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Cuando el pastor cree en un Dios ausente

¿FICCIÓN O REALIDAD?

¿Es posible llamarse 'cristiano' sin practicar el 'cristianismo'? Sí. ¿Es posible alcanzar una jerarquía eclesiástica pero carecer de amor? Sí. ¿Es posible hablar desde un púlpito pero sólo satisfacer la vanidad propia? Sí. ¿Es posible invocar la justificación por la fe pero desconocer el significado del perdón? Sí. ¿Es posible reducir el ministerio a un…

Tercer Ángel

sábado 20/07/2019
Herrens Veje
El pastor Johannes Krogh, de "Herrens Veje"

¿Es posible llamarse 'cristiano' sin practicar el 'cristianismo'? Sí. ¿Es posible alcanzar una jerarquía eclesiástica pero carecer de amor? Sí. ¿Es posible hablar desde un púlpito pero sólo satisfacer la vanidad propia? Sí. ¿Es posible invocar la justificación por la fe pero desconocer el significado del perdón? Sí. ¿Es posible reducir el ministerio a un…

¿Es posible llamarse ‘cristiano’ sin practicar el ‘cristianismo’? Sí.

¿Es posible alcanzar una jerarquía eclesiástica pero carecer de amor? Sí.

¿Es posible hablar desde un púlpito pero sólo satisfacer la vanidad propia? Sí.

¿Es posible invocar la justificación por la fe pero desconocer el significado del perdón? Sí.

¿Es posible reducir el ministerio a un conocimiento intelectual de la religión, sin un Dios presente? Sí.

Estas contradicciones quedan reflejadas en la serie televisiva danesa “Herrens Veje” -disponible en Netflix con el título “Algo en Qué Creer” aunque la traducción correcta sería “Los Caminos del Señor”-, creación del guionista Adam Price, responsable de otra serie muy exitosa, “Borgen”.

El protagonista de las dos temporadas de “Herrens Veje” es un pastor llamado Johannes Krogh (representado por el actor Lars Mikkelsen), de la Iglesia Nacional danesa. Es una producción de DR, exDanmarks Radio, corporación estatal de radiodifusión, la empresa de medios de comunicación más grande del país.

Johannes proviene de una familia de religiosos que por 250 años ha sido protagonista de ese culto protestante. A él lo educaron en un mandato familiar y, probablemente, nunca siquiera consideró posible interrogarse acerca de la posibilidad de no trabajar de pastor. Y él pretende que sus hijos tampoco cuestionen el mandato que reciben de él, sin preguntarse acerca del libre albedrío pero también si él es un modelo para sus hijos, un espejo donde ellos acepten mirarse.

Es evidente que Johannes tiene carisma y un peso intelectual manifiesto. Pero su gran conocimiento decanta en soberbia, autoritarismo, escasa paciencia y falta de empatía, inclusive con los más cercanos.

Es cierto que la Iglesia, tal como afirma un religioso en la serie, es acosada por la “Sociedad Ateísta“.

Y es cierto lo que Krogh dice sobre la sociedad presente: “Te cuentan todo sobre tu vida sexual, pero decir “Creo en Dios” se acerca demasiado a la esfera íntima.”

Pero el problema no concluye con su descripción. Luego hay que hacer algo, y los testimonios personales siempre resultan una herramienta poderosa.

Él compite por el puesto de obispo de la diócesis de Copenhague, la más importante del país, pero es derrotado en la elección ante una rival llamada Mónica, quien en el debate televisado final logra que él sincere posiciones muy adversas al Islam, la religión de los inmigrantes, mientras ella propone el diálogo y la convivencia.

La derrota reaviva los problemas personales del pastor: desde el consumo de alcohol al sexo extramatrimonial.

Llamativo, pero muy posible, que una decisión fundamental para el futuro tanto individual como colectivo de los creyentes, ignore la oración como mecanismo de aplacar conflictos e impedir que resulte una competencia de vanidades.

Y también llamativo, pero muy posible, que el resultado se interprete como un triunfo o una derrota personal cuando se supone que la Iglesia / toda Iglesia es de Dios y no de los hombres.

Ambas falencias sin duda alimentan la hoguera que consumirá la Fe.

Llamativo, pero muy posible, que un sacerdote / pastor desconozca las consecuencias de ignorar / desconocer la importancia de la bendición de Dios sobre todo pero en especial acerca de tales cuestiones.

La frialdad obliga a las preguntas:

** ¿Cuál es el rol del amor en un creyente y en lo que él cree?
** ¿Cómo se expresa ese amor?
** ¿En quién se cree?
** ¿Por qué creer?
** ¿Cuál es el límite de la Fe?
** ¿Qué sucede cuando las expectativas individuales no son satisfechas?

La tradición

El Reino de Dinamarca es una comunidad integrada por tres partes autónomas: Dinamarca, en Europa continental, y sus dos territorios de ultramar, Groenlandia -la mayor isla del mundo, pero sus escasos habitantes son, en su mayoría, esquimales- y las islas Feroe -un archipiélago de 17 islas, a medio camino entre Noruega e Islandia-.

Es considerado el país menos corrupto del mundo y, según estudios sociólogicos diversos, una de las naciones donde los habitantes se consideran más satisfechos o felices. Dinamarca integra el listado de las naciones industrializadas o Primer Mundo, y por lo tanto mantiene un elevado estándar de vida y se lo considera de los mejores del mundo para vivir.

La monarquía danesa es una de las más antiguas del mundo pues se remonta hasta Gorm el Viejo, fallecido en 958 d.C. De hecho, la bandera de Dinamarca es la más antigua del mundo: 900 años, demostración de una organización social temprana.

Es una monarquía parlamentaria, hoy día encabezada por la reina Margarita II (Margrethe Alexandrine Þorhildur Ingrid af Danmark), quien no tiene influencia política doméstica. Pero la Casa Real es una institución respetada, la más popular de Europa, un símbolo nacional, cultural, tradicional e histórico. La Reina es la cabeza de la Iglesia danesa.

En 965 d. C. el rey vikingo Herald convirtió Dinamarca en una tierra cristiana, grabando este hecho en las estelas rúnicas de Jelling (piedras declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, testimonios de la transición de Dinamarca de la era pagana a la era cristiana). Hoy la Constitución dicta: “La Iglesia Evangélica Luterana es la iglesia del pueblo danés”.

Entonces, en Dinamarca hay una Iglesia estatal (por eso la llaman Iglesia Nacional) que es la Iglesia del Pueblo Danés o Iglesia Evangélica Luterana de Dinamarca o den Dansk Folkekirke, con una feligresía equivalente a un 75% de los daneses… pero menos del 5% de ellos asiste regularmente a los servicios religiosos los domingos. Es decir que padece el escepticismo tanto individual como colectivo de otras sociedades europeas (y no sólo europeas).

El Parlamento danés es la autoridad legislativa de la Iglesia, y el ministro de Asuntos Eclesiásticos es la máxima autoridad administrativa.

La Constitución dispone que la Iglesia Nacional Evangélica Luterana Danesa es la única confesión religiosa que debe recibir apoyo presupuestario del Estado (salario y pensión jubilatoria de los religiosos, recaudación del impuesto eclesiástico, administración por el Ministerio de Asuntos Eclesiásticos, etc.), que debe conceder un aval moral y político (legislación sobre días festivos y legislación eclesiástica).

Dinamarca fue el primer país del mundo en aprobar una ley de uniones para parejas del mismo sexo, en 1989. Y la igualdad matrimonial llegó en 2012. En marzo de 2009, el Parlamento aprobó la adopción conjunta por parejas del mismo sexo.

La Corte Suprema de Dinamarca considera constitucional que la ley obligue a la Iglesia Luterana Evangélica a celebrar matrimonios ente personas del mismo sexo.

La Iglesia tiene 12 diócesis, cada una conducida por un obispo, 111 deanatos y 2.200 parroquias, atendidas por unos 2.400 pastores, aunque cada parroquia tiene como máxima autoridad un consejo parroquial, elegido por los miembros de la iglesia con una duración de cuatro años.

“Los daneses siempre han enfatizado que son un país cristiano, con una herencia cristiana y valores cristianos”, menciona el profesor Lars Ahlin, pero en las encuestas de opinión pública, la segunda religión dominante es “ninguna” o “personas sin afiliación religiosa” (según el centro Pew), y la mayoría de la población no cree en Dios o Jesús.

Un caso como ejemplo: Kasper Kristiansen fue entrevistado cuando entregaba su tesis par un master en Leyes y Economía; es un miembro de “den Dansk Folkekirke”, su madre es una pastora de la iglesia luterana, y al preguntarle sobre sus creencias religiosas declaró ser un “ateo agnóstico”.

Él encuentra que existe una “forma común” al pensar sobre religión en su país: “Hay una aceptación del cristianismo porque es parte de la cultura, pero, en general, no creo que las personas realmente sepan si creen o no en Dios”.

Podría ser que a los daneses simplemente no les interesa el tema o, tal como Phil Zuckerman, un experto en sociología de la secularidad, que concluyó en sus estudios que “la religión no tiene importancia en Dinamarca”.

El Dios ausente

El autor de “Herrens Veje”, Adam Price, desciende de una familia británica de actores y payasos que se radicaron en la nación escandinava a fines del siglo XVIII. Él explicó su objetivo como autor:

Después de hablar de política, me pregunté ¿qué tema está aún más profundamente arraigado en nosotros? La respuesta es la religión, por supuesto. Hace veinte años pensamos que la religión perdería terreno, ¡pero eso no es lo que está sucediendo en lo absoluto! Quería crear una discusión abierta sobre la fe y la religión. No soy una persona religiosa, pero tengo mucha curiosidad al respecto. Todavía representa una gran mayoría de los habitantes de nuestro planeta”.

Lo dramático no consiste en la imaginación de Price sino en la posibilidad de que él realmente haya reflejado, o parcial o totalmente, personajes y conductas reales.

Resulta evidente que el guión refleja la percepción que su autor tiene de la Iglesia del Pueblo Danés (den Dansk Folkekirke), su contacto más cercano con el cristianismo.

Obviamente salió al cruce de cualquier elucubración adversa el obispo de Copenhague, Peter Skov-Jakobsen:

“Siempre estamos en el espacio público, dado que el 75% de la población es miembro de la Iglesia. Pero la Iglesia es sólo el escenario de lo que es una serie dramática”.

Skov-Jakobsen dijo que ‘Herrens Veje’ avanza sobre muchas cuestiones éticas y humanas, trata sobre la vida humana, la fe, las creencias, la ética y la sociedad moderna, y aborda todo, desde la sexualidad hasta el derecho a matar en la guerra. Sin embargo, muestra a la iglesia como una institución muy humana.

“En primer lugar, la pregunta es por qué han elegido hacer de los lugares de fe el lugar para tratar de describir lo que está sucediendo en la sociedad danesa en estos días. Hay varias maneras en que puedes ver eso. Hay un interés general en la religión, lo que significa y dónde debería estar en tu vida. Luego, en otras ocasiones, también intentan demostrar que la religión no significa que no seas parte de las formas de vida humanas normales”, reflexionó el clérigo.

Según él, muchos daneses estaban encantados de ver la serie, que como dramatización no refleja plenamente la realidad de la Iglesia. Los daneses estaban “ciertamente” discutiendo las cuestiones éticas planteadas como resultado de la serie, dijo.

Lars Ahlin, profesor asociado del departamento de Estudios de Religión de la Universidad de Aarhus, explica la importancia del cristianismo como resultado de una “religiosidad cultural”, a través de la cual las personas han llegado a ver a la Iglesia del Pueblo Danés como una marca para expresar su historia e identidad.

Así se observa una Iglesia formal, que intenta satisfacer exigencias socioculturales del entorno antes que comunicar sus convicciones teológicas. Y en la que se afronta un grave peligro: el Evangelio carece de mensaje presente y de significado trascendente. Es probable que esa Iglesia tenga serios inconvenientes para prevalecer ante el fervoroso Islam de los inmigrantes.

Por supuesto que, además, ideas y conceptos que provienen del Budismo, ingresan en los sectores más inquietos en lo cultural, también con un despliegue creciente en la sociedad.

En una Iglesia demasiado pendiente de lo ‘socialmente correcto‘ aunque quizás limitada de difundir un Dios presente, los templos se encuentran cada día más escasos de fieles, y el ajuste presupuestario impone su lógica de recortes de iglesias, de personal, de estructura. Pero lo que más falta es el mensaje de la Redención.

La cuestión de fondo es el Dios ausente que se descubre en la historia de “Herrens Veje”. Es un Dios siempre lejano, propio de una Iglesia sin Espíritu Santo. Es lógico que sólo consiga llamar la atención del 5% de los habitantes de cualquier nación.

Luteranos

La Iglesia de Dinamarca posee una doctrina de tipo luterano.

Martín Lutero no se proponía crear un movimiento religioso cristiano diferente a la Iglesia Católica Apostólica Romana que él integraba en condición sacerdotal.

Sin embargo, la consecuencia no querida fue una Iglesia diferente a la del Vaticano.

Reformar pero no romper fue su propósito el 31/10/1517 cuando difundió sus 95 tesis sobre la eficacia de las indulgencias en la puerta de la Iglesia de Todos los Santos en Wittenberg, Alemania (“Ruego por que dejen mi nombre en paz. No se llamen a sí mismos ‘luteranos’, sino Cristianos. ¿Quién es Lutero?, mi doctrina no es mía. Yo no he sido crucificado por nadie . ¿Cómo podría, pues, beneficiarme a mí, una bolsa miserable de polvo y cenizas, dar mi nombre a los hijos de Cristo?“).

La incapacidad de la jerarquía católica de reconocer su error y rectificar, extendió un estado deliberativo en la teología cristiana que había comenzado antes de Lutero. En verdad, nunca había cesado, por ejemplo, desde Pedro Valdo y el movimiento de los Pobres de Lyon, y luego Jan Hus / Juan de Hussenitz. En los tres casos hay un denominador común: el cuestionamiento de la supremacía de los sucesivos Papas, quienes adoptaban un rol de semidioses, y la avaricia -y en ocasiones, también la lujuria– de la organización vaticana.

Los seguidores de Lutero organizaron el luteranismo, con eje en el gran debate de su tiempo, la justificacion por la fe, enfrentada a la salvación por las obras, que era el camino de las indulgencias o compra monetaria del perdón que concedía el Papa, el gran cuestionamiento de Lutero.

Probablemente, la rectificación teológica necesaria no estaba completa con el redescubrimiento de la justificación por la fe.

Quizás era necesario continuar la investigación bíblica para encontrar otras revelaciones, confiando en que el Espíritu Santo indicaría el camino.

Sin duda, una contradicción porque los luteranos creen que el cristianismo, en cuestiones de fe y doctrina se basa exclusivamente en la Biblia -a diferencia de la Iglesia Católica Apostólica Romana que define que la autoridad doctrinal proviene tanto de la Biblia como de la Sagrada Tradición-, y en esa exploracion podrían encontrar el mensaje bíblico para los tiempos presentes.

Concluir que Dinamarca es un país completamente irreligioso podría ser arriesgado, pero se puede decir que existe una alta secularización a nivel personal.

En general, los ciudadanos no quieren que la religión esté presente en la política, tampoco que la vida sea regulada por una autoridad religiosa, y la espiritualidad es considerado algo estrictamente privado.

De todos modos, cada miembro de la Iglesia paga por ley impuestos eclesiásticos que, en promedio, suponen el 1% del salario en bruto anual.

Y el Estado le aporta un apoyo financiero directo que varía según el presupuesto anual.

El Estado paga los salarios de sacerdotes, diáconos, obispos y similares, además de sus pensiones.

Los niños todavía son bautizados en su mayoría, ingresando en forma automática a la Iglesia y son contribuyentes de impuestos eclesiásticos.

Así como la monarquía es una institución de escaso poder fáctico pero gran popularidad en Dinamarca porque integra el patrimonio cultural de la comunidad, muchos daneses no creyentes afirman que es importante la presencia de la Iglesia porque le permite una trama sociocultural que, por ejemplo, impone un freno al avance del Islam que portan los inmigrantes que llegan a Europa.

Sin embargo, este concepto sobre el rol de la Iglesia en la construcción de un tejido social, requiere una experiencia individual de la Fe. Y esto surge con una fuerza notable en “Herrens Veje”.

Final

En Dinamarca ha ocurrido un gran aumento de población musulmana en los últimos años, y el Islam se ha convertido en la segunda religión con más fieles: 4%, muchos más que los católicos (0,6%).

Comenzaron a llegar como mano de obra barata en los años ’70 desde Turquía, Pakistán, Marruecos y la ex Yugoslavia (hoy Bosnia-Herzegovina).

En los años ’80 y ’90, la mayoría de los musulmanes que llegaron fueron refugiados y solicitantes de asilo, desde Irán, Iraq, Somalia y Bosnia. Algunos daneses étnicos se han convertido al Islam.

Un estudio de 2002/2003 entre jóvenes daneses en la escuela secundaria superior encontró que el 100% de los musulmanes creía en Dios. Pero solo el 52% de los daneses no musulmanes dijeron que creían en Dios.

La mitad de los musulmanes encuestados dijeron que rezaban a menudo, un tercio afirmó visitar una mezquita una vez al mes, 40% dijo participar en ceremonias/servicios religiosos.

En una encuesta de 2006, el 82% de los padres musulmanes daneses respondieron que la religión era un tema importante en la educación de sus niños, contra 67% de los no musulmanes daneses.

Una encuesta de 2011 encontró que el 63% de los musulmanes daneses eran musulmanes practicantes.​

Apenas un 5% de la población danesa protestante acude a los templos….

Según determinados estudios, gran parte de los miembros de la Iglesia del Pueblo Danés dice ser miembro por tradición, identificación familiar y cultura.

De hecho, muchos de los daneses no creyentes afirman que es importante la presencia de la Iglesia porque sus valores son muy importantes, y que la mayoría de los daneses deben estar bautizados y confirmados: ¡¿…?!

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."

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