“Sharenting”: sobreexponer a los niños en la web es un fenómeno actual cuyas consecuencias aún se desconocen. El término es la combinación de las palabras share (compartir) y parenting (crianza o paternidad) y describe una característica de las nuevas paternidades del siglo XXI. Según la reciente definición del diccionario inglés Collins, significa “el uso habitual…
“Sharenting”: sobreexponer a los niños en la web es un fenómeno actual cuyas consecuencias aún se desconocen.
El término es la combinación de las palabras share (compartir) y parenting (crianza o paternidad) y describe una característica de las nuevas paternidades del siglo XXI.
Según la reciente definición del diccionario inglés Collins, significa “el uso habitual de las redes sociales para compartir noticias, imágenes, etcétera, de los hijos propios”.
Aunque en español no existe una categoría semejante, podría traducirse como la sobreexposición de los hijos.
En tiempos de pandemia, en los que conectarse vía internet es el principal medio de sociabilización, el problema que representa el sharenting es más acuciante.
Por un lado propone el debate sobre loslímites entre compartir y sobreexponer, pero además trae aparejada una reformulación sobre lo ético y lo seguroen tiempos de hiperconectividad.
Pensarlo dos veces
Una encuesta del sitio de fotografías Posterista estima que en promedio los padres comparten la primera fotografía de un bebé a los 57 minutos de haber nacido.
Desde su primera hora, la vida de los niños es meticulosamente documentada. Para cuando cumplen cinco años ya circularán alrededor de mil fotos suyas en la web.
Pareciera que los bebés nacen cada vez más programados para detectar las cámaras y actuar ante ellas. Así lo manifiestan las celebridades que administran cuentas de sus hijos instagramers o los videos de infantes ridiculizados que todos los días se viralizan.
El entretenimiento y el humor podrían ser explicaciones pero muy simplistas, ya que el fenómeno expone a los pequeños individuos a un sinfín de riesgos a pesar de laactitud inocente y bienintencionadade los padres.
En realidad, lo que se esconde detrás de la espectacularización de las infancias no es más que el reflejo de quienes están sosteniendo el teléfono del otro lado.
A dos tercios de los padres estadounidenses les preocupa que alguien encuentre información privada o comparta fotos de sus hijos y a un 50% le inquieta que se sienta avergonzado cuando crezca*.
Pero al mismo tiempo, el 84% de los encuestados informó que usan Facebook y otras plataformas para compartir historias de las crianzas.
Es decir, de fondo está el impulso a documentarlo todo, propio de una cultura de la transparencia. Pero también el desconocimiento de los riesgos que expone a la niñez a la vulnerabilidad e indefensión.
Privacidades en jaque
Hace unos años se llevó a cabo un experimento social en Reino Unido denominado Koppie Koppie en el que se vendían tazas impresas con fotos de niños.
Lo curioso es que las imágenes eran tomadas de plataformas como Flickr y algunos padres advirtieron que estaban comercializando con los rostros de sus hijos. Los responsables de la iniciativa explicaron que estaban dentro de la ley porque aquellosadultos habían aceptado los términos y condiciones de la página que habilitaba su uso comercial.
Luego los activistas explicaron que “compartir libremente algo en las redes sociales no significa que no tengas nada que ocultar. Una vez que se ha compartido algo, es terriblemente difícil determinar en qué medida sigue siendo tuyo y en qué medida se les permite a otros usarlo”.
El punto es que lo arrojado a la web es irreversible, no se puede rastrear el camino que hizo una fotografía ni a qué manos llegó.
Muy pocos usuarios de aplicaciones de moda como TikTok o FaceApp saben las licencias que están habilitando al regalar todos sus datos. Dentro de ellos, miles de padres aún creen que el peligro está afuera del hogar cuando en realidad es la hiperconectividad lo que amenaza la integridad de los más pequeños.
“Vivimos en tiempos donde se educa, se aprende, se compra, se vende y se vive en las redes sociales, y los niños y niñas, una vez más, quedan rehenes de esta circunstancia. Las relaciones sociales son mediadas a través de estas imágenes que muestran un recorte, lo que queremos y necesitamos mostrar o por el contrario aquello que escapa y se vuelve incontrolable: lo viral”, explicó Sonia Almada (presidenta de Asociación Civil Aralma) a Infobae.
La complejidad del asunto viene dada porqueel derecho a la privacidad del menor queda obnubilado por el derecho a decidir de los padres.Las decisiones tomadas por uno impactan en el futuro de otro sujeto de derecho.
¿Cuáles son los riesgos?
El 60% de los niños de entre 8 y 12 años están expuestos a una o más formas de riesgo cibernético. Es decir que el fenómeno equivale a una pandemia cibernética, según la investigación de DQ Institute realizada en 30 países por tres años.
Algunos de los peligros son:
-Vergüenza: la información de un menor disponible en internet condicionará sus vínculos y la interacción con sus pares. Si lo publicado hoy el día de mañana puede ser objeto de vergüenza para él, tal vez lo mejor sea reservarlo para el círculo íntimo.
-Ciberbullying: ligado al punto anterior también se suma el riesgo a que sufra acoso por las redes y extenderse al ámbito escolar y recreativo. Globalmente,el45% de los infantes se ven afectados por el ciberacoso.
-Estafas: La compañía de servicios financieros londinense Barclays, afirma que los padres están comprometiendo la seguridad financiera futura de sus hijos compartiendo tantos datos en internet. El banco pronostica que en el 2030 podrá haberfraudes online por £670 millones.
-Robo de identidad: la compañía también advierte que tanta información accesible hace que el robo de identidades sea hoy más fácil que nunca.
-Pornografía: en Argentina, de los niños encuestados por la ONG Grooming entre 2019 y 2020,el 35,4% reportó que alguien le había pedido que enviara fotos desnudo o con poca ropa.Al mismo tiempo, en España se detectó un aumento del 500% de intercambio de contenido sexual infantil respecto a años anteriores.
-Grooming: se denomina así al engaño de un adulto hacia un menor a través de las redes sociales. Según los datos informados por Grooming Argentina 6 de cada 10 hablan con extraños vía web y las consultas de padres por el tema se triplicaron en los últimos meses de confinamiento. En todo el mundo el29% de la niñez está expuesta a contenido violento y sexual.
Acciones responsables
Ante el fenómeno del sharenting algunas personas optan por no compartir fotografías de sus hijos hasta que tengan la edad suficiente para opinar y decidir. Pero para quienes no concuerden con dicha medida algunas formas de usar las redes consciente y responsablemente son:
- Limitar quienes ven lo que se publica, ya que en plataformas como Facebook e Instagram puede ajustarse la configuración de privacidad.
- Desactivar la ubicación y geolocalización.
- Evitar tomar imágenes de los lugares que frecuentan los niños.
- No mostrar los rostros.
- Tener en cuenta cómo se va a sentir la persona en el futuro respecto al contenido a subir, si puede ser avergonzado, ridiculizado o ser víctima de ciberacoso.
- No exponer su cara en fotos de perfil, que generalmente son públicas.
- Nunca exponerlos sin ropa.