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9 claves para leer el Evangelio de Juan de Galilea (y Éfeso)

APUNTES DE UN TESTIMONIO FUNDAMENTAL

El Evangelio de Juan de Galilea, escrito en Éfeso, es un texto fundamental para conocer las enseñanzas de Jesús de Nazaret.

Tercer Angel

sábado 12/10/2024
Papiro del Evangelio de Juan.
Evangelio de Juan: Papiro Bodmer 66, hallado en Egipto, catalogado como papiro de Categoría I es un Evangelio de Juan conservado en forma de códice (libro) casi completo, datado de 200 d.C., y con un primer folio (la imagen) con el nombre del Evangelio (Biblioteca de Cologny, en Ginebra, Suiza).

El Evangelio de Juan de Galilea, escrito en Éfeso, es un texto fundamental para conocer las enseñanzas de Jesús de Nazaret.

Juan de Galilea o Juan de Betsaida, tal como Pedro y Andrés,aunque ellos luego se mudaron a Capernaúm, donde también vivía Felipe, discípulos de Jesús de Nazaret. Juan era hermano de Santiago el Mayor, y ambos hijos de Zebedeo. Algunos afirman que su madre fue Salomé. Fue pescador de oficio hasta que siguió a Jesús. La mayoría de los autores lo considera el más joven del grupo de ‘los Doce’. Años después de la muerte y resurrección de Jesús, ante la persecución de los judíos y el anticipo profético de la destrucción de Jerusalén por los romanos (ocurrió en el año 70 d.C.), Juan emigró a Éfeso (Turquía), donde Pablo de Tarso había fundado una iglesia cristiana durante su 2da. o 3ra. visita, entre los años 50 y 60 d.C..

La tradición afirma que el emperador Tito Flavio Domiciano condenó a muerte a Juan pero no pudo cumplir su deseo y terminó exiliándolo en la isla de Patmos (hoy Grecia, en el Mar Mediterráneo), donde recibió la Revelación del Apocalipsis. Domiciano fue emperador desde el 14/10/81 hasta el 18/09/96. También se afirma que luego el nuevo emperador, Marco Coceyo Nerva, firmó un ‘Damnatio memoriae‘ hacia Domiciano: las monedas que había mandado acuñar fueron fundidas, sus estatuas derribadas, su nombre borrado de todas las estructuras públicas y sus presos fueron liberados. Así el anciano Juan regresó a Éfeso, donde dictó el texto de su Evangelio antes de morir.

Es obvio que esta historia tiene críticos, escépticos y adversarios. Pero hay relatos que pueden confirmarlo, en particular el de Ireneo de Lyon (quien vivió del 130 al 202), quien señaló a Éfeso como lugar de redacción del Evangelio de Juan, durante el reinado del emperador Marco Ulpio Trajano, sucesor de Nerva, ​desde el año 98 hasta el 117. Inevitable pregunta: ¿cuántos años vivió Juan? ¿Fueron sus días 120 años, tal como Moisés?

Otra referencia es Eusebio de Cesarea o Eusebius Pamphili (‘Eusebio, amigo de Pánfilo’), padre de la historia de la Iglesia cristiana, quien vivió entre los años 263 y 339. Ya que estamos: Pánfilo de Cesarea o Pánfilo de Beirut fue martirizado en el año 309.

Vayamos ahora al Evangelio de Juan.

Apocalipsis, por Juan el Apóstol.
Juan el Apóstol.

El autor

El ‘Evangelio de Juan’, también llamado ‘Evangelio según San Juan’ o ‘Evangelio según Juan’ (en abreviatura: Jn) es el 4to. de los ‘evangelios canónicos‘ que construyen el Nuevo Testamento cristiano. Las polémicas que rodean el Evangelio de Juan son el resultado de su singularidad. No se trata de una obra corriente. Por ese motivo se disputa su autor, qué /quién pudo influir en su pensamiento y sus modos de expresión, su estructura literaria, sus fuentes y hasta la naturaleza del libro. Con todo, desde el ‘Diatéssaron’, de Taciano -del 120 al 180 d.C., discípulo de Justino y Marción, autor de una apología del cristianismo, ‘Discurso contra los griegos’,- se reconoció al Evangelio de Juan como 1 de los 4 evangelios canónicos. Lo mismo sucedió en los escritos de los ‘Padres de la Iglesia’, tanto de Occidente como de Oriente, así como en los cánones más antiguos promulgados por los sínodos de las Iglesias. La única excepción a la aceptación temprana del Evangelio de Juan fue la de un grupo romano integrado por el presbítero Caio (o Gayo) y los ‘álogos’ (es decir, los negadores del Logos o discurso o relato joánico o de Juan).

El 18%

El Evangelio de Juan es abundante en doctrina, siendo algunos de sus temas principales la divinidad de Jesús como el Hijo de Dios, la expiación de Cristo, la vida eterna, el Espíritu Santo, la necesidad de nacer de nuevo, la importancia de amar a los demás y de creer en el Salvador. Juan presenta a Jesús irritando a los líderes judíos al corregirlos -por ejemplo cuando ellos le reprochan que sane en sábado o shabath-, y al adjudicarse características pertenecientes a Dios. Juan registró más de 100 referencias de Jesús a Su Padre, con más de 20 referencias tan solo en Juan 14. Una de las principales contribuciones de Juan es que incluye las enseñanzas de Jesús a sus discípulos en las horas previas a su arresto, incluso la gran oración intercesora ofrecida la noche en la que Él sufrió en Getsemaní. Esta parte del relato de Juan representa más del 18% de las páginas en Juan, y gracias a ese relato tenemos una mayor comprensión de la doctrina del Cristo y de lo que Él espera de sus discípulos después de su resurrección y ascensión. Juan menciona y ubica la proximidad del ministerio del Espíritu Santo después de la ascensión de Cristo. Entonces, Jesús muere voluntariamente en la cruz, tomando nuestro lugar, pagando nuestra deuda por el pecado para que todo quien crea / acepte que Él es su Salvador del pecado, sea blindado por su Gracia. Sobre el final del relato, a los 3 días, Él resucita de los muertos, convenciendo hasta al más escéptico de Sus discípulos (Tomás), de que es Dios y Señor. Y promete regresar a buscarlos.

El destinatario

Un 92% del material del Evangelio de Juan no se encuentra en los registros de los otros Evangelios. Es probable que el motivo fuese la audiencia a la que estaba dirigido —miembros de la Iglesia que ya tenían una comprensión de Jesucristo—, diferente de las audiencias a las que se dirigieron Mateo, Marcos y Lucas. El Evangelio de Juan es el Evangelio para la Iglesia cristiana. El texto selecciona apenas 7 milagros como señales para demostrar la deidad de Cristo e ilustrar Su ministerio. De los 7 que informa Juan, 5 no están registrados en ningún otro Evangelio. Mientras que Mateo, Marcos y Lucas presentaron considerable información sobre el ministerio de Jesús en Galilea, Juan registró numerosos acontecimientos que tuvieron lugar en Judea. Es el más teológico de los 4 Evangelios y, con frecuencia ratifica o confirma los eventos mencionados en los otros Evangelios. Hay ciertas palabras o frases que Juan usa que indican los ejes de su Evangelio: creer, atestiguar, Consolador, vida / muerte, luz – tinieblas, Yo soy… (el ‘Yo Soy’ es Jesús), y amor. El Evangelio de Juan no presenta a Cristo desde Su nacimiento ni recuerda su genealogía sino desde “el principio” (inmemorial) y lo llama “el Verbo”, quien, como Deidad, está involucrado en cada aspecto de la creación de la Tierra y de Adán y Eva, y quien más tarde se hizo ‘carne’ para quitar los pecados de Adán, Eva y nosotros: el Cordero de Dios sin mancha. Juan apunta a que Jesús es el Mesías.

El debate

Juan declaró que su propósito al escribir este libro era persuadir a los demás a “que [crean] que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, [tengan] vida en su nombre” (Juan 20:31). Los acontecimientos que Juan describe de la vida de Jesús se han seleccionado y dispuesto cuidadosamente con tal fin. El problema acerca de la autoría de Juan proviene de la subestimación hacia Juan y Jesús. El Evangelio es una obra con un vuelo literario y un destaque teológico impactante, que muchos afirman que sólo podría haberlo redactado un conocedor de la filosofía griega y de las tradiciones judías en profundidad. Pero Juan era sólo un pescador de Galilea…. Sin embargo, Lucas en Hechos 4:13 cuenta: “Los miembros del Concilio quedaron asombrados cuando vieron el valor de Pedro y de Juan, porque veían que eran hombres comunes sin ninguna preparación especial en las Escrituras“. Desconocer la autoría de Juan es desconocer el poder transformador de Jesús y la potencia del Espíritu Santo.

Irineo de Lyon

En general se admite que la lengua original del Evangelio de Juan es la koiné, o griego helenístico, derivación del ático que se convirtió en el griego popular. Algunos autores plantearon la hipótesis de un texto original desaparecido en arameo pero no tuvo aceptación entre los especialistas.​ Ireneo de Lyon atribuyó la autoría tanto de este evangelio como del Apocalipsis a Juan. Si fue redactado en los años 90, ya era un anciano de edad avanzado, de regreso en Efeso, luego del exilio en la isla de Patmos. Ireneo de Lyon: “(…) todos los presbíteros de Asia que, viviendo en torno a Juan, de él lo escucharon, puesto que éste vivió con ellos hasta el tiempo de Trajano. Algunos de ellos vieron no solamente a Juan, sino también a otros Apóstoles, a quienes han escuchado decir lo mismo. (…) Finalmente la Iglesia de Éfeso, fundada por Pablo, y en la cual Juan permaneció hasta los tiempos de Trajano, es también testigo de la Tradición apostólica verdadera.” No es un dato menor: Irineo fue discípulo de Policarpo de Esmirna, discípulo de Juan. A muchos el relato oral, aún cuando fuese directo, le provoca dudas. Al final de cuentas, también hubo quienes fueron testigos de las señales de Jesús y, sin embargo, no creyeron.

El discípulo amado

Una característica del Evangelio de Juan es su obertura coral: 1:1-5, base del Credo cristiano, que los católicos apostólicos romanos recitaban en latín. Entonces, el Evangelio de Juan inicia su obra con un himno para ser cantado por la comunidad antes de la lectura del evangelio. “En el principio era la Palabra, y la Palabra era con Dios, y la Palabra era Dios. / Ella era en el principio con Dios. / Todas las cosas fueron hechas por medio de ella, y sin ella no fue hecho nada de lo que ha sido hecho. / En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. / La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.” Luego se presenta a Juan el Bautista, a quien conocieron varios de los discípulos, a quienes Juan les indicó que Jesús era el Mesías. ¿El apóstol Juan se refiere a sí mismo en 3ra. persona como “el discípulo a quien Jesús amaba“? Él no habla de sí mismo pero aparece “el discípulo amado” en 5 pasajes. El “discípulo amado” aparece recostado sobre el pecho de Jesús, durante la Última Cena, lo que significa que goza de su familiaridad y confidencia. Entonces él le pregunta quién es el discípulo que lo va a entregar, y Jesús le responde. Durante la crucifixión de Jesús, “el discípulo amado” aparece al pie de la cruz, junto a la madre de Jesús, quien le confía el cuidado de María, y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa tal como si fuese su madre. Es un dato relevante porque María llegó a Éfeso acompañando a Juan. El domingo de la resurrección de Jesús, “el discípulo amado” corre con Simón Pedro hacia el sepulcro donde Jesús había sido sepultado. Él llega primero al sepulcro, pero espera a Pedro para entrar y ve que está vacío y cree. El “discípulo amado” se encuentra junto a Simón Pedro durante la aparición de Jesús resucitado a sus discípulos a orillas del Mar de Tiberíades, y es el primero en reconocer a Jesús. Y Juan aprovecha para desmentir un rumor que circulaba en esos días: que el “discípulo amado” no moriría. Juan explica: “Pero Jesús no había dicho a Pedro: “No morirá“, sino: “Si quiero que se quede hasta que yo venga.”. No hay duda alguna que “el discípulo amado” era el propio Juan.

El nudo del conflicto

El Evangelio de Juan propone la contemplación de Jesús como único camino válido para llegar al conocimiento de Dios. Nadie puede llegar al Padre si no es a través de Jesús. Es importante considerar esto: Israel era una teocracia. Aún bajo dominio de Roma, la religión judía era el centro de su existencia. En el Antiguo Testamento se afirma con frecuencia que ningún ser humano puede “ver” la presencia de Dios: “Ningún hombre puede verme y seguir viviendo” (Éxodo 33:20; Deuteronomio 4:12-15; Isaías 6:5). Juan lo retoma: “A Dios nadie lo vio jamás” (Juan 1:18), de modo enfático porque Jesús está cuestionando a quienes pretenden ser mediadores del conocimiento divino. El conflicto es con quienes afirmaban “conocer a Dios” porque eran celosos practicantes de la Ley. Toda la tradición judía hacía énfasis en que la Ley era “el camino” para llegar a Dios. Pero el Evangelio de Juan muestra a Jesús proclamando que él es el único camino para ir al Padre: “Yo Soy el Camino… nadie va al Padre sino por mí” (Juan 14:6). Aquí aparece el nudo del conflicto: Los adversarios de Jesús decían que él no podía venir de Dios porque, según sus criterios, él no era un fiel cumplidor de la Ley que ellos sí interpretaban y de manera rigurosa. Los críticos de Jesús presentaban un Dios que medía y pesaba a los humanos según fueran o no cumplidores de la Ley. Jesús, en cambio, muestra a un Dios misericordioso que atiende las necesidades de los transgresores de la Ley. Y Jesús los descalifica en Juan 8:54 y 55: “Respondió Jesús: —Si yo me glorifico a mí mismo mi gloria no es nada. El que me glorifica es mi Padre, de quien ustedes dicen: “Es nuestro Dios”. Y ustedes no lo conocen. Pero yo sí lo conozco. Si digo que no lo conozco seré mentiroso como ustedes. Pero lo conozco y guardo su palabra.” El conflicto es irreversible. Los opositores a Jesús lo acusan de querer cambiar las creencias sobre las que ellos habían construido sus privilegios, poder y bienestar. Para defender su statu-quo ellos deciden eliminarlo.

Yo Soy

Vamos de nuevo. Yo Soy el que Soy” es la frase que Dios da como respuesta cuando Moisés le interroga acerca de cuál es su nombre: Éxodo 3:14 y 15. La imagen que Juan expone de Jesús como el Dios del Antiguo Testamento, se aprecia en los 7 “Yo Soy” que pronuncia Jesús en el Evangelio: “Yo Soy el pan de vida”, “Yo Soy la luz del mundo”, “Yo Soy el buen pastor”, “Yo Soy el camino, la verdad y la vida”, “Yo Soy la puerta de las ovejas”, “Yo Soy la vid verdadera“. Los fariseos creían en la resurrección (no así los saduceos) y usaban la doctrina para tratar de llevar a Jesús a declaraciones que pudieran usar en Su contra. Cuando Jesús dijo en la tumba de Lázaro “Yo soy la resurrección y la vida” (Juan 11:25) los escandalizó porque Él declaraba tener poder sobre la vida y la muerte. Nadie más que Dios podría pretender tal cosa. Para hablar del Padre es necesario haber subido al cielo, pero “nadie subió al cielo, sino el que bajó del cielo” (Juan 3:13); sólo quien ha contemplado a Dios puede dar testimonio de Él. Juan pretende que nuestra atención se aparte de nosotros mismos y se enfoque en el Autor de nuestra salvación. Juan ofrece un principio hermenéutico: sólo la encarnación de la Palabra de Dios puede dar a los seres humanos el correcto conocimiento de Dios.

Evangelio de Juan

Juan presenta las 2 naturalezas de Jesús: la divina y la humana. La divina: “El cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse”. El era “el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia”. La humana: “Hecho semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte”. Fue Dios mientras estuvo en la Tierra, pero se despojó de la forma de Dios y en su lugar, tomó la forma de hombre y anduvo como un hombre. Él debía morir como sustituto del hombre, condenado a muerte por la transgresión de la ley de Dios. Pero Juan no presenta a Jesús cambiando su divinidad por humanidad; sino revistiendo su divinidad con humanidad.

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