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El canto más optimista

LOS SALMOS

“Casi todos los textos –los textos bíblicos en particular– no solamente quieren que exploremos lo que está detrás –su trasfondo– y que los leamos históricamente, desde una postura histórica, crítica y científica, sino los textos bíblicos también quieren que honremos y exploremos ese primer plano, lo que textos proyectan hacia adelante. Eso implica que leer,…

Tercer Ángel

miércoles 19/06/2019
Salmos
El Salmo 23 es el más conocido, que ha inspirado a muchos.

“Casi todos los textos –los textos bíblicos en particular– no solamente quieren que exploremos lo que está detrás –su trasfondo– y que los leamos históricamente, desde una postura histórica, crítica y científica, sino los textos bíblicos también quieren que honremos y exploremos ese primer plano, lo que textos proyectan hacia adelante. Eso implica que leer,…

“Casi todos los textos –los textos bíblicos en particular– no solamente quieren que exploremos lo que está detrás –su trasfondo– y que los leamos históricamente, desde una postura histórica, crítica y científica, sino los textos bíblicos también quieren que honremos y exploremos ese primer plano, lo que textos proyectan hacia adelante. Eso implica que leer, como respuesta primaria a lo que está escrito, no es sólo explorar lo que el autor dijo sobre su propia situación, sino lo que él o ella pudo haber dicho sobre mí situación”.
Hans de Wit, teólogo.

Sumerios, asirios y babilonios incursionaron en las poesías utilizadas como himnos religiosos. Los egipcios también. En el sepulcro de Jeperjeperura Ay, penúltimo faraón de la XVIII dinastía egipcia, coronado Jeperjeperura Irimaat (“Eternas son las manifestaciones de Ra, el que hace Justicia“), se encontraron, por ejemplo, versos del “Himno a Atón“, que sorprende a muchos antropólogos por su parecido con el Salmo 104 de la Biblia. También la cultura cananea influyó sobre la literatura israelita.

Pero la poesía hebrea logró su personalidad propia –concisa, breve y de carácter elíptico-, con una métrica de paralelismo semántico: repetir la misma idea dos veces, por lo menos, con distintas palabras.

La Biblia hebrea denominó al libro de Salmos como “tehillim” (himno o alanza) o su plural “sefer tehillim“.

El libro de los Salmos ha tenido siempre un encanto especial para los creyentes de todos los tiempos.

Al inicio de 57 salmos, se apeló a la palabra “mizmor“, o sea un poema que se canta y es acompañado por instrumentos de cuerda (kinnor).

El Códice Alejandrino utilizó la expresión “psalterion“, el nombre del instrumento de cuerdas con que los oficiantes judíos acompañaban los cánticos de alabanza a Jehová.

El Libro de Salmos es una selección de 150 cantos (aunque hay salmos duplicados, tal como el 14, que se encuentra en el 54) usados en la liturgia y que se empleaban en Jerusalén tanto en el Primer Templo como en el Segundo Templo.

Los salmos se agrupan en cinco libros o colecciones, separados por doxologías que aparecen al final de los salmos 41, 72, 89, 106 y 150.

Así, son 5 colecciones de cantos que el antiguo pueblo de Israel empleaba en su adoración.

En los títulos de la versión hebrea, 73 salmos de la versión hebrea dice “de David”, 12 salmos son “de Asaf“, 11 “de los hijos de Coré“, 2 “de Salomón“, otros “de Moisés“, “de Hemán” y “de Etán“; y 35 están sin atribución alguna.

La versión griega atribuye 82 salmos a David.

Jesús, por ejemplo, citó el Salmo 110, declarando que David fue el autor.

Pero, ¿de quién fue el Salmo 23, probablemente el más conocido y apreciado de la Biblia?

No hay coincidencias acerca de su autor. Luis Alonso Schökel ofrece una selección de las opiniones de diferentes biblistas:

** Franz Delitzsch: “No hay razón para dudar que el autor es David.
** Wilhem Marti Leberecht De Wette: “Nada se opone, nada abona la autoría de David.
** Georg Heinrich August Ewald: “Es de la época inmediatamente posterior a David y Salomón.”
** Friedrich Baethgen: “Exílico, como muestra el tono y el verso 6.”
** Ferdinand Hitzig: “Por la composición, el lenguaje y la claridad, hay que datado en el siglo VII; podría ser de Jeremías.”
** Heinrich Graetz: “Del tiempo de Manasés o Joaquín.”

Entonces, ¿fue o no el rey David?

Él era poeta y le concedió un poderoso impulso a la poesía salmódica, a la que reorganizó.

Del 22 al 23

Sin embargo, la tradición hebrea adjudica al rey David, entre otros, los Salmos del 11 al 32, y esto incluye al 23.

En su adolescencia, David fue pastor de ovejas, y en los Evangelios, siglos después, Jesús se llama a sí mismo “el buen pastor“. En Juan 10:11 se lee: “Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas.”

Las ovejas son animales que necesitan ser constantemente guiados y cuidados. Tal vez sea por esto que el creyente es comparado con ellos.

El apóstol Pedro escribió, en su primera carta: “Antes eran como ovejas que andaban descarriadas. Pero ahora han vuelto a su Pastor, al Guardián de sus almas.” (2:25).

El apóstol Pablo, escribió en Hebreros 13:20: “Y ahora, que el Dios de paz —quien levantó de entre los nmuertos a nuestro Señor Jesús,nel gran Pastor de las ovejas,ny que ratificó un pacto eterno con su sangre— (…)”

Antes del Salmo 23, en el Salmo 22, el rey David clama por auxilio. Del 9 al 21 se lee:

“Sin embargo, me sacaste a salvo del vientre de mi madre
y, desde que ella me amamantaba, me hiciste confiar en ti.

Me arrojaron en tus brazos al nacer;
desde mi nacimiento, tú has sido mi Dios.

No te quedes tan lejos de mí,
porque se acercan dificultades,
y nadie más puede ayudarme.

Mis enemigos me rodean como una manada de toros;
¡toros feroces de Basán me tienen cercado!

Como leones abren sus fauces contra mí;
rugen y despedazan a su presa.

Mi vida se derrama como el agua,
y todos mis huesos se han dislocado.

Mi corazón es como cera
que se derrite dentro de mí.

Mi fuerza se ha secado como barro cocido;
la lengua se me pega al paladar.
Me acostaste en el polvo y me diste por muerto.

Mis enemigos me rodean como una jauría de perros;
una pandilla de malvados me acorrala;
han atravesado[a] mis manos y mis pies.

Puedo contar cada uno de mis huesos;
mis enemigos me miran fijamente y se regodean.

Se reparten mi vestimenta entre ellos
y tiran los dados[b] por mi ropa.

¡Oh Señor, no te quedes lejos!
Tú eres mi fuerza, ¡ven pronto en mi auxilio!

Sálvame de la espada;
libra mi preciosa vida de estos perros.

Arrebátame de las fauces del león
y de los cuernos de estos bueyes salvajes.”.

Salmo 22: 9-21

Pero en el Salmo 23 hay certeza, serenidad y agradecimiento:

“Jehová es mi pastor”

David se refiere a Dios por su nombre “Jehová”. Debe recordarse que Dios se llamó a sí mismo YHWH (Él quien será, es y fue), que luego derivó en Jehová. David conocía al Todopoderoso como su Pastor personal e intransferible: “Mi pastor”, que cuidaba personalmente de él.

En su adolescencia, David había sido pastor de ovejas y en ese rol tuvo experiencias que marcaron su vida. Cuando él fundamenta ante el rey Saúl por qué enfrentará al gigante Goliat, apela a su memoria como pastor:

Pero David insistió: —He estado cuidando las ovejas y las cabras de mi padre. Cuando un león o un oso viene para robar un cordero del rebaño, yo lo persigo con un palo y rescato el cordero de su boca. Si el animal me ataca, lo tomo de la quijada y lo golpeo hasta matarlo. Lo he hecho con leones y con osos, y lo haré también con este filisteo pagano, ¡porque ha desafiado a los ejércitos del Dios viviente! ¡El mismo Señor que me rescató de las garras del león y del oso me rescatará de este filisteo!” .

1ra. de Samuel 17:34-37

“Nada me faltará”

David manifiesta su completa confiaza en el poder y la bondad de Dios para asegurarle todo lo necesario, según la sabiduría de Dios, no según el limitado enfoque humano, tanto en lo espiritual como en lo material, tanto en el presente como en el futuro.

“En lugares de delicados pastos me hará descansar”

En las tierras desérticas de Judea, solo había ‘delicados pastos‘ junto a un oasis. Caminar bajo el intenso sol, era sacrificado. Pero llegar al oasis todo era una delicia. Dios conoce los pesares y las dificultades pero, según David, le permitirá acceder a su gracia reparadora, a su sabiduría inagotable.

Años después, Jesús dirá: “Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos.” (Juan 10:9).

“Junto a aguas de reposo me pastoreará”

A lo largo de su peregrinación por el desierto, al pueblo de Israel no le faltó ni alimento (el maná caía del cielo cada día excepto los sábados porque es el día de adoración) ni agua pura: evidencias del cuidado pastoral de Dios a su pueblo.

La invitación sigue siendo la misma. “Jesús les respondió: —Yo soy el pan de vida. El que viene a mí nunca volverá a tener hambre; el que cree en mí no tendrá sed jamás.” (Juan 6:35).

“Confortará mi alma”

Años después, el profeta Isaías lo expresó de una forma muy bella:

Él da poder a los indefensos
¿y fortaleza a los débiles.
Hasta los jóvenes se debilitan y se cansan,
¿y los hombres jóvenes caen exhaustos.
En cambio, los que confían en el Señor encontrarán nuevas fuerzas;
volarán alto, como con alas de águila.
Correrán y no se cansarán;
caminarán y no desmayarán
.”

(Isaias 40:29-31)

El rey David había experimentado una y otra vez esta obra de restauración de parte de Dios cuando él se había apartado y pecado.

La culpa castiga al creyente sincero/a. El propósito de Jesús siempre fue el perdón, la reparación y la nueva oportunidad.

El profeta Joel lo expresó así:

“El Señor dice: «Les devolveré lo que perdieron
a causa del pulgón, el saltamontes,
la langosta y la oruga.
Fui yo quién envió ese gran ejército destructor en contra de ustedes.

Volverán a tener toda la comida que deseen
y alabarán al Señor su Dios,
que hace esos milagros para ustedes.
Nunca más mi pueblo será avergonzado.”

Joel 2:25 y 26.

Pero es condicional. No hay promesas ni ilimitadas ni irrestrictas. No es bíblico el concepto de quienes apelan al poder del perdón para seguir, con frivolidad, cometiendo los mismos errores del pasado.

“Me guiará por sendas de justicia por amor de su nombre.”

El pastor guía al rebaño, al menos era la tradición en el Oriente de aquellos años.

Es necesario confiar en que el pastor llevará hasta el lugar adecuado. Elegir el propio camino no sólo es alejarse del poder y la sabiduría de Dios sino también es arriesgarse al peligro del error.

Hay un sentido moral en el camino y por eso es “de justicia”.

“Por amor de su nombre” significa que lo hará para reivindicar el honor de su palabra y lo inmutable de su fidelidad.

“¡Qué fragante es tu perfume!
Tu nombre es como la fragancia que se esparce.
¡Con razón todas las jóvenes te aman!”.

Cantares 1:3.

Es posible que aceche el mal o la tristeza o la depresión. El valle de sombra de muerte tiene muchas interpretaciones y posibilidades cada día. Pero no debería provocar temor ni desesperanza.

“Aunque ande en valle de sombra de muerte.”

Los primeros cristianos que vivieron en medio de una sociedad pagana y hostil, encontraron fuerzas y ánimos en Cristo como el Pastor.

El salmista no sólo piensa en el momento de la muerte. Lo que está diciendo es que en toda circunstancia sombría de la vida, el creyente puede tener confianza en que Dios ilumina su camino aún en esas circunstancias extremas.

“No temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo”.

Éste es el motivo por el cual no hay temor. No hay incertidumbre. El futuro no acongoja ni provoca inseguridad.

El salmista abandona la escritura en tercera persona para elegir la segunda persona. La poesía cambia porque ahora es un diálogo directo.

El único argumento para no temer a la muerte ni a las dificultades que puedan surgir consiste en que el Señor está con nosotros. Él ya ha pasado por ese camino de muerte y ahora se coloca junto a nosotros para acompañarnos.

He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”

Mateo 28:20

“Tu vara y tu cayado me infundirán aliento.”

La vara era un garrote que tenía el propósito de permitir al pastor defender a las ovejas y a sí mismo.

El cayado o báculo era usado como medio de apoyo y también para guiar al rebaño y corregir a las ovejas.

La protección y dirección del Señor son simbolizadas por la vara y el cayado.

¿Es mala la disciplina? El apóstol Pablo escribió sobre el tema:

¿Acaso olvidaron las palabras de aliento con que Dios les habló a ustedes como a hijos? Él dijo:
«Hijo mío, no tomes a la ligera la disciplina del Señor
y no te des por vencido cuando te corrige.
Pues el Señor disciplina a los que ama
y castiga a todo el que recibe como hijo».
Al soportar esta disciplina divina, recuerden que Dios los trata como a sus propios hijos. ¿Acaso alguien oyó hablar de un hijo que nunca fue disciplinado por su padre?
Si Dios no los disciplina a ustedes como lo hace con todos sus hijos, quiere decir que ustedes no son verdaderamente sus hijos, sino ilegítimos.
Ya que respetábamos a nuestros padres terrenales que nos disciplinaban, entonces, ¿acaso no deberíamos someternos aún más a la disciplina del Padre de nuestro espíritu, y así vivir para siempre?”.

Hebreos 12:5 al 9

“Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores,”

David cambia la metáfora. Dios ya no es un Pastor sino un Anfitrión que ha preparado un espléndido banquete al que el salmista es invitado como huésped.

Es imposible no recordar la hospitalidad oriental. El huésped no sólo era acogido en la tienda o casa del anfitrión, sino que la comida y bebida eran servidas con generosidad. El huésped gozaba de la protección de su anfitrión; bajo su techo encontraba un cobijo sagrado que ningún enemigo tenía derecho a invadir.

Dios invita a su casa: la idea emociona:

“En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y si me fuere y os preparare lugar, vendré ora vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.”

Juan 14:2-3

En el mundo del Antiguo Testamento, comer y beber a la mesa de alguien era una manera de establecer un vínculo de lealtad mutua, y podía significar la culminación de los arreglos para la concertación de un pacto.

Apocalipsis 19:7-9 afirma que el Señor presidirá el banquete celestial al que todos los creyentes son invitados.

“Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando.”

La hospitalidad para con los visitantes solían ser precedidas de prácticas casi rituales: proveer agua para que el huésped pudiera lavarse, derramar sobre su cabeza un aceite o ungüento aromático.

La costumbre en las fiestas orientales era que el dueño de la casa diera la bienvenida a sus invitados derramando perfumes sobre sus cabezas, según iban entrando.

No importa lo que tramen los enemigos afuera, dentro la protección está asegurada y hay alegría y bienestar. La victoria está asegurada.

Este aceite refresa el alma del creyente (Salmo 92:10), es una fuente de gozo (Salmo 45:8).

No sólo se trata de darnos vida, sino “vida en abundancia” (Juan 10:10).

“Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida,”

El relato no deja espacio para la duda:

“Y le dijo David: No tengas temor, porque yo a la verdad haré contigo misericordia por amor de Jonatán tu padre, y te devolveré todas las tierras de Saúl tu padre; y tú comerás siempre a mi mesa. Y él inclinándose, dijo: ¿Quién es tu siervo, para que mires a un perro muerto como yo? Entonces el rey llamó a Siba siervo de Saúl, y le dijo: Todo lo que fue de Saúl y de toda su casa, yo lo he dado al hijo de tu señor. Tú, pues, le labrarás las tierras, tú con tus hijos y tus siervos, y almacenarás los frutos, para que el hijo de tu señor tenga pan para comer; pero Mefi-boset el hijo de tu señor comerá siempre a mi mesa. Y tenía Siba quince hijos y veinte siervos. Y respondió Siba al rey: Conforme a todo lo que ha mandado mi señor el rey a su siervo, así lo hará tu siervo. Mefi-boset, dijo el rey, comerá a mi mesa, como uno de los hijos del rey.”

2da. Samuel 9:7-11

“Y en la casa de Jehová moraré por largos días.”

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo.”

Juan 16:33

La casa de Jehová es la palabra hogar, donde estamos en familia, con los seres queridos. Jesús lo expresó así: “Para que donde yo esté, allí también estéis vosotros”.

Lo que nos mueve a desear la casa de Dios es el deseo de estar en la presencia de Dios y entrar en su reposo.

David podría estar refiriéndose a una estancia prolongada en Jerusalén, pero también puede ser entendido como una alusión a la eternidad.

Probablemente David estaba pensando en su regreso a Jerusalén y al santuario.

Pero la expresión también resulta una mirada puesta en la “casa del Padre” (Juan 14:2-3), la meta de los peregrinos en esta Tierra.

"Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres."

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