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Hilel, Shamai y la pérdida del Mesías

JUDÍOS EN DÍAS DE JESÚS

"Dijo Rabi Aba dijo Rabi Shmuel: Durante tres años la Casa de Shamai y la Casa de Hilel mantuvieron disputas; unos dicen: ¡la Halajá es como nosotros la interpretamos! Y los otros dicen: ¡la Halajá es como nosotros la interpretamos! Se escuchó desde el cielo una voz divina que dijo: “Las unas como las otras…

Tercer Ángel

domingo 01/09/2019
Hilel
La ilustración se refiere a Hilel, el rabino adversario de Shamai.

"Dijo Rabi Aba dijo Rabi Shmuel: Durante tres años la Casa de Shamai y la Casa de Hilel mantuvieron disputas; unos dicen: ¡la Halajá es como nosotros la interpretamos! Y los otros dicen: ¡la Halajá es como nosotros la interpretamos! Se escuchó desde el cielo una voz divina que dijo: “Las unas como las otras…

Dijo Rabi Aba dijo Rabi Shmuel:
Durante tres años la Casa de Shamai y la Casa de Hilel mantuvieron disputas; unos dicen: ¡la Halajá es como nosotros la interpretamos!
Y los otros dicen: ¡la Halajá es como nosotros la interpretamos!
Se escuchó desde el cielo una voz divina que dijo: “Las unas como las otras son palabras vivas de Dios y la Halajá es según la Casa de Hilel.
En vista que “las unas como las otras son palabras vivas de Dios”, ¿por qué obtuvo la Casa de Hilel la facultad para determinar la ley judía?
Porque eran moderados y tolerantes e inculcaban tanto sus palabras como las de la Casa de Shamai. Y no solo eso, sino que anteponían las palabras de la Casa de Shamai a sus propias palabras.
Esto te enseña que todo aquel que se rebaja a sí mismo, Dios lo engrandece y a quien se eleva a sí mismo, Dios lo humilla. Todo aquel que persigue la grandeza, ésta se le escapa y todo el que huye de ella, la grandeza lo corteja. Quien trata de imponerse por la fuerza o apremia la hora, ésta le es esquiva. Y quien espera con paciencia, triunfa
.”

Talmud de Babilonia
(cómo se zanjó la controversia entre la Casa de Shamai y la Casa de Hilel).

Halajá es el cuerpo colectivo de reglas religiosas judías, extraídas tanto de la Torá escrita como de la oral. Incluye los 613 mitzvot (mandamientos), la ley rabínica y talmúdica, y las costumbres y tradiciones compiladas en el Shulján Aruj (La Mesa Servida o Código de Ley Judía).

La Torá (en hebreo, “instrucción, enseñanza, doctrina”) es llamada “Pentateuco” en el cristianismo;​ y constituye la base y el fundamento del judaísmo. Son cinco de los seis libros que se atribuyen a Moisés.

Pero en el judaísmo, la Torá comprende tanto la ley escrita como la ley oral. En cambio, el conjunto de libros que los cristianos conocen como Antiguo Testamento, los judíos denominan “Tanaj“.

En hebreo, la definiciónn completa es Jamishá Jumshéy Torá (“Los Cinco Quintos de la Torá”), aunque algunos prefieren la forma abreviada de esa expresión: Jumásh (“Quinto“):

** Génesis — Bereshit (“En el comienzo”).
** Éxodo — Shemot (“Nombres”).
** Levítico — Vayikrá (“Y llamó”).
** Números — Bemidbar (“En el desierto”)
** Deuteronomio — Devarim (“Palabras” o “Leyes”).​

Fariseos

Los fariseos eran la corriente principal en la organización del pueblo judío en días de Jesús.

Los saduceos (judíos que sólo seguían la Torá escrita, haciendo sus propias interpretaciones), mantenían diferencias con los fariseos.

El rey Herodes I el Grande -quien no era nacido en Judea sino en Edom, región del Levante mediterráneo, al sur de Judea, habitada tradicionalmente por el pueblo semita de los edomitas o idumeos- se entrometió en la jerarquía del Templo, eje de la organización judaica.

Herodes I cumplió así con un plan que le convenía a él, pero también a los romanos, a quien reportaba.

Para ello, Herodes se benefició con la corrupción dentro del sacerdocio judío.

Otra estrategia de Herodes fue intentar helenizar a los judíos. Pero los judíos conservaban algunas estructuras muy fuertes que limitaban esta emboscada cultural.

Por un lado, las Ieshivot, centros de estudios de la Torá y del Talmud, donde se educaba a los jóvenes.

Por otra parte, el Sanedrín (la corte suprema), aún cuando sus poderes habían sido recortados, aplicaba la Ley judía.

Y, lo más importante, el relato oral de las tradiciones y enseñanzas de los rabinos, que permanecía intacto.

Dos rabinos

Cuando murió Shimón HaTzadik, en el año 273 a.C., el último miembro de la Gran Asamblea —en hebreo, Anshei Knéset HaGuedolá—, comenzó un período conocido como el período de las Zugot o ‘las parejas’: dos rabinos estaban a cargo de la institución judía.

Los ‘Hombres de la Gran Asamblea’ tomaron las riendas del liderazgo judío en algún momento entre los años 410 a.C. y 310 a.C., luego de la destrucción del Primer Templo, para impedir la ruptura de la espiritualidad judía.

El grupo de líderes representativos se reunió, aumentó el Sanedrín de 70 a 120 miembros, y conducidos por Esdras, definieron el judaísmo en aquella turbulenta época. Pero uno a uno fueron muriendo.

El último par fue el más famoso: Hilel y Shamai.

Eran tiempos de disputas entre fariseos y, además, con seduceos. En la doctrina farisea aparecía:

** La libertad humana.
** La inmortalidad del alma.
** Un castigo y una recompensa eternos.
** La resurrección.
** La obligación de obedecer la tradición interpretativa.

Hacia el año 110 a.C. había ocurrido un gran enfrentamiento entre fariseos y seduceos, con eje en la identificación entre realeza y sacerdocio.

Juan Hircano, etnarca y sumo sacerdote, hijo de Simón Macabeo, vivía más como un rey pagano que como un sacerdote judío, criticado por los tradicionalistas, entre quienes prevalecían los fariseos, que reclamaban una separación de ambas funciones.

El líder fariseo Eleazar exigió que el lujurioso Juan Hircano renunciara al sumo sacerdocio. Alejandro Janeo, uno de los hijos de Juan Hircano, reprimió un levantamiento popular y crucificó a 3.000 fariseos.

Pero la viuda de Alejandro Janeo, Alejandra Salomé, rehabilitó a los sacerdotes fariseos y los integró al Sanedrín. Luego nombró a su hijo Hircano II como Sumo Sacerdote, con el apoyo fariseo.

En cambio los saduceos eran los miembros de la clase alta de la sociedad judía. Eran los ‘colaboracionistas’ que se sometían al poder extranjero, fuesen griegos o romanos, y adoptaban sus modas y cultura, sumisión que les permitía tener los cargos públicos más importantes; el sumo sacerdote era miembro de este grupo, así como la aristocracia y los principales propietarios de tierras.

Pero en el siglo I d.C., los saduceos se encontraban reducidos en su poderío, ya que los romanos les habían quitado su poder político y parte de su poder religioso (los romanos se reservaban el poder de elegir al Sumo Sacerdote); y habían perdido su influencia religiosa ante el pueblo en manos de los fariseos.

** Los saduceos negaban la inmortalidad del alma.
** Los saduceos negaban la resurrección.
** Los saduceos negaban la existencia de espíritus o ángeles.

Según Flavio Josefo, los saduceos no aceptaban la predestinación y enfatizaban en el libre albedrío humano para escoger entre el bien y el mal.

Luego, rechazaban la interpretación de la Torá oral o de los rabíes, e interpretaban la Torá escrita en forma literal y rigurosa.

Por este motivo, los fariseos, más indulgentes, lograron que sus interpretaciones fueran aceptadas por la mayoría de los judíos.

Hilel

Hilel había llegado a Judea desde Babilonia, y era muy pobre pero con una enorme preferencia por el estudio de la Torá.

Sin Shimón HaTzadik, se decidió que dos rabinos quedaran al mando de la tradición. Uno era llamado Nasí, el ‘presidente’; y el otro Av Beit Din, ‘líder del Sanedrín‘. Este orden se extendió durante 300 años.

Se dice que era tan pobre que no podía pagar los 2 grushim que costaba ingresar al Beit Midrash, ‘la Casa de Estudio’. Entonces, él se sentaba en el techo y escuchaba a través de la claraboya. Acerca de la consecuencia de esto, hay varias leyendas.

Pero su pobreza era proporcional al respeto que provocaba su sabiduría, y Hilel alcanzó la posición de Nasí.

Shamai era un gran exponente de la Halajá, más estricto en la interpretación y cumplimiento que Hilel, y se le atribuye la siguiente frase: “La ley perfora la montaña”.

Shamai ocupaba la posición de Av Beit Din.

Hay un relato muy popular acerca de las diferencias entre ambos: un día fue un pagano a visitar a Shamai, diciéndole que se quería convertir “a condición de que me enseñes toda la Tora mientras estoy parado sobre un solo pie”, y Shamai lo echó.

Entonces, el gentil fue a visitar a Hilel con igual desafío, quien le respondió: “No le hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti. Esa es la Tora. El resto es comentario. Vé y estudia”.

En los relatos judíos se atribuye a Hilel frases tales como:

**Quien hace alarde de su reputación la perderá, quien no incrementa su saber lo disminuye, quien no estudia se deteriora espiritualmente y quien usa la corona de la Tora en su propio provecho merece castigo” (…) “Si yo no me ocupo de mí ¿Quién lo hará? Y si me ocupo solo de mi ¿Qué soy? Y si no es ahora ¿Cuándo?”..

**A más posesiones más preocupaciones… a más Tora más vida; a más perseverancia en el estudio más sabiduría; a más consejos más discernimiento; a más obras de bien más paz”.

Ambos divergieron en muchos temas fundamentales, lo que incluye una gran cantidad de Halajot, leyes.

Dice el Talmud “Todo aquel que quiere (actuar), de acuerdo con la escuela de Shamai lo hace, (o bien) de acuerdo a la de Hilel lo hace” (T.Bavli, Eruvin 6b).

Las escuelas de Hilel y Shamai son famosas por sus disputas. Por ejemplo: si un varón debería decirle a la novia, en el día de la boda, que es hermosa, a pesar de que esto no fuese cierto.

La escuela de Shamai sostenía que aún en esta situación, estaría mal mentir.

La escuela de Hilel sostenía que una novia siempre es hermosa en el día de su boda (Talmud, Ketuvot 16b-17a).

La escuela de Hilel ganó la disputa.

El Talmud explica que los discípulos de Hilel eran gentiles y modestos, explicaban tanto sus propias opiniones como también las de la otra escuela y, con humildad, mencionaban las palabras de la otra escuela antes de las propias.

Shamai

Shamai (50 a. C.– 30 d.C.) fue un personaje importante de la principal obra de la literatura rabínica, la Mishná.

Las tradiciones sugieren que antes de la revuelta judía del siglo I, predominaban las concepciones más estrictas de Shamai y su escuela (Beit Shamai).

Después de la renuncia de Menahem el Esenio al cargo de Av Bet Din (jefe del Sanedrín), Shamai fue elegido en su lugar.

Al fallecer Hilel, cerca del 20 d.C, Shamai se agregó el cargo de ‘Nasí‘ (presidente), y ni siquiera designó un vicepresidente de la minoría.

Entonces, la escuela de Shamai obtuvo el control absoluto del judaísmo, aprobando 18 ordenanzas en conformidad con sus ideas.

Según el Talmud, el día que aprobó una de esas ordenanzas, acerca de separación entre judíos y gentiles, en forma contraria al pensamiento de Hilel, “fue tan nefasto para Israel como el día en que el becerro [de oro] fue hecho” (Tratado de Shabat, 17a).

La acumulación de poder en los días de la destrucción del Segundo Templo a mano de los romanos, y las malas decisiones que tomaron los líderes judíos en Jerusalén, provocó el final de la primacía de la Beit Shamai.

Gamaliel

Hilel el Anciano o Hilel el Sabio (110 a. C. a 10 d. C.) sistematizó la interpretación de la Torá escrita.

Los judíos afirman que su énfasis en el cumplimiento de las normas éticas, en la piedad personal, en la humildad y en la preocupación fueron precursores de ciertas enseñanzas morales del cristianismo y el islam.

Hilel fue el padre de Simón y abuelo y maestro del rabino Gamaliel I (la forma griega del hebreo que significa “recompensa de Dios“), fariseo doctor de la ley y prominente miembro del Sanedrín.

Gamaliel es quien es más conocido entre los cristianos, por la constancia de él que existe en el Nuevo Testamento.

En Hechos de los Apóstoles 22:3, Gamaliel es descrito por el apóstol Pablo como fariseo con gran autoridad entre sus contemporáneos: “Varones, hermanos y padres, oigan mi defensa dirigida a ustedes ahora. […] Yo soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero educado en esta ciudad a los pies de Gamaliel, instruido conforme al rigor de la Ley de nuestros antepasados, siendo celoso por Dios así como todos ustedes lo son este día“.

¿Qué estaba diciendo Pablo?

El profesor Dov Zlotnick, del Seminario Teológico Judío de USA, escribió: “La exactitud de la ley oral, y por tanto su fiabilidad, depende casi exclusivamente de la relación entre maestro y discípulo: del interés del maestro en enseñar la ley y de la atención que ponga el estudiante en aprenderla. […] Por esa razón se pedía a los discípulos que se sentaran a los pies de los maestros […] y ‘bebieran con sed sus palabras’”. (Abot 1:4, la Misná.)

En el libro ‘Historia del pueblo judío en tiempos de Jesús’, Emil Schürer escribió: “Los más célebres rabinos […] reunían a su alrededor a los jóvenes deseosos de aprender —a veces en gran número— para comunicarles un conocimiento completo de la extensa y complicada ‘Torá oral’. […] La enseñanza consistía en un continuo ejercicio memorístico. […] El maestro planteaba unas veces cuestiones ‘halákicas’ [jurídicas] para que les dieran respuesta sus alumnos y otras era él mismo el que daba la solución. También podían plantearle libremente cuestiones los discípulos”.

La mayor alabanza que podía recibir un estudiante era que se le comparara con “una cisterna encalada que no pierde una gota de agua”. (Abot 2:8.) Este fue el tipo de enseñanza que Pablo, entre los judíos conocido como Saulo de Tarso, dijo haber recibido de Gamaliel… antes de descubrir las enseñanzas de un Maestro más extraordinario.

Una tradición afirma que Gamaliel I habría aceptado la fe cristiana, y permaneció como miembro del Sanedrín con el propósito de, secretamente, ayudar a los cristianos.

Pero no hay constancia de ello en la Biblia.

Sí la hay de la conversión de otros integrantes del Sanedrín, tales como Nicodemo y José de Arimatea.

Acerca de Gamaliel, sí se dice en Hechos 5:34 que él aconsejó a sus compañeros del Sanedrín no sentenciar a muerte a Pedro y los apóstoles.

Y su autoridad prevaleció aquel día en el Sanedrín.

En el Talmud, Gamaliel es mencionado como “el Mayor” o “el Anciano“, y es el primero a quien se le asigna el título de “Rabban“, o sea “nuestro maestro“.

Gamaliel ocupó la presidencia del Sanedrin después de la muerte de Shamai, aunque el Consejo continuó siendo dominado por la escuela de Shamai hasta el año 70 d.C. aproximadamente.

Simeón, hijo de Gamaliel y, tal vez, compañero de estudios de Pablo, desempeñó un importante papel en la sublevación de los judíos contra Roma.

Después de la destrucción del templo, Gamaliel II, nieto de Gamaliel, restauró la autoridad del Sanedrín y lo trasladó a Yavne.

Yehudá ha-Nasi, nieto de Gamaliel II, compiló la Misná, que constituye la piedra angular del pensamiento judío.

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