Uno de cada 10 niños debe trabajar para subsistir. Desde la ONU prevén que la estadística empeorará para fin de año por la crisis económica a causa de la pandemia. Tareas o trabajo El 12 de junio se recuerda a nivel mundial el Día contra el Trabajo Infantil. La campaña involucra a 152 millones de…
Uno de cada 10 niños debe trabajar para subsistir. Desde la ONU prevén que la estadística empeorará para fin de año por la crisis económica a causa de la pandemia.
Tareas o trabajo
El 12 de junio se recuerda a nivel mundial el Día contra el Trabajo Infantil. La campaña involucra a 152 millones de niños dentro de los que 72 millones realizan tareas peligrosas y están expuestos a enfermedades, abandono y esclavitud.
UNICEF diferencia la explotación en sí de las tareas colaborativas. En este último caso sólo se trata de la participación positiva en una actividad económica que no afecta la salud, el crecimiento, ni la educación.
Por el contrario,el trabajo infantil se reduce a formas perjudiciales remuneradas o no remuneradas que comprometen el desarrollo físico, mental, social o educativo.
Lamentablemente, uno de cada 10 niños debe trabajar para subsistir y la estadística empeora en países pobres a uno de cada cuatro infantes.
A pesar de que la cifra ha disminuido 94 millones desde el año 2000 debido al foco en la educación como método, la tasa de reducción se desaceleró en dos terceras partes durante los últimos años.
Por este motivo, las Naciones Unidas propone como una meta del desarrollo sostenible, el fin del trabajo infantil en todas sus formas para 2025.
Sin embargo tal objetivo resulta inverosímil en un contexto en el que 40,3 millones de personas viven en condiciones de esclavitud en todo el mundo. Además, respecto a las y los niños:
- La mitad de los 152 millones tiene entre 5 y 11 años
- 42 millones (28%) tienen entre 12 y 14 años
- 37 millones (24%) tiene entre 15 y 17 años
Las vidas que personifican dichos números están concentradas en un 71% en la agricultura de subsistencia o comercial, como la pesca, silvicultura, ganadería y acuicultura.
El 2021 será el Año Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil según declaró la ONU, con el fin de la pronta eliminación del problema.
Invisibles en América Latina
En 2002 la Organización Internacional del Trabajo instituyó al 12 de junio como el Día mundial contra el Trabajo Infantil a modo de estrategia para resaltar la relevancia y el alcance del problema global, sobre todo porque los porcentajes demuestran que estos niños y niñas se encuentran en todas las esferas de la economía.
Sin embargo, son invisibilizados por estar fuera del alcance de la vista en plantaciones, en el fondo de talleres textiles, entrando por la puerta de servicio en casas lujosas, en minas, basureros o pescando en el río.
En América Latina son 10.5 milloneslas infancias escondidas atrás de actividades laborales y 6 millones de ellas corren peligros a diario.
Dada la fragilidad de las administraciones estatales, las constantes devaluaciones y crisis atravesadas en los últimos años, los primeros tres países en encabezar la lista con mayor trabajo infantil son:
- Bolivia con el 26,4%
- Paraguay con el 22,4%
- Perú con el 21,8%
El impacto de la COVID-19
Tras decretarse la pandemia de COVID-19, los sistemas productivos se paralizaron con la finalidad de evitar la propagación acelerada del virus.
En esta situación, los niños son una de las víctimas principales, ya que detrás del problema de salud se esconde la pobreza y la desidia que los induce a comenzar un trabajo ilegal o aumentar las horas diarias para colaborar en la provisión del hogar.
Un documento publicado hoy por Save the Children y UNICEF estima que para fines de este año otros 86 millones de infantes más vivirán en hogares pobres, es decir, significará un aumento de un 15% en promedio.
Los efectos dañinos del brote no son equitativos en todo el mundo sino quela mayor acentuación podría registrarse en los países de Europa y Asia Central en un 44%, mientras que en América Latina y el Caribe en un 22%.
Adicionalmente, son las niñas y las mujeres las que configuran el sector más vulnerable debido a la desigualdad en el acceso al sistema de salud y a trabajos justamente remunerados.
Según UNICEF, “la pérdida inmediata de los ingresos hace que las familias encuentren más dificultades para obtener productos básicos como agua y comida, tengan menos probabilidades de acceder a la atención médica o la educación, y estén más expuestas al peligro del matrimonio infantil, la violencia, la explotación y el abuso”.