Pensamientos no deseados o compulsivos A la mayoría de las personas les sucede que, en uno o varios momentos de la vida, ideas o imágenes mentales no deseadas e involuntarias llegan de manera espontánea. Se los denomina pensamientos intrusivos y pueden ser inocuos y agradables, o atemorizantes y desagradables. En sí mismos no se consideran…
Pensamientos no deseados o compulsivos
A la mayoría de las personas les sucede que, en uno o varios momentos de la vida, ideas o imágenes mentales no deseadas e involuntarias llegan de manera espontánea. Se los denomina pensamientos intrusivos y pueden ser inocuos y agradables, o atemorizantes y desagradables.
En sí mismos no se consideran un problema, a menos que estén relacionados a un cuadro de estrés postraumático, trastorno bipolar, trastorno obsesivo compulsivo, trastornos de ansiedad, culpa excesiva, entre otros.
En general estas ideas intrusas pasan por la mente rápidamente y no generan una dificultad a largo plazo. Sin embargo, si ya no aparecen aislados sino de forma persistente, pueden provocar angustia, miedo y devenir en una conducta obsesiva.
Como la mayoría de los temas de salud mental, en gran porcentaje este problemapuede prevenirse o mejorarse con hábitos saludablesde la vida cotidiana. Alimentación, hidratación, ejercicio físico, disminución del estrés y descanso, entre otras.
Respecto a esta última variable, una reciente investigación publicada en la revista Clinical Psychological Science y financiada por el Medical Research Council, detalla la asociación entre el buen sueño y las posibilidades de controlar los pensamientos intrusivos.
El autor principal, el psicólogo Marcus Harrington (Departamento de Psicología de la Universidad de York en Reino Unido) explicó que “la capacidad de reprimir los pensamientos no deseados varía drásticamente entre los individuos, pero, hasta ahora, los factores que impulsan esta variabilidad han sido misteriosos. Nuestro estudio sugiere que la falta de sueño tiene un impacto considerable en nuestra capacidad para mantener los pensamientos no deseados fuera de nuestra mente”.
La investigación
El equipo investigador reclutó a 60 personas sanas con una edad promedio de 20 años para participar en el estudio. A un grupo le asignaron queduerma normalmentey a otro loprivaron de horas de sueño.Ambos debieron renunciar a las siestas, la cafeína y el alcohol en los días de prueba.
Antes de irse a dormir por la noche, fueron capacitados para asociar fotos de rostros negativas o neutrales de un registro de 700 fotos (The International Affective Picture System) que han sido validadas científicamente por suscitar siempre una respuesta emocional específica en los espectadores.
A su vez, los participantes también aprendieron técnicas que ayudan a superar los recuerdos desagradables.
Al día siguiente, los reclutadores expusieron a los voluntarios a las caras y se les pidió que intentaran reprimir las asociaciones que les provocaban.
En efecto,quienes habían dormido lo suficiente lograban suprimir con éxito los pensamientos intrusivos y con el tiempo la práctica les salía con mayor facilidad.
Además, este grupo informó que las respuestas emocionales a las imágenes negativas eran de menor intensidad. Estas conclusiones fueron corroboradas con otros datos medibles por los investigadores, como por ejemplo, el sudor.
Por el contrario, quienes habían sido privados del sueño tenían mayores dificultades para reprimir las ideas no deseadas. Asimismo a este problema lo mantuvieron en el tiempo.
Concretamente, este segundo conjunto de personas tuvo un 50% más de pensamientos intrusivos que los anteriores.
“El estudio también sugiere que la aparición de pensamientos intrusivos y trastornos emocionales después de episodios de sueño deficiente podría crear un círculo vicioso, en el que las intrusiones perturbadoras y la angustia emocional exacerban los problemas de sueño, inhibiendo el sueño necesario para apoyar la recuperación”, explicó otro de los autores, el doctor Scott Cairney.
El huevo o la gallina
El mal sueño, el escaso control sobre las ideas, el pensamiento rumiante y el estrés son variables interconectadas entre sí. No se sabe de forma absoluta cuál impulsa a cual.
No obstante, desde el punto de vista del descanso sí se ha demostrado que su privación causa unestado de ánimo pesimista, poca energía, dificultades de concentración y una incapacidad general para funcionar adecuadamente.
Pero desde el lado opuesto, estar en estado de alerta puederetrasar el inicio del sueño y provocar pensamientos rápidos y ansiosos durante la noche.Además, el sueño insuficiente puede causar más estrés.
Según una encuesta de la Fundación Nacional del Sueño, el 43 por ciento de las personas de 13 a 64 años han informado que permanecieron despiertas por la noche debido al estrés al menos una vez durante el último mes.
El buen descanso
Una persona pasa un tercio de su vida entera durmiendo. En general la recomendación es que, sin excepciones, todos descansen ocho horas al día.
Pero en realidad el tiempo requerido depende de la edad, la rutina diaria, las exigencias físicas, las actividades que se realizan, entre otras variables.
De esta forma, los niños precisan más que los adolescentes, y ambos más que los adultos. También las mujeres embarazadas precisan más que otras.
Según la National Sleep Foundation el tiempo estimado según la edad es:
> Bebés: entre 12 y 17 h.
> Niños de 1 a 5 años: entre 10 y 14 h.
>Niños en edad escolar de 6 a 13 años: entre 9 y 11 h.
>Adolescentes de 14 a 17 años: un promedio entre 9 a 10 h.
>Adultos entre 18 a 25 años: entre 7 y 9 h.
>Adultos de 26 a 64 años: entre 7 y 9 h. Mayores de 65 años: entre 7 y 8 h.