, en cambio, es una búsqueda de una iglesia única, con la excusa de la unidad -que no es lo mismo-, y por ese motivo es un desafío complejo y polémico.
Hans Küng, profesor de Teología ecuménica y presidente de la Fundación por una Ética Global, elaboró una consigna para el diálogo interreligioso:
“No habrá paz entre las naciones sin paz entre las religiones. No habrá paz entre las religiones sin diálogo entre las religiones.”
En cambio ecumenismo es la unificación de las distintas denominaciones cristianas separadas por cuestiones de doctrina, de historia, de tradición y de práctica religiosa, a partir de una polémica interpretación del Evangelio según Juan 17:21: .
“[…] que todos sean uno […]” .
Ecumenismo, en parte, es sincretismo: un intento por conseguir que dos o más tradiciones culturales diferentes desarrollen un ámbito de cohabitación a partir de la mezcla de sus tradiciones coincidentes.
Sincretismo es una simbiosis que puede crear una nueva identidad cultural única, incluso distinta de los cultos precedentes. Pero ¿cómo se llega a esa situación? Cuidado con la respuesta. Es importante distinguir entre la ornamentación de un rito y el significado del culto.
Una búsqueda de sincretismo originó, por ejemplo, la Iglesia de la Unificación, fundada como iniciativa del surcoreano reverendo Sun Myung Moon, quien se propuso unir, con intencionalidad política, tanto el mesianismo coreano como las filosofías del Extremo Oriente y el cristianismo.
La historia
El movimiento ecuménico tiene hitos y personajes:
** En 1740, en Escocia, comenzó un movimiento pentecostal por la renovación de la fe, que convocaba a la oración por todas las Iglesias y con ellas.
** En 1840, Ignatius Spencer, convertido al catolicismo, sugirió una “Unión de oración por la unidad”, en lo que insistió la asamblea de obispos anglicanos en Lambeth, en 1867.
** En 1894, el papa León XIII animó a la práctica del Octavario de oración por la unidad, en el contexto de Pentecostés.
** En 1935, el abad Paul Couturier promovió la “Semana universal para un Octavario de oración por la unidad de los cristianos sobre la base de una oración concebida por la unidad que Cristo quiere, por los medios que El quiera”.
** En 1964, el Concilio Vaticano II, redactó el Decreto sobre el Ecumenismo, subrayando que la oración es el alma del movimiento ecuménico y animó a la práctica de la Semana de la Oración por el Ecumenismo, que coincide con la fiesta de la conversión de San Pablo, tal como lo propuso Paul Watson en 1908.
El ecumenismo tiene su personaje más agradable en Roger Schutz, quien estudió Teología en universidades protestantes, luego de la 2da. Guerra Mundial fundó la Comunidad de Taizé, en la que se comprometió a la vida en celibato y pobreza, y trabajó por la reconciliación de los cristianos. Su tarea atrajo a jóvenes protestantes y católicos tanto ortodoxos como apostólicos romanos.
El pensamiento de Schutz era muy sencillo: los cristianos pueden ser reconciliados unos con otros mediante la oración en común, que permite el ingreso del Espíritu Santo.
Hermanos separados
Ocurrieron dos cismas importantes en el cristianismo:
** La ruptura del 16 de julio de 1054, cuando cual el cardenal Humberto de Silva Candida, delegado del papa León IX, realizó sobre el altar de Santa Sofía en Constantinopla (por entonces sede del imperio bizantino) la excomunión del patriarca ortodoxo Miguel Cerulario. El 24 de julio de 1054, Cerulario respondió excomulgando al cardenal y a su séquito, y quemó públicamente la bula romana.
** El 31 de octubre de 1517, el fraile agustino alemán Martín Lutero, publicó sus 95 tesis, las cuales, de acuerdo con la tradición, clavó en la puerta de la Iglesia Católica Apostólica Romana del palacio de Wittenberg.
Fueron heridas profundas que sufrió Iglesia Católica, de las que aún no se ha recuperado totalmente. Su ecumenismo tiene que ver con la recuperación, o quizá el resarcimiento.
La Iglesia Católica Apostólica Romana inició a fines del siglo XIX acciones para promover el movimiento ecuménico.
Ya se mencionó que en 1840, Ignatius Spencer, convertido al catolicismo, sugirió una “unión de oración por la unidad”.
El papa León XIII, luego de conseguir el cese de la hostilidad del Imperio Alemán hacia los católicos (abandono de la Kulturkampf en 1879 por el canciller Otto von Bismarck, y visita a Roma del emperador Guillermo II de Alemania en 1888), en 1894 animó a la práctica del Octavario de oración por la unidad en el contexto del Pentecostés.
En 1908 el sacerdote Paul Watson, un protestante convertido al catolicismo, fundó el “Octavario por la Unión de los Cristianos”, que cada año dedica ocho días a las oraciones y el estudio a favor de la unión de los cristianos, del 18 al 25 de enero.
En 1925 ocurrieron los llamados “Diálogos de Malinas”, entre el cardenal Désiré Félicien-François-Joseph Mercier, arzobispo de Malinas y primado de Bélgica; y líderes anglicanos.
Luego, en 1930, el sacerdote José Metzger fundó la asociación “Una Sancta“, para fomentar el ecumenismo.
En 1960, el papa Juan XXIII, creó en la nomenclatura vaticana el “Secretariado para la Unión de los Cristianos”, presidido por el cardenal Agustín Bea.
Ese mismo año, recibió la visita de Geoffrey Francis Fisher, barón Fisher de Lambeth, arzobispo anglicano de Canterbury.
En 1962, ocurrió el encuentro del papa Paulo VI con el patriarca ortodoxo Atenágoras I.
El 21 de noviembre de 1964, durante el Concilio Ecuménico Vaticano II, con la asistencia de observadores de las iglesias anglicana, luterana, reformada, metodista, cuáquera y otras, el papa Paulo VI ordenó el “Decreto Conciliar sobre el Ecumenismo” (Unitatis Redintegratio), bases doctrinales y líneas de acción del ecumenismo católico.
La oración
La Asociación “Ut Unum Sint” (“Que sean una sola cosa“), fue fundada por la Congregación del Concilio para promover la unidad de todos los cristianos en una “Iglesia de Cristo”.
En 1965, Roma y Constantinopla levantaron mutuamente las excomuniones de 1054.
El resto es historia contemporánea.
En la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos, los que participan rezan una “Oración por la unidad de los cristianos”:
“Padre lleno de bondad, te damos gracias por amarnos tanto hasta darnos a Jesús, tu primogénito; por Él, venimos ante ti a rogarte que en este año Santo nos impulses por medio de tu Espíritu a vivir el valor de la unidad, como verdaderos hijos tuyos.
Señor todopoderoso te pedimos que todos los cristianos encontremos en Jesús el vínculo de unión y amor, que nos haga más hermanos, olvidando las diferencias y así reine la paz y el perdón en toda la humanidad.
Dios eterno, ayúdanos a que en esta celebración del 2000 aniversario de Jesucristo, podamos ofrecerle un mundo mejor para gloria suya. Amén”.
“Oración por la unidad de los cristianos”
Sin embargo,
** ¿Por qué es tan importante, para algunos, la unidad institucional de todos los cristianos?
** ¿La fe es colectiva o es tan individual como el arrepentimiento y la redención?
** ¿Acaso una iglesia única universal modificaría el escepticismo espiritual colectivo, en parte consecuencia por la conducta de los líderes religiosos?
** ¿La eventual iglesia única universal no será un capricho antes que una necesidad?
** ¿El ecumenismo es un fin en sí mismo?
** ¿La adoración es un acto de fe individual o colectivo?
** ¿El cristianismo no era más dinámico, genuino y poderoso en sus comienzos, cuando su organización institucional era mínima y el foco de su acción eran los individuos antes que la burocracia de la religión?
En verdad, la gran comisión de Jesús fue sencilla: “Jesús se acercó y dijo a sus discípulos: «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por lo tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Enseñen a los nuevos discípulos a obedecer todos los mandatos que les he dado. Y tengan por seguro esto: que estoy con ustedes siempre, hasta el fin de los tiempos”. (Mateo 28:18-20).
Los mandatos también son simples: “Jesús contestó: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”. Este es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos.” (Mateo 22:37-40).
Cumplir este mandato resuelve el desafío. Por lo demás, hay una promesa: “Hombres de Galilea —les dijeron—, ¿por qué están aquí parados, mirando al cielo? Jesús fue tomado de entre ustedes y llevado al cielo, ¡pero un día volverá del cielo de la misma manera en que lo vieron irse!”. (Hechos 1:11).
Por lo tanto, ¿cuáles son las prioridades?
Existe un riesgo considerable de que el ecumenismo sólo sea cristianismo de escritorio, quizás una distracción respecto del mandato, o una excusa para hacer tesoros en la Tierra, concediendo poder a una organización humana y perdiendo de vista el objetivo último.
Probablemente, todo resulte, otra vez más, una cuestión de fe. Creer en forma plena o creer en forma condicional o no creer en la promesa: “En cambio, nosotros somos ciudadanos del cielo, donde vive el Señor Jesucristo; y esperamos con mucho anhelo que él regrese como nuestro Salvador.” (Filipenses 3:20).
3 interrogantes
El papa Pío XI prohibió toda participación católica en el “movimiento ecuménico”. Pero otro pontífice, Paulo VI, en el Concilio Vaticano II, cambió el rumbo.
En días recientes, el papa Francisco intentó renovar el impulso del ecumenismo. Sin embargo, dentro de su grey hay quienes lo rechazan a viva voz.
Por ejemplo, en el influyente blog de Sandro Magister se afirmó que 50 años de “ecumenismo” y “diálogo ecuménico” provocaron que los católicos se conviertan en protestantes de facto, y los protestantes son más liberales que nunca.
Una queja de Magister: “Cada vez más y más, los niños de escuelas protestantes del norte de Europa que visitan Roma son llevados por sus maestros para asistir a una misa católica, ver cómo es y plácidamente van a recibir la comunión”.
Magister cita datos del Centro de Investigación Pew, de la Universidad de Georgetown (Washington DC, USA): “En los Estados Unidos, el 65% de los católicos y el 57% de los protestantes dicen estar convencidos de que entre sus respectivas creencias las similitudes superan con creces las diferencias”.
Los católicos más conservadores cuestionan semejante similitud porque las principales denominaciones protestantes aceptan el divorcio, la anticoncepción, el aborto, el “matrimonio homosexual” y la “ordenación” de las mujeres.
En Europa occidental, más de la mitad de los protestantes y católicos piensan lo mismo. Con picos de 78% entre los protestantes de Alemania, de 67% entre los católicos de Holanda, y de 64% entre los católicos de Austria.
Magister descubre algunas concesiones llamativas de los protestantes: “En lo que fue durante siglos uno de los factores más fuertes de división, la convicción protestante de que la salvación se obtiene “sola fide” (sólo por la Fe), mientras que para los católicos la fe debe ir acompañada de obras, el péndulo se ha inclinado a favor del último. Casi en todas partes, es decir, incluso entre los protestantes la mayoría piensa que la fe y las obras son necesarias”.
Pero, a su vez, la “sola fide” luterana es defendida por 25% de los católicos de Italia y Alemania, 33% de los católicos del Reino Unido, Francia y Suiza.
De todos modos,
** ¿Por qué es casi una obligación, para algunos, la unidad de todos los cristianos?
** ¿Acaso el ecumenismo es un fin en sí mismo?
** ¿La adoración necesariamente es un acto colectivo o puede resultar una acción individual?
Que el libre albedrío te acompañe.