¿Cómo despojarse de la culpa y convertirla en acción reparadora? Emociones autoconscientes Las emociones son las protagonistas cada vez más frecuentes de los productos de entretenimiento, han copado los temas de investigación en psicología y hasta se convirtieron en la estrategia de marketing por excelencia. Aunque a grandes rasgos suelen diferenciarse entre positivas y negativas,…
¿Cómo despojarse de la culpa y convertirla en acción reparadora?
Emociones autoconscientes
Las emociones son las protagonistas cada vez más frecuentes de los productos de entretenimiento, han copado los temas de investigación en psicología y hasta se convirtieron en la estrategia de marketing por excelencia.
Aunque a grandes rasgos suelen diferenciarse entre positivas y negativas, todas son intrínsecas e indispensables para el ser humano. Los avances científicos en inteligencia emocional buscan establecer el equilibrio saludable entre cada una de ellas.
Sorpresa, ira, felicidad, tristeza, miedo y asco eran consideradas tradicionalmente las seis emociones básicas. Sin embargo en los últimos años se han aunado asco-ira y miedo-sorpresa luego de descubrir que provienen de una fuente en común, simplificándolas en cuatro principales (tristeza, felicidad, rabia, miedo).
A partir de la riqueza de aquel primer grupo hay un sinfín de combinaciones que dan lugar a otras. Tal es el caso delas autoconscientes, que son el orgullo, la vergüenza y la culpa cuya denominación indica que requieren una previa valoración sobre uno mismo.
Su complejidad viene dada además porque son esencialmente sociales, aparecen siempre al relacionarse interpersonalmente. En este sentido, tienden a la acción motivando o restringiendo determinada conducta.
A este proceso interno se adicionan los valores, las normas y los parámetros culturales aprendidos mayormente en la infancia, con el fin de construir los criterios morales del bien y del mal.
La culpa persecutoria
La culpa es una evaluación negativa de uno mismo gatillada por un evento concreto, puede ser un comportamiento, una cognición o sentimiento propio.
Por un lado, esta desaprobación es un proceso de aprendizaje cuando se cometió un error. Pero por el otro, puede ser una emoción persecutoria que invade la mente causando un bucle sin fin de pensamientos autodestructivos, que paraliza y atrapa a la persona en su mundo interno.
La diferencia entre ambos extremos radica en que naturalmente algunos individuos apenas activan este estado, mientras que en otros el impacto es mayor y basan sus decisiones en las ideas resultantes.
Además presenta otra dualidad, ya que desde una perspectiva simula ser una actitud de victimización y desde la otra, unapreferencia a sentirse culpable antes que insignificante.
En otras palabras, es más cómodo hacerse cargo de un mal a enfrentar que determinadas acciones o sentimientos no han influido en los demás.
Cuando es fuertemente persecutoria, se visibiliza:
- Físicamente: como dolor en el pecho, en la cabeza, espalda o malestar estomacal.
- Emocionalmente: irritabilidad, nerviosismo, tristeza.
- Otros procesos mentales como autoacusaciones, pensamientos detractores de la autoestima o rumiación obsesiva.
Puntapié del trauma
La culpa es el puntapié o criterio para otros trastornos, como la depresión, trastornos obsesivos, duelo complicado, adicciones y estrés postraumático.
No obstante, antes de un diagnóstico, la emoción se vincula frecuentemente a la ansiedad, que afecta la vida de 260 millones de personas en el mundo desde cortas edades y con intensidades cada vez mayores.
Durante episodios particularmente ansiosos, el individuo estimula conclusiones dogmáticas y taxativas que dañan su autoestima y, si se mantienen en el tiempo, puede situarlo en un estado de indefensión tal que se vuelva traumático.
La muerte de un ser querido, el divorcio, un hecho violento, un accidente o situaciones de abuso pueden generar este desorden en quien recibió el daño.
En aquellos casos ya no se busca una causa específica porquese ha perdido la conexión con lo que aparentemente provocó culpa, y ahora sólo se trata de un autocastigobasado en razones inconscientes acerca de lo que se podría haber hecho para evitar el mal o hacerlo menos dañino.
A pesar que siempre es recomendable acudir a un especialista para detectar los automatismos de esta índole, en historias de traumas el tratamiento psicoterapéutico es aún más apremiante.
Cómo despojarse de la culpa y convertirla en acción reparadora
La culpa en sí no genera más que indefensión, deterioro psicológico, angustia crónica, resentimiento y posiblemente lleva a perpetuar el comportamiento que la originó.
En contraste,cuando promueve la evaluación consciente y el esfuerzo para convertirla en acción reparadora, da lugar al bienestar interno y al desarrollo de habilidades cognitivas complejas.
Exponerse a la vergüenza del error o enfrentarse a uno mismo después de la evitación, conduce a una sensación de libertad. Pero como no consiste en una tarea simple, hay herramientas para lograrlo:
- Si el error es realmente de uno mismo, así como también la capacidad de respuesta, la solución es hacer actividades que corrijan el fallo.
- Tomar la actitud del “yo observador”, tomar conciencia de los propios actos, asumirlos y abandonar la realidad fantasiosa para entrar en una experiencia de fortalecimiento.
- Aceptar los errores no significa fracasar sino dar el primer paso hacia el cambio. Igualmente admitir que no todo lo malo sucede a causa de cogniciones o comportamientos de uno.
- Luego de detectar los episodios en los que la culpa apareció de forma más evidente, comenzar a reflexionar por qué ha sido así y qué ideas la fomentan.
- Poner atención en las distorsiones cognitivas que pueden estar dominando las decisiones.
- Aprender a gestionar el pensamiento rumiante.
- Perdonar y perdonarse.
El padre de la Psicología Positiva, Steve Hayes dice en Sal de tu mente, entra en tu vida
“Existe una pequeña pero muy importante diferencia entre aceptar responsablemente y aceptar responshábilmente. Aceptar una responsabilidad, a menudo, conlleva la implicación de culpa. Culpar es lo que hacemos cuando intentamos motivar a la gente para que cambie de comportamiento o que haga las cosas de un modo adecuado. Pero ¿aceptar la idea de que ‘soy un fracaso’ puede, realmente, motivar a alguien a cambiar?”