Las dos caras del mind-wandering o mente errante presentan, por un lado una serie de beneficios y por el opuesto, determinados costos. El fenómeno de pensamiento transcurre entre el 10 y 50% del tiempo total de las personas, períodos en los que están cavilando algo diferente a lo que están realizando. Las dos caras del…
Las dos caras del mind-wandering o mente errante presentan, por un lado una serie de beneficios y por el opuesto, determinados costos. El fenómeno de pensamiento transcurre entre el 10 y 50% del tiempo total de las personas, períodos en los que están cavilando algo diferente a lo que están realizando.
Las dos caras del mind-wandering
A quién no le ha pasado alguna vez que se le ocurre una solución brillante a un problema, una idea creativa o un pensamiento original en un momento inesperado. Ya sea descansando en el sillón, limpiando, durante una ducha o en una caminata. Aparecen sin que se las esté buscando de forma consciente y voluntaria.
Pero el mismo fenómeno se vuelve atormentador mientras se leen estas líneas impidiendo entender por completo de qué tratan, al igual que sucede al intentar finalizar una responsabilidad de trabajo o durante una jornada de estudio.
En ambos casos se trata del mind-wandering, mente errante, divague mental, pensamiento independiente del estímulo o autogenerado. Una misma definición ambigua y problemática se hace concreta tanto con una connotación positiva como con una negativa.
Se trata de una clase de pensamiento difuso que se sitúa entre el contexto concreto en el que se vive y lo que circula en el cerebro. Sucede mayormente mientras se está realizando una actividad que implica poca actividad mental y bajas exigencias de concentración.
Sin embargo, en las distintas realidades de los sujetos hay situaciones en las que se ansía con vehemencia la generación de una idea y en otras se desea estar en el “aquí y ahora”, aunque sin éxito. La clave está en el entrenamiento de la atención y el ejercicio controlado del mind-wandering.
Desventajas
La mayoría de las investigaciones arrojan que las personas llegan a estar un 50% de su tiempo diario pensando en algo diferente a lo que están haciendo.
Así presentado, el estado de divagación no es indefenso sino que conlleva determinados costos para cada individuo.
- Afecta la capacidad de comprender lo que se está leyendo: Se ha estudiado un grupo de hombres dándoles un texto y probándolos para saber cuánto comprendieron. Los sujetos que fueron identificados haciendo mind-wandering tuvieron los peores resultados y se demostró que está asociado a la decodificación superficial de conceptos.
- Atención dispersa: si la mente errante llega a ser una conducta incontrolable, limitará la concreción de las responsabilidades y disminuirá la efectividad ya que se focalizará en lo que sus sentidos, emociones y distracciones le dicten.
- Influye en el humor: la evidencia científica sugiere que las personas son menos felices cuando están divagando que cuando no lo están. Si se dedica tiempo considerable a rumiar errores del pasado, por ejemplo, inevitablemente provocará ánimo fastidioso. A pesar que muchas veces alivia el aburrimiento, y aunque los pensamientos estén volcados a temas agradables, tampoco representa una diferencia en la medición de felicidad.
Ventajas
Pese a que los costos de divagar mentalmente sean elevados y acarreen problemas para ciertas clases de personalidad, es un hecho que el cerebro responde con esta actividad casi como un instinto.
Entendiendo este supuesto, es más accesible observar las ventajas o beneficios que ofrece:
- Dota de capacidad de planificación y anticipación: Una gran proporción de los pensamientos que ocurren durante el mind-wandering son de naturaleza prospectiva. Es decir que esta orientación hacia el futuro combinada con las preocupaciones actuales constituyen la función planificadora de objetivos.
- Alivia el aburrimiento: casi como una adaptación automática, el cerebro tiende a desacoplarse del ambiente externo actual y acoplarse a cavilaciones alternativas para superar una tarea cuando se tornó tediosa. Se trata simplemente de dejar que el tiempo pase y sobrevivirlo.
- Creatividad: la mayor de las potencialidades del mind-wandering es ser el caldo de cultivo para la generación de ideas y para la creación de soluciones a problemas antiguos. Si se logra controlar el contenido y el recorrido de la divagación es más probable que surjan pensamientos creativos.
Dos caras
Cuando la mente relaja la atención focalizada, se activa otra zona del cerebro de forma inmediata denominada la Red Neuronal por Defecto (RND) que vendría a ser el piloto automático encargado de alejar a la persona de la actividad que está realizando.
Esta red está distribuida entre el lóbulo temporal, parietal y prefrontal, y se moviliza cuando el individuo entra en un estado de desconexión o descanso mental, ya que el cerebro es un órgano que funciona sin cesar.
Algunos autores e investigadores comentan que aún se desconocen las verdaderas consecuencias de la tendencia habitual a pensar en cosas no relacionadas con lo que se está haciendo, como la pérdida del hilo de una conversación hasta la negligencia médica o un accidente automovilístico.
No obstante es prácticamente mayoritario el consenso acerca de la función de la terapia de mindfulness para reducir los efectos dañinos del divague mental. De esta manera se puede lograr restringirlo durante periodos en los que se requiere atención focalizada y hacer uso de sus beneficios en momentos de ocio o descanso.
En síntesis, las dos caras del mind-wandering plantean jugar a favor o en contra de las necesidades de la persona dependiendo de la forma de canalizarlo. Mientras que para un individuo significa la clave para florecer su creatividad, para otro con problemas de ansiedad las desventajas se intensifican.
- The Costs and Benefits of Mind-Wandering: A Review. Article in Canadian Journal of Experimental Psychology · March 2013. Disponible en: https://www.researchgate.net/publication/235785870