Interesante la propuesta del 1er. capítulo de la nueva temporada de The Chosen, pero es incorrecto el ejemplo del rey David y Betsabé.
En la apertura de la 4ta. temporada de la serie de ficción bíblica The Chosen, ocurre una escena controversial acerca de una historia del rey David, Betsabé, y se ofrece una interpretación para introducir el tema central del capítulo.
The Chosen (Los Elegidos) es una serie de varias temporadas sobre la vida y el ministerio de Jesús de Nazaret, cuya temporada 1 fue en 2017, y en 2024 se ofrece su temporada 4. El objetivo en este caso específico es lidiar con la pérdida, duelo y dolor… desde la esperanza (en Jesús).
Dallas Jenkins, creador de la serie, intenta desarrollar una respuesta a la pregunta de muchos: “¿Por qué, a veces, Dios no responde las oraciones de los ‘buenos’ del modo que ellos esperan?”.
Este planteo es siempre actual entre la mayoría de los cristianos.
Dallas Jenkins es hijo de Jerry B. Jenkins, un escritor estadounidense del género llamado ‘ficción bíblica‘ que consiste en considerar personas, lugares y hechos que aparecen en la Biblia, pero el escritor los mezcla con su creatividad para darle al lector un relato ameno.
Esto es lo que hizo Dallas Jenkins en ‘The Chosen’, aunque en esta ocasión cometió un error considerable.
El rey David
La acción comienza con el rey David clamando a Dios por la salud del primer hijo que él tuvo con Betsabé, ya que Salomón fue el segundo hijo de la pareja.
Debe recordarse que Dios había establecido un pacto con David, relatado en el capítulo 7 de Samuel 2, en el Antiguo Testamento. Testigo y vocero del pacto fue el profeta Natán.
La escena es conocida por muchos: David clamó e hizo ayuno y oración mientras aquel niño agonizaba pero cuando le comunicaron que había fallecido, se levantó y comió.
El relato está en Samuel 2 capítulo 12.
La historia
La escena de The Chosen es la siguiente:
“Los ancianos que vivían en su palacio iban a verlo y trataban de levantarlo del suelo, pero David se negaba a levantarse, y tampoco quería comer.
Siete días después, el niño murió, y sus sirvientes temían decírselo, pues decían: «Si cuando el niño vivía, el rey no quería escucharnos, con más razón se afligirá si le decimos que el niño ya murió.»
Pero cuando David los vio hablar entre sí, se dio cuenta de que el niño ya había muerto, así que les preguntó:
«¿Ya ha muerto el niño?»
Aquellos le respondieron: «Sí, señor; ya ha muerto.»
Entonces David se levantó del suelo, y se bañó y se perfumó, y se puso ropa limpia; luego fue a la casa del Señor, y lo adoró. Después regresó a su casa y pidió de comer, y comió. Los sirvientes le preguntaron:
«¿Qué es lo que haces? Cuando el niño aún vivía, estuviste ayunando y orando, pero ahora que ha muerto, ¡te levantas y pides de comer!»
Y David les dijo: «Cuando el niño aún vivía, yo ayunaba y lloraba, y decía: “Tal vez el Señor se compadezca de mí, y deje vivir al niño.” Pero ahora que el niño ha muerto, ¿de qué me sirve ayunar? ¿Acaso podría yo devolverle la vida? Yo puedo ir a donde él está, pero él ya no volverá conmigo.»
Y David fue y consoló a Betsabé, su mujer (…).”
The Chosen
En la serie producida por Angel Studios, Betsabé le pregunta a David por qué murió el niño, y el monarca no tiene una respuesta pero ante una nueva pregunta él dice que, de todos modos, él cree en Dios y permanecerá junto a Él.
Más allá de las buenas intenciones de Dallas Jenkins, y de lo trascendente que es ‘The Chosen’ para actualizar las historias de Jesús de Nazaret, hay un problema profundo en esa descripción: David sí conocía qué había sucedido, y Betsabé tambien. No eran inocentes ni estaban desinformados.
Solamente hay que ir al relato del capítulo anterior, el Nº 11, en el libro Samuel 2, en la Biblia.
David había iniciado una relación con una mujer casada, llamada Betsabé, quien era la esposa de un fiel soldado del rey, de nombre Urías.
El rey había embarazado a Betsabé y cuando fracasó en su intento de disfrazar la situación, envió a la muerte a Urías para que ella enviudara, casarse con ella y encubrir el escándalo.
El castigo
Ahora vayamos al inicio del capítulo 12, antes de la escena ya transcripta.
“Un día, el Señor envió a Natán a hablar con David, y Natán le dijo:
«En cierta ciudad vivían dos hombres. Uno de ellos era rico, y el otro era pobre. El rico tenía muchas ovejas y vacas, pero el pobre sólo tenía una corderita que había comprado y criado, y que era como su propia hija, pues comía de su mesa, bebía de su vaso y dormía en su regazo; era como de la familia, pues había crecido con él y con sus hijos. Un día, el hombre rico recibió a un visitante y, como no quiso matar a ninguna de sus ovejas o vacas para ofrecerle de comer al visitante, fue y tomó la oveja del hombre pobre, y la preparó para su visitante.»
David se puso muy furioso contra aquel hombre, y le dijo a Natán:
«Juro por el Señor que ese hombre merece la muerte. Y por haber actuado así, sin mostrar nada de misericordia, tiene que pagar cuatro veces el valor de la oveja.»
Entonces Natán le dijo:
«¡Tú eres ese hombre! Así ha dicho el Señor, Dios de Israel: “Yo te consagré como rey de Israel; yo te libré del poder de Saúl, yo te di el palacio que fue de tu señor, y puse en tus brazos sus mujeres. Además, yo te entregué las tribus de Israel y de Judá y, por si esto fuera poco, yo estaba dispuesto a darte mucho más.” ¿Por qué menospreciaste la palabra del Señor, y actuaste mal delante de sus ojos? Al hitita Urías lo mataste por medio de la espada de los amonitas, para quedarte con su mujer. “Ahora, en castigo, la violencia jamás se apartará de tu propia familia, pues menospreciaste al Señor y tomaste como mujer a la esposa de Urías el hitita.” Pero así dice el Señor: “Yo haré que el mal sobrevenga sobre tu propia casa. Ante tus propios ojos entregaré tus mujeres a tu prójimo, y a pleno sol se acostará con ellas. Lo que tú hiciste en secreto, yo lo haré a plena luz del día y en presencia de todos los israelitas.”»
David le respondió a Natán: «Reconozco que he pecado contra el Señor.»
Y Natán le dijo: «El Señor ha perdonado tu pecado, y no vas a morir. Pero como los enemigos del Señor hablan mal de él por causa de este pecado tuyo, tu hijo recién nacido tiene que morir.»
Absalon
Antes de continuar con The Chosen, regresemos a los versículos 11 y 12 de este capítulo 12 de Samuel 2:
«Pero así dice el Señor: “Yo haré que el mal sobrevenga sobre tu propia casa. Ante tus propios ojos entregaré tus mujeres a tu prójimo, y a pleno sol se acostará con ellas. Lo que tú hiciste en secreto, yo lo haré a plena luz del día y en presencia de todos los israelitas.”»
Esta advertencia / castigo fue confirmada más adelante en la historia de David, durante la rebelión de su hijo Absalón. La historia de cómo su hijo por entonces admirado atentó contra su padre se encuentra en el capítulo 15 de Samuel 2.
Y en el capítulo 16 del mismo libro Samuel 2 se relata que Absalón ocupó (fugazmente) Jerusalén, cuando su padre huyó (en forma temporaria):
“Entonces Absalón llamó a Ajitofel y le dijo: «¿Qué me aconsejas que debemos hacer?»
Y Ajitofel le aconsejó:
«Ve al palacio de tu padre y acuéstate con sus concubinas, las que se quedaron cuidando el palacio. Cuando el pueblo lo sepa, pensará que tu padre te aborrecerá, y así la gente se unirá más a ti.»
Se levantó entonces en la azotea una tienda de campaña para Absalón, y éste se acostó con las concubinas de su padre a la vista de todo el pueblo. (…).”
Los que sufren
En el capítulo de The Chosen, el contenido luego avanza hacia una ficción acerca de la muerte de una supuesta prometida del discípulo Tomás, consecuencia de heridas que le provocó con su espada un oficial romano. El dato es que Jesús está presente, Tomás le pide que intervenga y Jesús no lo hace. Obvio que no hay relato bíblico al respecto sino que siempre que alguien demandó asistencia de Jesús, éste respondió. Pero el autor intenta así introducir el tema que desea exponer.
Así es como se unen las historias de David / Betsabé con Tomás / Jesús. La diferencia consiste -otra vez- en que David / Betsabé sí conocían cuál era su problema.
De todos modos, hay una respuesta a la pregunta de The Chosen: ¿Por qué, a veces, sufren los creyentes?
De los diálogos durante el resto del capítulo surge que no existe el Evangelio del Trueque. No se trata de un canje ‘Conversión a cambio de Blindaje del Mal‘. Los creyentes siguen viviendo, por ahora, en una realidad de posibles dificultades. Quienes aceptan a Jesús no quedan aislados de los problemas.
De hecho, Jesús no las pudo evitar y fue crucificado.
Sin embargo, así como hay una cruz también hay una tumba vacía. Lo que Jesús provoca es que más allá de la dificultad hay una esperanza mientras dure el conflicto entre el Bien y el Mal, que no será para siempre.
Lo que consiguen los creyentes es enfrentar a las consecuencias del Mal desde otro lugar, con la convicción de que esa historia no es toda la historia.
