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Cuando el ego es tóxico

¡VIVA LA AUTOESTIMA!

David de Belén, hijo de Jesé o Isaí, de la tribu de Judá, fue rey de Israel, vivió entre 1040 a.C. y 966 a.C. y, segúnel árbol genealógico que describe el Evangelio según Mateo, fue un antepasado de Jesús de Nazareth. El vínculo de David con el sionismo contemporáneo es tan intenso que la bandera…

Tercer Ángel

jueves 15/08/2019
egocéntrico vanidoso
Alguien con ego siempre se preocupará por sí mismo, y nunca por los demás.

David de Belén, hijo de Jesé o Isaí, de la tribu de Judá, fue rey de Israel, vivió entre 1040 a.C. y 966 a.C. y, segúnel árbol genealógico que describe el Evangelio según Mateo, fue un antepasado de Jesús de Nazareth. El vínculo de David con el sionismo contemporáneo es tan intenso que la bandera…

David de Belén, hijo de Jesé o Isaí, de la tribu de Judá, fue rey de Israel, vivió entre 1040 a.C. y 966 a.C. y, segúnel árbol genealógico que describe el Evangelio según Mateo, fue un antepasado de Jesús de Nazareth.

El vínculo de David con el sionismo contemporáneo es tan intenso que la bandera de Israel lleva en su centro, como emblema, la llamada Estrella de David, aunque antes era conocido como Sello de Salomón (hijo de David).

David es venerado en tres religiones: judaísmo, cristianismo e islamismo.

Polígamo, él tuvo 8 mujeres y 18 hijos. Uno de ellos fue su heredero: Salomón.

Él reunificó el territorio de la ex Canaán, lo amplió, y consolidó una teocracia orgullosa de su Jehová. Pero David tuvo enormes problemas en su vida familiar. Por ejemplo, con varios de sus otros hijos. Es terrible la historia del conflicto con uno de ellos, Absalón.

El relato bíblico presenta desde el comienzo una situación muy compleja:

“(…) Dos años después, cuando se esquilaban las ovejas de Absalón en Baal-hazor, cerca de Efraín, Absalón invitó a todos los hijos del rey a una fiesta.
Él fue adonde estaba el rey y le dijo:
—Mis esquiladores ya se encuentran trabajando. ¿Podrían el rey y sus siervos venir a celebrar esta ocasión conmigo?
El rey contestó:
—No, hijo mío. Si fuéramos todos, seríamos mucha carga para ti.
Entonces Absalón insistió, pero aun así el rey dijo que no iría, aunque le dio su bendición.
—Bien —le dijo al rey—, si no puedes ir, ¿por qué no envías a mi hermano Amnón con nosotros?

—¿Por qué a Amnón? —preguntó el rey.
Pero Absalón siguió insistiendo hasta que por fin el rey accedió y dejó que todos sus hijos asistieran, entre ellos Amnón. Así que Absalón preparó un banquete digno de un rey.
Absalón les dijo a sus hombres:
—Esperen hasta que Amnón se emborrache; entonces, a mi señal, ¡mátenlo! No tengan miedo. Yo soy quien da la orden. ¡Anímense y háganlo!
Por lo tanto, cuando Absalón dio la señal, mataron a Amnón. Enseguida los otros hijos del rey montaron sus mulas y huyeron.
Mientras iban de regreso a Jerusalén, a David le llegó este informe: «Absalón mató a todos los hijos del rey, ¡ninguno quedó con vida!».
Entonces el rey se levantó, rasgó su túnica y se tiró al suelo. Sus consejeros también rasgaron sus ropas en señal de horror y tristeza.
Pero justo en ese momento, Jonadab el hijo de Simea, hermano de David, llegó y dijo:

—No, no crea que todos los hijos del rey están muertos, ¡solamente Amnón! Absalón había estado tramando esto desde que Amnón violó a su hermana Tamar.
No, mi señor el rey, ¡no todos sus hijos están muertos! ¡Solo murió Amnón!”
.

2DA. DE SAMUEL 13:23-33

Evidentemente, el exitoso rey David tenía un problema familiar gigantesco.

La educación de sus hijos ofrecía grietas. En el caso de Absalón, sobresalía su conducta tan autoritaria como temeraria y su apego a la justicia por mano propia aunque su violencia extrema iba más allá.

Hay un fragmento que así lo revela:

“(…) Absalón era elogiado como el hombre más apuesto de todo Israel. De pies a cabeza era perfecto.
Se cortaba el cabello una vez al año, y lo hacía solo porque era muy pesado. ¡El peso de su cabello era de más de dos kilos!
Tenía tres hijos y una hija. Su hija se llamaba Tamar, y era muy hermosa.
Absalón vivió dos años en Jerusalén, pero nunca pudo ver al rey.
Así que mandó llamar a Joab para pedirle que intercediera por él, pero Joab se negó a ir. Entonces Absalón volvió a enviar por él una segunda vez, pero de nuevo Joab se negó.

Finalmente Absalón les dijo a sus siervos: «Vayan y préndanle fuego al campo de cebada de Joab, el que está junto al mío». Entonces fueron y le prendieron fuego al campo tal como Absalón les había mandado.
Entonces Joab fue a la casa de Absalón y le reclamó:
—¿Por qué tus siervos le prendieron fuego a mi campo?
Absalón contestó:
—Porque quería que le preguntaras al rey por qué me trajo de Gesur si no tenía intención de verme. Mejor me hubiera quedado allá. Déjame ver al rey; si me encuentra culpable de algo, entonces que me mate.
De manera que Joab le dijo al rey lo que Absalón había dicho. Por fin el rey mandó llamar a Absalón, quien fue y se inclinó ante el rey, y el rey lo besó.”

2DA. DE SAMUEL 14:25-33.

Joab era un militar aguerrido, el jefe de los ejércitos de David. Es llamativo que Absalón le impusiera sus caprichos.

Resulta que Absalón, luego de asesinar al primogénito Amnón con la excusa de vengar a Tamara, decidió no sólo intentar reemplazarlo como heredero -el primogénito varón era, en aquellos tiempos, el heredero natural- sino que decidió desplazar a su padre del trono y para lograr ese objetivo inició una conspiración muy vasta contra él.

El relato es impactante.

“(…) Después Absalón compró un carruaje y caballos, y contrató a cincuenta guardaespaldas para que corrieran delante de él.
Cada mañana se levantaba temprano e iba a la puerta de la ciudad. Cuando la gente llevaba un caso al rey para que lo juzgara, Absalón le preguntaba de qué parte de Israel era, y la persona le mencionaba a qué tribu pertenecía.
Entonces Absalón le decía: «Usted tiene muy buenos argumentos a su favor. ¡Es una pena que el rey no tenga disponible a nadie para que los escuche!

Qué lástima que no soy el juez; si lo fuera, todos podrían traerme sus casos para que los juzgara, y yo les haría justicia».
Cuando alguien trataba de inclinarse ante él, no lo permitía. En cambio, lo tomaba de la mano y lo besaba.
Absalón hacía esto con todos los que venían al rey por justicia, y de este modo se robaba el corazón de todo el pueblo de Israel.
Después de cuatro años, Absalón le dijo al rey:
—Permítame ir a Hebrón a ofrecer un sacrificio al Señor y cumplir un voto que le hice.
Pues mientras su siervo estaba en Gesur en Aram, prometí que le ofrecería sacrificio al Señor en Hebrón si me traía de regreso a Jerusalén.
—Está bien —le dijo el rey—. Ve y cumple tu voto.
Así que Absalón se fue a Hebrón.
Pero mientras estaba allí, envió mensajeros secretos a todas las tribus de Israel para iniciar una rebelión contra el rey. «Tan pronto como oigan el cuerno de carnero —decía el mensaje—, deben decir: “Absalón ha sido coronado rey en Hebrón”».

Absalón llevó consigo a doscientos hombres de Jerusalén como invitados, pero ellos no sabían nada de sus intenciones.
Mientras Absalón ofrecía los sacrificios, mandó a buscar a Ahitofel, uno de los consejeros de David que vivía en Gilo. En poco tiempo muchos más se unieron a Absalón, y la conspiración cobró fuerza.
Pronto llegó un mensajero a Jerusalén para decirle a David: «¡Todo Israel se ha unido a Absalón en una conspiración en su contra!».
—Entonces debemos huir de inmediato, ¡si no será muy tarde! —David dijo a sus hombres—. ¡Apresúrense! Si salimos de Jerusalén antes de que llegue Absalón, tanto nosotros como la ciudad nos salvaremos del desastre.

—Estamos con usted —respondieron sus consejeros—. Haga lo que mejor le parezca.
Entonces el rey salió de inmediato junto con todos los de su casa. No dejó a nadie excepto a diez de sus concubinas para que cuidaran el palacio.
Así que el rey y toda su gente salieron a pie, y se detuvieron en la última casa a fin de que los hombres del rey pasaran al frente.
Había seiscientos hombres de Gat que habían venido con David, junto con la guardia personal del rey.
Después el rey se dio vuelta y le dijo a Itai, un líder de los hombres de Gat:
—¿Por qué vienes con nosotros? Vuelve al rey Absalón porque tú eres un huésped en Israel, un extranjero en el exilio.

Llegaste hace poco, ¿debería forzarte a vagar con nosotros? Ni siquiera sé a dónde iremos. Regresa y llévate contigo a tus parientes, y que el Señor te muestre su amor inagotable y su fidelidad.
Pero Itai le respondió al rey:
—Juro por el Señor y por el rey que iré dondequiera que mi señor el rey vaya, sin importar lo que pase, ya sea que signifique la vida o la muerte. (…)”.

2DA. DE SAMUEL 15:1-21

Es hora de cerrar la historia tan terrible.

“(…) Durante la batalla, Absalón se cruzó con algunos hombres de David. Trató de escapar en su mula, pero al pasar cabalgando debajo de un gran árbol, su cabello se enredó en las gruesas ramas. La mula siguió y dejó a Absalón suspendido en el aire.
Entonces uno de los hombres de David vio lo que había pasado y le dijo a Joab:

—Vi a Absalón colgando de un gran árbol.
—¿Qué? —preguntó Joab—. ¿Lo viste ahí y no lo mataste? ¡Te hubiera recompensado con diez piezas de plata y un cinturón de héroe!
—No mataría al hijo del rey ni por mil piezas de plata —le respondió el hombre a Joab—. Todos escuchamos lo que el rey les dijo a usted, a Abisai y a Itai: “Por consideración a mí, por favor, perdonen la vida del joven Absalón”.
Si yo hubiera traicionado al rey y matado a su hijo —y de seguro el rey descubriría quién lo hizo—, usted sería el primero en abandonarme a mi suerte.

—Basta ya de esta tontería —dijo Joab.
Enseguida Joab tomó tres dagas y las clavó en el corazón de Absalón mientras estaba colgado, todavía vivo, del gran árbol.
Luego diez jóvenes escuderos de Joab rodearon a Absalón y lo remataron.
Entonces Joab hizo sonar el cuerno de carnero, y sus hombres regresaron de perseguir al ejército de Israel.
Arrojaron el cuerpo de Absalón dentro de un hoyo grande en el bosque y encima apilaron un montón de piedras. Y todo Israel huyó a sus hogares.
(…)”.

2DA. DE SAMUEL 18:9-17

Del ego a la autoestima

Salomón, hermanastro de Absalón, escribió en su etapa de sabiduría:

**Al necio no le complace el discernimiento;
tan sólo hace alarde de su propia opinión
“.
Proverbios 18:2

**Antes de estrellarse, el corazón del hombre es soberbio,+
y, antes de la gloria, hay humildad
.”
Proverbios 18:12

¿Qué llevó a Absalón a levantarse contra su padre, el rey elegido por Jehová? ¿Donde comenzó su vanidad? ¿Fueron sus atributos físicos el origen de su narcicismo?

¿Acaso Absalón abundaba en flaquezas e incertidumbres que disfrazaba con su exagerado amor a sí mismo?

¿Absalón era tan débil emocionalmente que tenía una enfermiza necesidad de reconocimiento de los otros, comenzando por su propio padre?

Sin duda, Absalón construyó un ego desmesurado, que alimentó su competencia con su padre y su decisión de intentar defenestrarlo.

El debate sobre el ego es muy interesante.

Para comenzar, no hay coincidencia en que el ego es esencialmente negativo.

Plácido Fajardo, socio en la empresa francesa de búsqueda de ejecutivos Alto Partners Leaders Trust, explica su punto de vista: “El ego lleva siempre aparejada una connotación peyorativa, aunque puede verse como algo positivo en aquello que tiene que ver con la autoconciencia de uno mismo, es decir, en la habilidad para detectar las propias capacidades y el impacto que éstas generan a tu alrededor. Parece claro que la inteligencia emocional empieza por tener una autoconciencia, una imagen adecuada de lo que somos“.

Alberto Bocchieri, socio de otra empresa de búsqueda de ejecutivos, Pedersen & Partners, que nació entre Praga y Varsovia, coincide: “A los reclutadores les gustan los candidatos con confianza en ellos mismos y que tengan una alta valoración de su propia capacidad de aportar. Esta actitud tiene que ver con la capacidad de transmitir al interlocutor valores positivos y de causar un gran impacto“.

Luego, hay una corriente de opinión que considera que es negativo la ausencia de ego porque puede carecerse de autoestima.

Sin embargo, es en este punto donde puede ocurrir una grave equivocación. Ego no equivale a autoestima, y un ego muy desarrollado es problemático, para su propietario en primer lugar.

Raquel Lemos Rodríguez estableció diferencias, en una reflexión para la web LaMenteEsMaravillosa:

https://lamenteesmaravillosa.com/autoestima-y-ego-7-diferencias/

1. Una persona con un gran ego tiene una admiración excesiva por sí misma. Desarrolla rasgos narcisistas y se cree superior a los demás.

Sin embargo, una persona con alta autoestima se valora, pero desde una óptica realista. Es consciente de sus virtudes y defectos, que acepta.

No es negativo quererse. Sí es negativo creernos perfectos.

2. Alguien con ego siempre se preocupará por sí mismo, y nunca por los demás.

En cambio, una persona con autoestima se preocupa por sí misma, pero también por los demás.

Una persona con autoestima conoce lo que significa la empatía.

3. Una persona que tiene un gran ego, no es capaz de ver más allá de sus creencias. Cree que su visión es la verdadera y eso le genera muchos conflictos con los demás.

Una persona con alta autoestima es capaz de mirar más allá de su punto de vista. El saber escuchar provoca que las relaciones que tiene sean sanas y provechosas.

4. Una persona con gran ego no soporta recibir ni una sola crítica que atente contra la imagen exagerada que tiene de sí misma.

Quien goza de una autoestima sana será capaz de recibir críticas que le ayuden a mejorar.

5. Una persona con mucho ego siempre piensa en ella misma. Si alguna vez busca la ayuda de los demás o se acerca a ellos es porque espera obtener algo que le puede beneficiar.

Las personas con una buena autoestima son generosas.

6. Quien tiene ego piensa que está por encima de los demás, ya sea porque considera que es superior en fuerza, en inteligencia o en belleza, y que el mundo gira a su alrededor.

Una persona con buena autoestima sabe que ninguna persona es superior a otra. Por eso, no suele realizar comparaciones.

7. Quien tiene un gran ego no puede amar sanamente ni cubrir las necesidades ajenas si antes no ha cubierto las propias.

Quienes tienen una sana autoestima se respetan a sí mismos, se aceptan, se valoran y son capaces de tener relaciones enriquecedoras.

El ego tóxico

De acuerdo con Sigmund Freud, el ego es un aspecto importante de la humanidad.

El ego es un concepto que Freud incluyó en su Teoría del Psiconálisis. Para él, el aparato psíquico estaba formado por tres grandes rasgos: el ello, el yo (ego) y el superyó (superego).

El ego funciona para satisfacer los deseos del ello de una manera que sea realista y socialmente apropiada.

El problema comienza con la adicción a la importancia, que incluye la autonecesidad de demostrar continuamente la importancia de uno mismo en relación con los demás.

En la historia de la humanidad, las personas en semejante condición han provocado grandes manipulaciones y perjuicios buscando su propio y exclusivo beneficio.

¿Cuáles son las características de una persona con ego tan voluminoso que es tóxico? Fue el motivo del origen del conflicto universal.

** Convierte el deseo de refuerzo constante de sus virtudes en una necesidad.

** Considera que tienen muchos derechos en las relaciones personales pero no son equivalentes a sus deberes.

** Siente envidia de un modo habitual hacia todo aquel que siente que le roba parte de su brillo.

** Tiene poco interés por los demás y llena las conversaciones hablando de sí mismo.

** Necesita sentirse escuchado, pero puede considerar secundarias las necesidades de los demás.

** Tiende a considerar que la única forma de hacer las cosas es la suya.

El ego tóxico provoca narcisismo, el amor desproporcionado que dirige el sujeto hacia sí mismo. Alude al antiguo mito griego sobre el joven Narciso, de especial hermosura, quien se enamoró insaciablemente de su propia imagen reflejada en el agua.

Los narcisos son egosintónicos: no reconocen su comportamiento como un problema y por lo tanto difícilmente busquen ayuda o transiten un camino terapéutico para mejorar, ya que sin la percepción de que algo anda mal, no hay nada que cambiar ni motivación para hacerlo.

Hay una relación directa entre el narcisismo y la soberbia.

Existen muchos tipos de soberbia. Por ejemplo, la vanagloria o cenodoxia, que resulta en otros problemas tales como la filargiria o amor al dinero (codicia) y la filargía o amor al poder.

Y el mapa podría continuar ampliándose, pero no es necesario hacerlo para comprender dónde es conveniente ubicarse.

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