Los líderes cristianos, tanto partidarios de / como críticos del presidente saliente de USA, Donald Trump, oraron por paz y seguridad cuando los terroristas aficionados intentaron asaltar el Capitolio en Washington, DC. El grave acontecimiento coincidió con la sesión del Congreso estadounidense para certificar la victoria en el Colegio Electoral del presidente electo, Joe Biden.…
Los líderes cristianos, tanto partidarios de / como críticos del presidente saliente de USA, Donald Trump, oraron por paz y seguridad cuando los terroristas aficionados intentaron asaltar el Capitolio en Washington, DC.
El grave acontecimiento coincidió con la sesión del Congreso estadounidense para certificar la victoria en el Colegio Electoral del presidente electo, Joe Biden.
El Presidente saliente convocó a Washington, DC a sus partidarios más fanatizados para presionar a sus propios legisladores republicanos para que rechazaran los resultados de las elecciones. Éste fue el propósito de otra nueva Marcha de Jericó: nuevamente algunos cristianos le prestaron a Trump una errada historia de la Biblia para ejecutar una tragedia no bíblica.
Antecedentes
Hacia el año 1230 a. C., el pueblo de Israel llegó a Canaán para ocuparla, tal como le había exigido Dios, pero es desalentador que en 2021 d.C., líderes cristianos le permitieran a Trump asumir el rol de un Josué contemporáneo.
La caída de los muros de Jericó, el bastión cananeo, no puede vincularse ni compararse a un acontecimiento secular tal como es una elección presidencial en una república, y cuyo resultado fue legítimo, según todas las constancias de los organismos que la Constitución y las Leyes establecieron para la verificación correspondiente.
Pero evangélicos simpatizantes de Trump organizaron una Marcha de Jericó para defender el fraude electoral propiciado por el Presidente saliente.
En medio de la nueva Marcha de Jericó de dos días -desde las elecciones del 03/11/2020 ocurrieron numerosas convocatorias de evangélicos partidarios de Trump para presionar en Washington DC a favor del candidato derrotado, todas agrupadas como Marcha de Jericó-, mientras los participantes rodeaban los edificios gubernamentales para orar por una victoria -ilegal- de Trump, los miembros del Congreso oraban juntos por su propia seguridad ante las turbas violentas y los guardias preparaban sus armas para disparar dentro de la Casa de las Leyes.
El pastor Rick Warren calificó el ataque de “terrorismo doméstico“.
El presidente de la Comisión de Ética y Libertad Religiosa de la Convención Bautista del Sur (SBC), Russell Moore, condenó esas acciones como “inmorales, injustas, peligrosas e inexcusables” y pidió al Presidente que ordenara a sus partidarios que “Detengan esta peligrosa y anticonstitucional anarquía“.
El presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur, Albert Mohler, quien respaldó a Trump en 2020 pero ha rechazado sus denuncias de fraude electoral, responsabilizó directamente al Presidente saliente: “El presidente Trump es responsable ahora de desatar el caos“.
Sin embargo, el daño ya estaba hecho. Ante los no cristianos, el Presidente que utilizó el cristianismo en sus 4 años de mandato en la Casa Blanca, había desatado un aquelarre invocando a Jericó y estableciendo como centro de su experiencia cristiana el aborto; y las relaciones íntimas entre personas del mismo sexo. Una ni se menciona en la Biblia, la otra sí se prohíbe. Pero ninguna de las dos puede reemplazar a la Paz, Misericordia y Gracia, que de eso trata el Amor al prójimo y a Dios como ejes de la Fe.
El shofar
Hay algo muy llamativo en todo lo que sucede con los evangélicos estadounidenses que incursionaron en la política con Trump y fueron derrotados en las urnas en forma abrumadora, al punto que Joe Biden tendrá a su favor tanto el Senado como la Cámara de Representantes.
Estos cristianos politizados apelan a toda una simbología bíblica para fundamentar sus acciones no cristianas. El caso más interesante es el uso del shofar, la corneta que el pueblo de Israel utilizaba tanto en sus ceremonias fundamentales como en el campo de batalla. De hecho, la utilizó marchando alrededor de Jericó.
El sonido del shofar se ha estandarizado en manifestaciones políticas muy alejadas de cualquier tema judío. Por ejemplo, lo utilizó en sus conciertos que desafiaron el distanciamiento social por la pandemia y cuestionaron hasta el uso de mascarillas, el cantante cristiano Sean Feucht, líder de la Iglesia Bethel y militante republicano.
Feucht hizo algo peor en su irresponsable intento de vincular a Trump con las profecías bíblicas, creando un supuesto Movimiento de Jesús para reunir votos para el Presidente en ejercicio, y expuso al shofar como ícono en contra del movimiento opositor a Trump, Black Lives Matter, en especial luego del asesinato del cristiano afroestadounidense George Floyd.
Feucht utilizó el shofar contra un movimiento de protesta por el asesinato de un cristiano de otra raza.
Él llevó el shofar hasta los escalones de la Corte Suprema de Justicia, en Washington DC, el 12/12/2020, para el evento ‘Stop the Steal’ (Paren el Robo), que había lanzado Trump contra el resultado electoral legítimo. Obviamente la Corte Suprema ratificó el triunfo de Joe Biden, y el shofar y el movimiento cristiano trumpista quedaron del lado de la ilegalidad.
Feucht llevó sus shofars a la Marcha de Jericó.
El mesianismo equivocado
Un error lleva a otro: esta mezcla de lo bíblico y lo secular fue iniciada por muchos evangélicos que interpretan que la creación del Estado de Israel, en 1948, era el cumplimiento de una profecía bíblica.
Un mesianismo llevó a otro y así personajes como Gerald Flurry cometen aberraciones teológicas en su publicación The Trumpet.
Por ejemplo, Flurry afirma que está por cumplirse otra vez 2da. de Reyes capítulo 14, que menciona la historia del rey Jeroboam II. El escrito de Flurry permite entender la sugestiva confusión a la que conducen algunos predicadores.
Flurry:
“(…) A pesar de las maldiciones, y a pesar de la maldad personal de Jeroboam y de los pecados de la nación, ¡Jeroboam terminó reinando 41 años! Fue el rey con el reinado más largo en la historia del reino del norte. Mientras que la mayoría de los otros reyes murieron por intriga o traición, Jeroboam no sufrió tal violencia y maldiciones. La nación experimentó una fuerza y estabilidad relativas, incluso prosperidad. Este resurgimiento no se debió a ninguna grandeza personal o habilidad de liderazgo de Jeroboam. Fue porque Dios se apiadó de Israel en su aflicción. Fue porque Dios no quería que se borrara el nombre de Israel. ¡Fue porque Dios salvó a Israel! (…)
2 Reyes 14:26 habla de “la aflicción de Israel , que fue muy amarga”. Como sucedió en la antigüedad, hay fuerzas que “afligen” a Israel, buscando derribarlo. Estas fuerzas que atacan a Estados Unidos hoy en día son terriblemente destructivas, y las peores están dentro de la nación. Quieren destruir la América tradicional, especialmente su herencia judeocristiana y su historia con Dios. (…).
Al mirar a este Jeroboam moderno, tienes que decir que Dios le dio a Israel un “salvador”, al menos en la medida en que no permitiría que estos enemigos derribaran a la nación. Donald Trump ha estado bloqueando este movimiento que pretende “borrar el nombre de Israel [que incluye a Estados Unidos] de debajo del cielo“.
¿Terminó su trabajo? No, no lo terminó. ¡Así que no creo en absoluto que se apartará de la escena! Sigo creyendo que estas profecías son 100% precisas. (…)”.
Es perversa la idea de que el Reino de Dios comienza en la Tierra, antes del regreso de Jesús. Se trata de gente decidida a tergiversar los textos para que justifiquen sus acciones inspiradas por un egocentrismo desmesurado. Por sus frutos los conoceréis.
El caos
En el relato de Jack Jenkins en Religion News hay una precisa descripción de cómo comenzó el desastre en WDC el miércoles 06/01:
“(…) El miércoles por la mañana (6 de enero), un grupo interreligioso de líderes religiosos se reunió afuera de la Iglesia Memorial Luther Place en la capital de la nación. Durante dos horas, el clero oró por el fin de la violencia, por la erradicación del nacionalismo blanco y por una oleada de justicia racial.
Su pequeño círculo de oración rodeaba un letrero de Black Lives Matter, creado para reemplazar pancartas similares robadas y destruidas repetidamente en diciembre por los Proud Boys, militantes de extrema derecha.
Cerca del final del servicio, se acercó un grupo de hombres, vistiendo ropa patriótica de época y sombreros de “Make America Great Again” (Haga Grande a América Otra Vez, el lema de Ronald Reagan que Donald Trump hizo propio). Uno ingresó al medio del círculo, fingió caerse y se acostó en el suelo mientras otro hombre se arrodillaba sobre su cuello, un aparente intento de burlarse del asesinato de George Floyd en 2020 a manos de la policía.
Luego, el grupo cruzó la calle, donde National City Christian Church acababa de desplegar una pancarta de Black Lives Matter (Las Vidas Negras Importan) de 16 pies (4,8 metros), y repitió la actuación frente a las cámaras de la TV. (…)
Fue un comienzo inquietante para un día desgarrador que culminaría con una multitud masiva de partidarios de Trump irrumpiendo en el Capitolio de USA, cuando los legisladores intentaron aprobar los resultados de las elecciones presidenciales, lo que obligó al vicepresidente Mike Pence a huir y a los miembros del Congreso a esconderse.
Fue un día sin precedentes que expuso una serie de fisuras en la sociedad estadounidense, incluidos dos enfoques de la fe tremendamente diferentes.
Las iglesias, por ejemplo, fueron algunas de las primeras en rechazar la presencia de partidarios de Trump el miércoles 06/01, en parte porque fueron algunas de las primeras en enfrentar sus ataques.
Cuando estallaron las protestas en la ciudad, en diciembre, miembros de Proud Boys, que está calificado como un grupo de odio por el instituto de investigación Southern Poverty Law Center (Centro de Leyes de Pobreza del Sur), derribaron pancartas de tendencia liberal en cuatro iglesias de la zona, apuntando especialmente a carteles de Black Lives Matter, y prendieron fuego a uno de ellos.
Desde entonces, las iglesias han respondido con la ayuda de las fuerzas del orden. El líder de Proud Boys, Enrique Tarrio, fue arrestado en relación a ese cartel que prendió fuego cuando llegó a Washington el lunes 04/01, el mismo día en que Metropolitan AME, una histórica iglesia negra, presentó una demanda contra él y los Proud Boys por destruir el letrero de la iglesia.
Para el miércoles 06/01 por la mañana, las tres iglesias que tenían sus letreros Black Lives Matter destruidos -Metropolitan AME, Asbury United Methodist Church y Luther Place- los habían reemplazado. Metropolitan ahora dice “Black Lives Matter. Hoy, mañana y siempre”.
Sin embargo, el relato muestra más adelante la confusión entre los cristianos politizados, a partir del discurso que ofreció Donald Trump en horas del mediodía para alentarlos a marchar sobre el Congreso.
“(…) Cuando Proud Boys llegó cerca del Capitolio, después del discurso de Trump, las personas que asistieron se referían a ellos como “los guerreros de Dios”.
Cuando ese grupo mafioso finalmente abrió una brecha en el Capitolio e irrumpió violentamente en el Senado el miércoles por la tarde, lo que provocó el cierre de una parte del Capitolio, se pudo ver a un invasor haciendo flamear una bandera blanca con una cruz en la esquina: la “bandera cristiana”.
Y después de que esa turba se apoderó del Capitolio, algunos manifestantes desplegaron una enorme pancarta afuera. Decía: “Jesús 2020”.
Pero Jesús ya había sido invocado en el Congreso ese día, aunque con un mensaje muy diferente. Cuando los invasores irrumpieron en la Cámara de Representantes, los legisladores se agacharon en el balcón, desesperados por protegerse de un ataque inminente.
Mientras se escuchaban detonaciones, un video de CBS News captó a la representante Lisa Blunt Rochester ofreciendo su propia respuesta a la desgarradora situación.
La demócrata de Delaware pidió a Jesús que protegiera a los miembros del Congreso y trayese “paz en la Tierra, paz en este país, paz en este mundo” (…)”..
Acerca del Presidente saliente
Interesante leer a Ed Stetzer en Christianity Today:
“(…) Las acciones de Trump han cosechado los frutos que tenemos ante nosotros.
“Las elecciones al Senado de Georgia han sido ganadas por los candidatos demócratas, lo que tendrá implicaciones significativas para la libertad religiosa y la causa pro-vida, ambas profundamente importantes para mí y para muchos otros evangélicos.
Trump se aseguró de que él fuera el tema en la boleta electoral esta semana, y la gente votó en consecuencia, cuyas ramificaciones afectarán a los mismos evangélicos que lo apoyaron en los recientes años.
Sí, muchos evangélicos votaron a regañadientes por Trump, reconociendo las preocupaciones sobre su personalidad, pero alineándose con sus políticas. Sin embargo, el fruto se está exhibiendo hoy, y los evangélicos que tienen complicidad con él también deben condenar esta ilegalidad.
Cuando las protestas pacíficas, en ocasiones, se convirtieron en disturbios a raíz de la muerte de George Floyd, muchas personas (incluidos los partidarios de Trump en masa ) las condenaron de plano. Ahora, los fieles de Trump están asaltando el Capitolio.
Lo que vemos hoy en nuestra pantalla no es una protesta pacífica. Solo en este caso, el impacto de los disturbios en Washington, DC, ha llevado a la evacuación tanto de la Cámara como del Senado.
Los disturbios nunca tienen razón, ya sean provocados por criminales que saquean comunidades o presidentes que trafican conspiraciones. (…)”.
Otra vez: el Reino de Dios no es de este mundo. La restauración es individual antes que colectiva. Y la meta es reflejar el carácter de Jesús, que no es el de Trump ni el de ningún otro ser humano.