Días muy activos en Medio Oriente para la ciencia que estudia los cambios que se producen en las sociedades a través de restos materiales conservados a través del tiempo. En forma casi simultánea ocurrieron 2 anuncios diferentes. Por un lado, una misión arqueológica franco-noruega ha descubierto, otra vez, restos de edificios cristianos de la antigüedad…
Días muy activos en Medio Oriente para la ciencia que estudia los cambios que se producen en las sociedades a través de restos materiales conservados a través del tiempo. En forma casi simultánea ocurrieron 2 anuncios diferentes.
Por un lado, una misión arqueológica franco-noruega ha descubierto, otra vez, restos de edificios cristianos de la antigüedad tardía en el desierto occidental de Egipto, anunció el sábado (13/03) el ministerio egipcio de Antigüedades.
“La misión franco-noruega descubrió en su 3ra. campaña de excavación en Tell Ganoub Kasr Al Aguz, en el oasis de Al-Bahariya, varios edificios construidos en basalto, tallados en piedra y teja”, informó el ministerio.
Corresponden a “seis sectores que albergan los restos de tres iglesias, celdas de monjes” cuyas “paredes exhiben grafitis y símbolos con connotaciones coptas“, explicó el responsable de antigüedades islámicas, coptas y judías, Osama Talaat, citado en el documento.
El término ‘copto’ hace referencia a los egipcios que profesan algún tipo de fe cristiana, ya sea en la Iglesia Ortodoxa Copta, en la Iglesia Católica copta o en la Iglesia Evangélica copta. Después de la conquista musulmana de Egipto, entre 639 d.C. y 646 d.C. , el tratamiento a los cristianos coptos varió desde la tolerancia relativa hasta la persecución abierta.
El jefe de la misión, Víctor Ghica, agregó que en 2020 se encontraron “19 edificios y una iglesia tallada en piedra“, que tenía inscripciones “religiosas” y “griegas” bíblicas en sus paredes que indicaban “el carácter monástico de la vida en la región” y la “presencia de monjes ya en el siglo V” (d.C.).
Por otra parte, ha ocurrido uno de los hallazgos arqueológicos más importantes desde los Rollos del Mar Muerto. Israel reveló el martes (16/03) que encontró fragmentos de un pergamino bíblico de 2.000 años. Esto ocurrió en el desierto de Judea, en el sur del país, en la zona de Cisjordania, territorio ocupado por Israel desde 1967.
(Salvo Jerusalén Este, Cisjordania no ha sido formalmente anexionada por Israel y, según el Derecho Internacional, no pertenece a ningún Estado al renunciar Jordania a su soberanía. Israel lo considera un «territorio disputado», concepto que rechaza el Derecho Internacional, que no acepta la conquista militar como base del Derecho Territorial. El 62% de Cisjordania es zona C —bajo control israelí total—).
Los 900 manuscritos encontrados incluyen textos religiosos en hebreo, arameo y griego, así como la versión más antigua conocida del Antiguo Testamento.
Estos descubrimientos son extremadamente importantes porque corroboran de diversa manera que las Historias de la Biblia son porciones veraces de la Historia Mundial.
“Por primera vez en unos 60 años, las excavaciones arqueológicas han revelado pedazos de un pergamino de la Biblia“, dijo la Autoridad de Antigüedades de Israel (AIA, por Israel Antiquities Authority) en un comunicado.
Las excavaciones fueron en una cueva, junto a un acantilado, en la Reserva Natural Nahal Hever, en el marco de un esfuerzo nacional destinado a combatir el saqueo del patrimonio.
La AIA puso a disposición de los arqueólogos drones y equipos de montaña, en particular cuerdas para rapel.
Una historia
Entre 1952 y 1954, un grupo de beduinos encontró los apodados ‘Rollos del Mar Muerto‘, en las cuevas de Qumrán. Ellos vendieron sus hallazgos a investigadores en Jerusalén Este, que pertenecía a Jordania. Entre los fragmentos también había partes de un rollo de los Doce Profetas.
Ocurrió un intenso debate acerca de la procedencia de los pergaminos y la Universidad Hebrea de Jerusalén envió dos expediciones, en 1960 y 1961, para su exploración al oeste del Mar Muerto.
La expedición B, en la primavera boreal de 1961, bajo la dirección de Yohanan Aharoni, en el extremo sur de Nahal Hever, en la denominada Cueva N°8 (‘la Cueva del Horror’) encontró, entre otras cosas, fragmentos del pergamino griego.
Nahal Hever o Wadi al-Khabat es un arroyo intermitente (‘wadi‘) en el desierto de Judea, que fluye desde el área de Yatta hasta el Mar Muerto, con algunas cascadas, la más alta tiene una caída de más de 140 metros.
En la cabecera del arroyo se encuentran la “Cueva de las Letras” y, más arriba, la “Cueva del Horror“, en la que alguna vez se encontraron 40 esqueletos de hombres, mujeres y niños.
En la expedición de 1961 fue evidente que los fragmentos encontrados eran partes del mismo pergamino que se había comprado 10 años antes. Esto reveló que la ubicación dada por los beduinos acerca de su descubrimiento anterior era incorrecta.
Debido a las excavaciones irregulares de los beduinos, ya no se pudo determinar el contexto arqueológico. Sin embargo, se encontró una capa quemada lo que sugiere que los últimos habitantes de la cueva habían quemado todas sus posesiones que podrían dar información sobre otros insurgentes, para no dejarlos caer en manos de los soldados romanos que montaron un campamento militar encima de la cueva.
Que el rollo sobreviviera al incendio indica que había sido enterrado antes. Este material se encuentra en el Museo Rockefeller, ex Museo Arqueológico de Palestina.
En 2021
Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás, Miqueas, Nahum, Habacuc, Sofonías, Hageo, Zacarías y Malaquías son los 12 profetas menores del Antiguo Testamento bíblico. Se les conoce como menores porque sus escritos son menos extensos que los profetas mayores, pero no son menos importantes en sus contenidos.
Abdías, el libro más corto de la Biblia, por ejemplo, tiene apenas 21 versículos y menos de 600 palabras.
Los libros de los profetas menores abundan en profecías mesiánicas, expresiones del amor de Dios por todas las personas y su llamamiento a vidas de amor y fidelidad. También tratan de promover el arrepentimiento entre el pueblo de Dios, además de revelar las consecuencias de no arrepentirse.
Hace unos 1.900 años, los refugiados judíos que huían de los romanos se dirigieron al desierto de Judea. Entre las pertenencias que llevaban consigo había rollos con los libros bíblicos de Zacarías y Nahum.
Dos milenios después, han resurgido fragmentos de esos textos, el primer descubrimiento de este tipo desde que se encontraron los Rollos del Mar Muerto. Éste es el significado lo que se encontró en 2021, en el regreso a la Cueva N°8, con mejor tecnología de investigación.
Hallazgos
El entorno inhóspito se consideró un refugio seguro durante la guerra contra el Imperio Romano que iniciaron los rebeldes de Judea liderados por Shimon Bar Kokhba, alrededor del año 130 d.C.
La revuelta estableció un Estado judío independiente que duró tres años en el que Bar Kokhba gobernó como ‘nasi’ (príncipe).
Algunos de los eruditos rabínicos de su época lo imaginaron como el Mesías esperado durante tanto tiempo, y que siempre vincularon con un liderazgo militar.
Bar Kokhba castigaba a cualquier judío que se negara a unirse a sus filas. Según ‘el Chronicon’, del historiador Eusebio, Bar Kokhba fue muy cruel con la llamada ‘secta de los cristianos’, torturándolos hasta la muerte, por su negativa a luchar contra los romanos.
Al final, Bar Kokhba cayó en la ciudad fortificada de Betar.
Antes, durante el conflicto, muchos judíos encontraron refugio en las cuevas.
En las recientes décadas, las cuevas han sido atacadas por saqueadores ansiosos por encontrar arqueología para vender en el mercado privado.
Por esta razón, la IAA, en cooperación con el Departamento de Arqueología de la Administración Civil, lanzó una operación de rescate para inspeccionar todas las cuevas de la zona.
Ya han examinado unos 80 kilómetros de cuevas, incluidos huecos muy remotos e inaccesibles. Aproximadamente la mitad del área queda por explorar. Siempre queda en el imaginario judío encontrar el Arca del Pacto o de la Alianza, que desapareció del Primer Templo, antes que lo destruyera Nabucodonosor.
Lo nuevo
En esta ocasión, los hallazgos incluyen fragmentos bíblicos y docenas de artefactos tan antiguos que han sido asombrosos.
“Se han descubierto más de 80 fragmentos de diferentes tamaños, algunos de ellos con texto, otros no”, dijo al diario The Jerusalem Post el Dr. Oren Ableman, de la Unidad de Rollos del Mar Muerto de la IAA.
“Los fechamos a finales del siglo I a. C., lo que significa que cuando los llevaron a la cueva, el pergamino ya tenía un siglo“, agregó.
Pertenecía a un rollo con el libro bíblico de Zacarías, escrito en griego, excepto el nombre de Dios, que estaba marcado en paleo-hebreo.
“Esta fue probablemente una forma de mostrar la importancia del nombre de Dios“, dijo Ableman.
La práctica de dejar el nombre de Dios en hebreo ya se encontraba en otros fragmentos de los Rollos del Mar Muerto, así como en varios cientos de miles de documentos manuscritos de períodos más recientes guardados en el archivo de una sinagoga en la capital egipcia, El Cairo, dijo Beatriz Riestra, de la Unidad de Rollos del Mar Muerto de la IAA.
Zacarías
Los investigadores comprobaron que los artefactos coincidían con otros fragmentos descubiertos hace varias décadas y conservados en el laboratorio de la IAA.
Uno de los extractos que se descifró presenta una versión de Zacarías que nunca antes se había encontrado, dijo.
El libro de Zacarías presenta al profeta como el hijo de Berequías, el hijo de Ido (Zacarías 1:1). Pero el libro de Esdras nombra a Zacarías como el hijo de Iddo (Esdras 5:1 y Esdras 6:14).
Sin embargo, es probable que Berequías fuera el padre de Zacarías e Ido su abuelo.
Su vida como profeta probablemente, comenzó en el año 2 de Darío, rey de Persia (520 a. C.). Su mayor preocupación se relacionó con la construcción del Segundo Templo.
Los versículos 16 y 17 del capítulo 8 de Zacarías dicen, en la versión Reina Valera Antigua: “Estas son las cosas que habéis de hacer: Hablad verdad cada cual con su prójimo; juzgad en vuestras puertas verdad y juicio de paz:
Y ninguno de vosotros piense mal en su corazón contra su prójimo, ni améis juramento falso: porque todas estas son cosas que aborrezco, dice Jehová”.
En el fragmento encontrado, la palabra “puertas” se reemplaza por la palabra “calles“, una anécdota de lo que sorprendió a los eruditos, diferenciando a esta versión de las otras.
“Nunca habíamos visto esto antes“, dijo Ableman.
No es raro que los textos que aparecen en los Rollos del Mar Muerto sean diferentes al texto bíblico que conocemos hoy. El estudio de estas diferencias deberían ayudar a comprender mejor cómo se desarrolló la versión canonizada de la Biblia.
“En este manuscrito, podemos ver el esfuerzo de los traductores por permanecer más cerca del hebreo original en comparación con lo que sucedió con la Septuaginta“, dijo Riestra, de la Unidad de Rollos del Mar Muerto.
La Biblia Septuaginta o Biblia de los Setenta o simplemente LXX, es una recopilación en griego ‘koiné’ de los libros hebreos y arameos del Tanaj o Biblia hebrea y otros libros, incluidos algunos escritos originalmente en griego.
Los cinco libros del Pentateuco (o sea la Torá) fueron traducidos bajo el reinado de Ptolomeo II (285 a.C. a 246 a.C.). Las traducciones de los últimos de los libros proféticos aparecieron antes del año 130 a.C. y el más reciente de los libros de la Septuaginta, la Sabiduría de Salomón -que no se encuentra en las Biblias convencionales-, fue escrito entre los años 80 a.C. y 50 a.C.
Las monedas
Junto con el manuscrito, los arqueólogos encontraron ahora varias monedas acuñadas por los seguidores de Bar Kokhba, con la escritura: “Año 1 para la redención de Israel“.
“Las monedas son una expresión de soberanía“, dijo Donald T. Ariel, jefe del Departamento de Monedas de la IAA.
Las monedas de bronce tienen una palmera y una hoja de parra.
“En ese momento, la palmera se había convertido en el símbolo por excelencia de Judea. Los romanos también pusieron el símbolo en sus monedas de Judea Capta”, explicó Ariel, refiriéndose a una serie de monedas acuñadas por el imperio para conmemorar su victoria en la región.
La cueva ofreció varios otros hallazgos únicos, incluido el esqueleto de un niño que se remonta a unos 6.000 años.
“Al mover dos piedras planas, descubrimos un pozo poco profundo excavado intencionalmente debajo de ellas, que contenía el esqueleto de un niño colocado en posición fetal”, dijo Ronit Lupu, prehistoriador de la IAA, en un comunicado de prensa. “Quien enterró al niño lo envolvió y empujó los bordes de la tela debajo de él, al igual que un padre cubre a su hijo con una manta”.
El esqueleto se sometió a un proceso de momificación natural y está excepcionalmente bien conservado.
Los materiales orgánicos, incluidos el pergamino, la madera, los textiles y los cuerpos humanos o animales, generalmente no duran tanto.
Sin embargo, el clima excepcionalmente seco del desierto de Judea conservó miles de restos.
La “Cueva del Horror” está a unos 80 metros por debajo de la cima del acantilado y solo se puede acceder a ella sujetándose de cuerdas.
Piezas raras
En otra cueva se encontró una canasta prehistórica tejida hace unos 10.500 años, unos 1.000 años antes de la invención de la cerámica.
Los expertos creen que el artefacto, con una capacidad de unos 90 litros, es la primera canasta intacta jamás descubierta.
Para Israel Hasson, director de la Autoridad de Antigüedades de Israel, que exhibe estos objetos en su laboratorio en el Museo de Israel en Jerusalén, esta iniciativa lanzada en 2017 intenta “salvar estos raros e importantes bienes patrimoniales de las garras de los ladrones”.
Desde el descubrimiento de los Rollos del Mar Muerto las cavidades rocosas del desierto de Judea se han convertido en el objetivo de saqueadores de la antigüedad.
Hananya Hizmi, jefa de personal del Departamento de Arqueología de la Administración Civil en Judea y Samaria, dijo: “Ya a fines de la década de 1940, nos dimos cuenta de los restos del patrimonio cultural de la antigua población de la Tierra de Israel, con los primeros descubrimientos de los Rollos del Mar Muerto. Ahora, en esta operación nacional, que continúa el trabajo de proyectos anteriores, se han descubierto y desenterrado nuevos hallazgos y evidencias que arrojan aún más luz sobre las diferentes épocas y culturas de la región”.
