¿Por qué una guía para evitar malentendidos desde la Psicología? Debido a que entre el 60 y el 90% de los problemas interpersonales están vinculados a interpretaciones o expresiones comunicacionales erróneas, acercamos cinco sugerencias que incluyen la Teoría de los fundamentos morales, el PNL, las neurociencias y contribuciones de autores del campo. La clave está…
¿Por qué una guía para evitar malentendidos desde la Psicología? Debido a que entre el 60 y el 90% de los problemas interpersonales están vinculados a interpretaciones o expresiones comunicacionales erróneas, acercamos cinco sugerencias que incluyen la Teoría de los fundamentos morales, el PNL, las neurociencias y contribuciones de autores del campo.
La clave está en el énfasis
Comenzado el siglo XXI, dos investigadores se propusieron reunir la bibliografía de las ciencias contiguas a la Psicología, como la Antropología y las Neurociencias, para descubrir el origen del pensamiento moral.
Fue así que Jonathan Haidt y Craig Joseph comenzaron a desarrollar la Teoría de los fundamentos morales, que busca explicar cuáles son las razones que distancian a grupos culturales o políticos, como por ejemplo, liberales y conservadores.
En líneas generales, Haidt sugiere que la diferencia entre conjuntos viene dada por la regulación del énfasis entre estos seis fundamentos:
- Cuidado
- Justicia
- Libertad
- Lealtad
- Autoridad
- Pureza
Según estos principios, un conjunto de personas cuya cohesión viene dada por determinadas creencias religiosas posiblemente ponga mayor interés en el desagrado de lo impuro (pureza) y en la obediencia a la tradición (autoridad).
Mientras que una comunidad ligada por una ideología política de izquierda se verá movilizada por la rebeldía (libertad) y se centrará en la búsqueda de justicia.
Asimismo, en una organización social puede imperar el sentido de altruismo y protección a los demás (cuidado) a la vez que pondera la permanencia (lealtad).
A pesar de que los investigadores terminaron por enfocarse en el aspecto político, también aporta al entendimiento de cualquier sectorización a la luz de la noción de moralidad como la colección de ideas, palabras y símbolos combinados que constituyen una conglomeración de opiniones colectivas unidas.
Del mismo modo que se configura una consola de sonido para lograr ciertos efectos en la música, cada cultura, partido político, religión o ideología va a compartir una regulación particular entre aquellos seis elementos. Por consiguiente, las distinciones que se construyan entre grupos serán constitutivas y necesarias para la pluralidad y la diversidad de la sociedad.
Salir del tribalismo
En línea con lo expuesto según la Teoría de los fundamentos morales, la multiplicidad de opiniones es constitutiva de la sociedad actual. Del lado opuesto se encuentra el tribalismo como una forma de vida en la que predominan los grupos cerrados y cohesionados según ciertas características en común.
Al igual que el origen del cual toma el nombre, el tribalismo es el mantenimiento de ciertas costumbres, formas de pensar y del statu quo, de modo que los prejuicios acerca de los que están por fuera se reafirman y definen como equivocados.
A pesar de la necesidad del ser humano de pertenecer y sentirse identificado con un colectivo mayor a uno mismo, no implica necesariamente limitarse a lo conocido sin exponerse quienes podrían tener un pensamiento antagónico para que desafíen la propia cosmovisión.
“Cuando el tema en disputa se asocia a la identidad de nuestra tribu, aunque creemos que lo que nos importa es averiguar la verdad, es muy posible que estemos priorizando, sin darnos cuenta, no desafiar lo que nuestra tribu considera verdad”, afirma Guadalupe Nogués en Pensar con otros.
Para lograr comunicaciones auténticas, hay que animarse a enfrentar al error, a la posibilidad de tener que cambiar de opinión, de revisar los prejuicios o los cimientos sobre los que se construyó una idea.
Solo de esa forma se expande el universo mental, se comprueba si lo que se opina es verdadero y se da lugar a que la lógica del otro sea mejor.
Comunicación efectiva
Una de las primeras teorías modernas sobre comunicación efectiva fue la Programación Neurolingüística (PNL) que surgió en la década del 70 con Richard Bandler y John Grinde. Aunque aún carezca de suficientes evidencias científicas que la respalden, enseña ciertas técnicas de utilidad para lograr un ambiente de entendimiento y credibilidad.
Dentro de la teoría global, la PNL presenta el concepto de compenetración, o rapport en inglés, que se define como un recurso que permite alinearse con el otro al intercambiar o compartir determinados comportamientos.
Si la intención es dejar de lado el tribalismo para establecer conversaciones con personas de lógicas diferentes, el generar una sintonía es una práctica que requiere tiempo, intención y fluidez. Como resultado, los diálogos serán entablados desde las palabras pero también con los gestos, el movimiento, el tono y la actitud.
Lo primordial de la compenetración es que antes de esperar a que el interlocutor la logre, se debe aplicar primero en uno mismo. A niveles prácticos, una técnica recomendada para alcanzar la sintonía es el “mirroring” que consiste en reflejar, complementar e imitar las posturas, gestos, movimientos visuales, el ritmo de la respiración y posición corporal de la persona.
Para alcanzar mayor atención en lo que se está comunicando, la imitación debe ser sutil y no coincidir con el momento en el que la persona lo está realizando debido a que no lo debe percibir sino inconscientemente.
Además se puede acompañar:
- Utilizando el mismo grado de complejidad del lenguaje
- Buscando la empatía para comprender los valores desde los cuales el otro piensa
- Nivelando el volumen de voz con los demás
- Usando expresiones comunes para el interlocutor. Por ejemplo si le gusta el futbol, hablar de “ponerse la diez”, “gambetear”, “parar la pelota”, “cortita y al pie”, etcétera.
Entrenar la capacidad de escucha
El psicólogo y autor del best seller de autoayuda 12 razones para vivir, Jordan Peterson, explica que mayormente las conversaciones se ven obstaculizadas por tres motivos:
- Una o varias personas sólo están interesadas en tener la razón, por lo que la idea en sí pasa a un segundo plano y la disputa es acerca de los egos
- Es imperioso el deseo por dejar absolutamente en claro la propia postura, por lo que puede llegar a desconocerse lo que el otro opina a pesar de haber esclarecido la posición de uno mismo
- Se busca con persistencia superar el relato de los demás, hasta el punto de traer a colación anécdotas ficticias o improbables
Al tener presente cualquiera de estos potenciales impedimentos ante una comunicación efectiva ya se está dando el primer paso para evitarlos. Tal vez la clave esté, en línea con lo expuesto, en desarrollar una verdadera capacidad de escuchar sin juzgar, aconsejar, interpretar, ni comparar.
Es imposible leer el pensamiento del otro
Es fundamental identificar cuáles distorsiones cognitivas gobiernan las emociones y no sólo para lograr conversaciones óptimas, sino también para la salud mental personal.
La inferencia arbitraria o la lectura de pensamiento es un mecanismo psicológico por el que se supone lo que el interlocutor piensa, siente, vivencia o interpreta de las cosas. El problema se manifiesta cuando a partir de la adivinación, se generan juicios arbitrarios y posteriormente suele desencadenar grandes malentendidos.
A pesar de ser una tendencia prácticamente automática, la mente es un músculo que requiere acción determinada y persistente para cambiar. Una posible estrategia de desviación se puede iniciar al preguntarse si hay pruebas de que la conclusión de adivinación es así innegablemente y cuáles son.
No obstante, si se advierte la conducta mientras la conversación se desarrolla, la solución más simple aunque no fácil es preguntar lo que se está presuponiendo. Como reza el dicho popular: es mejor preguntar, que suponer.
Para conocer cuáles son las distorsiones más comunes: