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En la angustia de la pandemia, importante ofensiva del Papa

LA CUESTIÓN SOCIAL

En su edición del viernes 17/04/2020, la revista española Vida Nueva ofrece una meditación de puño y letra del papa Francisco, que tiene algunos fragmentos que confirman la ofensiva del líder de los católicos apostólicos romanos para ocupar el espacio que dejan vacante los gobernantes seculares para socorrer a los damnificados por el impacto socioeconómico…

Tercer Ángel

viernes 17/04/2020
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Papa Francisco en la Basílica de San Pedro, el 12/04/2020.

En su edición del viernes 17/04/2020, la revista española Vida Nueva ofrece una meditación de puño y letra del papa Francisco, que tiene algunos fragmentos que confirman la ofensiva del líder de los católicos apostólicos romanos para ocupar el espacio que dejan vacante los gobernantes seculares para socorrer a los damnificados por el impacto socioeconómico…

En su edición del viernes 17/04/2020, la revista española Vida Nueva ofrece una meditación de puño y letra del papa Francisco, que tiene algunos fragmentos que confirman la ofensiva del líder de los católicos apostólicos romanos para ocupar el espacio que dejan vacante los gobernantes seculares para socorrer a los damnificados por el impacto socioeconómico terrible que deja la peste que provoca el covid-19.

Vida Nueva presenta la carta del Papa como “Un plan para resucitar a la Humanidad luego del coronavirus”.

Dejando definitivamente atrás el desgaste que le provocó a la Iglesia Católica la cantidad de denuncias y condenas de reiterado abuso sexual en las diócesis más diversas, Francisco encuentra en la pandemia el espacio suficiente para desplegar una iniciativa que necesariamente compartirán multitudes y que condiciona antes que nada ni nadie a los propios opositores al Papa dentro del catolicismo vaticano.

Estos sucesos ocurren, además, en días en los que los evangélicos más prominentes -tanto los de USA, cercanos al presidente Donald Trump, quien en noviembre irá a elecciones contra el católico Joe Biden; como los de Brasil, cercanos a Jair Bolsonaro– se encuentran en un escenario complejo a causa de su apoyo a dos gobernantes muy cuestionados en su conducta casi irresponsable en los días terribles.

En el marco del dolor, angustia e incertidumbre, el pontífice lanzó, envuelta en una dialéctica poderosa y difícil no compartir, una iniciativa por la unidad global.

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¿Estaremos dispuestos a cambiar los estilos de vida que sumergen a tantos en la pobreza, promoviendo y animándonos a llevar una vida más austera y humana que posibilite un reparto equitativo de los recursos?

En la revista española, Francisco escribió:

  • “(…) Si algo hemos podido aprender en todo este tiempo, es que nadie se salva solo. Las fronteras caen, los muros se derrumban y todo los discursos integristas se disuelven ante una presencia casi imperceptible que manifiesta la fragilidad de la que estamos hechos. (…) Este es el tiempo favorable del Señor, que nos pide no conformarnos ni contentarnos y menos justificarnos con lógicas sustitutivas o paliativas que impiden asumir el impacto y las graves consecuencias de lo que estamos viviendo. Este es el tiempo propicio de animarnos a una nueva imaginación de lo posible con el realismo que solo el Evangelio nos puede proporcionar. (…).”
  • En este tiempo nos hemos dado cuenta de la importancia de “unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral” (). Cada acción individual no es una acción aislada, para bien o para mal, tiene consecuencias para los demás, porque todo está conectado en nuestra Casa común; y si las autoridades sanitarias ordenan el confinamiento en los hogares, es el pueblo quien lo hace posible, consciente de su corresponsabilidad para frenar la pandemia. “Una emergencia como la del COVID-19 es derrotada en primer lugar con los anticuerpos de la solidaridad”. (…) No podemos permitirnos escribir la historia presente y futura de espaldas al sufrimiento de tantos. Es el Señor quien nos volverá a preguntar “¿dónde está tu hermano?” (Gn. 4:9) y, en nuestra capacidad de respuesta, ojalá se revele el alma de nuestros pueblos, ese reservorio de esperanza, fe y caridad en la que fuimos engendrados y que, por tanto tiempo, hemos anestesiado o silenciado.”
  • Si actuamos como un solo pueblo, incluso ante las otras epidemias que nos acechan, podemos lograr un impacto real. ¿Seremos capaces de actuar responsablemente frente al hambre que padecen tantos, sabiendo que hay alimentos para todos? ¿Seguiremos mirando para otro lado con un silencio cómplice ante esas guerras alimentadas por deseos de dominio y de poder? ¿Estaremos dispuestos a cambiar los estilos de vida que sumergen a tantos en la pobreza, promoviendo y animándonos a llevar una vida más austera y humana que posibilite un reparto equitativo de los recursos? ¿Adoptaremos como comunidad internacional las medidas necesarias para frenar la devastación del medio ambiente o seguiremos negando la evidencia? La globalización de la indiferencia seguirá amenazando y tentando nuestro caminar… Ojalá nos encuentre con los anticuerpos necesarios de la justicia, la caridad y la solidaridad. No tengamos miedo a vivir la alternativa de la civilización del amor, que es “una civilización de la esperanza: contra la angustia y el miedo, la tristeza y el desaliento, la pasividad y el cansancio. (…)”.
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La propuesta de Francisco, de su puño y letra.

Los conceptos de Francisco tienen mucho que ver con el mensaje ‘Urbi et Orbi’ (‘a la ciudad [de Roma] y al mundo’) que él dirigió cinco días antes, desde el Altar de la Confesión, en la Basílica de San Pedro, el domingo 12/04, Domingo de Resurrección, festividad culminante de la Pascua.

En un fragmento que exhibió una notable inquietud tan global como puntual, Francisco mencionó aspectos de la agenda presente que no aparece en la mayoría de las manifestaciones públicas de los líderes nacionales.

Entre la carta del Papa y su discurso hay un eje que utiliza como fundamento de su iniciativa, que es la palabra “solidaridad“.

La web de la teocrática ciudad-estado, Vatican News, lo reprodujo así:

  • “(…) Este no es el momento de la indiferencia, porque todo el mundo está sufriendo y debe encontrarse unido para enfrentar la pandemia. Jesús resucitado da esperanza a todos los pobres, a los que viven en los suburbios, a los refugiados y a las personas sin hogar. No dejes que estos hermanos y hermanas más débiles, que pueblan ciudades y suburbios de todo el mundo, se queden solos. No les permitimos perder las necesidades básicas, que son más difíciles de encontrar ahora que muchas actividades están cerradas, así como los medicamentos y, sobre todo, la posibilidad de una atención médica adecuada. Teniendo en cuenta las circunstancias, también se alivien las sanciones internacionales que inhiben la posibilidad de que los países que las reciben brinden el apoyo adecuado a sus ciudadanos y se pongan en posición de que todos los Estados puedan satisfacer las mayores necesidades del momento (…)”
  • Este no es el momento para el egoísmo, porque el desafío que enfrentamos nos une a todos y no hace ninguna diferencia para las personas. Entre las muchas áreas del mundo afectadas por el coronavirus, pongo un pensamiento especial en Europa. Después de la Segunda Guerra Mundial, este continente pudo crecer gracias a un espíritu concreto de solidaridad que le permitió superar las rivalidades del pasado. Es muy urgente, especialmente en las circunstancias actuales, que tales rivalidades no recuperen vigor, sino que todas se reconozcan como parte de una sola familia y se apoyen mutuamente. Hoy la Unión Europea se enfrenta a un desafío de época, del que dependerá no solo su futuro, sino el del mundo entero. (…)
  • Este no es el momento para las divisiones. Que nuestra paz ilumine a quienes tienen responsabilidades en los conflictos, para que tengan el coraje de adherirse al llamado a un alto el fuego global e inmediato en todos los rincones del mundo. Este no es el momento de continuar fabricando y traficando armas, gastando enormes cantidades de capital que deberían usarse para sanar a las personas y salvar vidas. En cambio, es el momento de terminar finalmente con la larga guerra que ha ensangrentado a la amada Siria, el conflicto en Yemen y las tensiones en Irak, así como en el Líbano. Que este sea el momento en que israelíes y palestinos reanuden el diálogo, para encontrar una solución estable y duradera que permita a ambos vivir en paz. El sufrimiento de la población que vive en las regiones orientales de Ucrania cesa.”
  • Este no es el momento del olvido. La crisis que enfrentamos no nos hace olvidar muchas otras emergencias que conllevan los sufrimientos de muchas personas. Que el Señor de la vida se muestre cercano a las poblaciones de Asia y África que están experimentando graves crisis humanitarias, como en la región de Cabo Delgado en el norte de Mozambique. Calienta los corazones de muchos refugiados y personas desplazadas debido a guerras, sequías y hambrunas. Usted brinda protección a los muchos migrantes y refugiados, muchos de los cuales son niños, que viven en condiciones insoportables, especialmente en Libia y en la frontera entre Grecia y Turquía. Y no quiero olvidar la isla de Lesbos. Permitir a Venezuela alcanzar soluciones concretas e inmediatas, destinadas a permitir la ayuda internacional a la población que sufre la grave situación política.”
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El papa Francisco ingresa para su mensaje ‘Urbi et Orbi’: “Pensamos en el proyecto de desarrollo humano que anhelamos, centrado en el protagonismo de los pueblos en toda su diversidad y acceso universal a esas tres T que defiende: tierra, techo y trabajo, tierra, techo y trabajo“.

Para reforzar ese discurso, ese mismo domingo 12/04, Francisco -en un alarde de actividad- difundió una “Carta del Santo Padre Francisco a los Movimientos Populares”, las organizaciones sociales que representan a los ciudadanos empobrecidos, marginados y pauperizados. El padrinazgo, o bien la creación de estas organizaciones le ha permitido a la Iglesia Católica competir en un espacio donde crecen con fortaleza las iglesias evangélicas carismáticas, en especial algunos cultos agrupados en las Asambleas de Dios o pentecostales. Ambos, a su vez, han erosionado a las ideas políticas de la izquierda clasista, que acostumbraba intentar instalarse en ese estamento socioeconómico-cultural.

El pontífice avanzó con una iniciativa que se instaló rápidamente en varias latitudes: el salario básico universal:

  • Sé que has sido excluido de los beneficios de la globalización. No disfrutes de esos placeres superficiales que anestesian muchas conciencias. Sin embargo, siempre debes sufrir daños. Los males que afligen a todos te afectan dos veces. Muchos de ustedes viven a diario, sin ningún tipo de protección legal que los proteja. Los vendedores ambulantes, los recicladores, los carruseles, los pequeños agricultores, los trabajadores, los sastres, todos aquellos que realizan actividades de asistencia. Ustedes, trabajadores de la economía informal, independiente o popular, no tienen un salario estable para hacer frente a este momento … Y las cuarentenas son insostenibles para ustedes. Quizás ha llegado el momento de pensar en un salario universal que reconozca y dé dignidad a las obras nobles e insustituibles que lleva a cabo“.
  • También me gustaría invitarlos a pensar en el “después”, porque esta tormenta terminará y sus graves consecuencias ya se sienten. No eres impredecible, tienes la cultura, la metodología, pero sobre todo la sabiduría que se mezcla con la levadura para sentir el dolor del otro como propio. Pensamos en el proyecto de desarrollo humano que anhelamos, centrado en el protagonismo de los pueblos en toda su diversidad y acceso universal a esas tres T que defiende: tierra, techo y trabajo, tierra, techo y trabajo. Espero que este momento de peligro nos separe del piloto automático, sacuda nuestras conciencias dormidas y permita una conversión humanista y ecológica que ponga fin a la idolatría del dinero y ponga la dignidad y la vida en el centro. Nuestra civilización, tan competitiva e individualista, con sus ritmos frenéticos de producción y consumo, sus excesivos lujos y enormes ganancias para unos pocos, necesita desacelerarse, repensarse y regenerarse. Ustedes son constructores indispensables de este cambio innegable; Además, tiene una voz autorizada para testificar que esto es posible. Conoces crisis y privaciones … que con modestia, dignidad, compromiso, esfuerzo y solidaridad logras transformar en una promesa de vida para tus familias y tus comunidades.”
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Entonces, ¿el Papa es socialista? Puede parecer que lo es, y algunos críticos lo denuncian por ello. Sin embargo, él ha respaldado previamente otra visión económica. Uno que es profundamente religioso.

Por supuesto que resulta harto contradictorio, casi incongruente, que los llamados a la compasión por el pobre se realice desde el fastuoso Vaticano, donde las ceremonias abundan en oropeles y magnificencia. Pero casi nadie repara en esa cuestión.

Algunos irán más allá y afirmarán que el Vaticano aún no ha logrado resolver las cuentas irregulares de su propio banco IOR pero sermonea sobre carestía y necesidades.

En ese contexto, Daniel Di Santo, desde la revista the Trumpet salió al cruce de Francisco.

The Trumpet es una publicación de la Iglesia de Dios de Filadelfia (PCG, por Philadelphia Church of God), que tiene sus raíces en la Iglesia de Dios Mundial (WCG, por Worldwide Church of God), fundada por Herbert W. Armstrong. Pero luego de la muerte de Armstrong, WCG rechazó su negación de la Trinidad (Dios Padre, Dios Hijo y Espíritu Santo), y así fue como quienes revindicaban a Armstrong fundaron PCG.

El mencionado columnista afirmó:

“(…) El Papa promovió los “cambios estructurales” y criticó la “economía de exclusión y desigualdad”, que según él es la culpable de quienes sufren dificultades financieras. (…)”Este puede ser el momento de considerar un salario básico universal que reconozca y dignifique las tareas nobles y esenciales que lleva a cabo”, escribió. “Garantizaría y alcanzaría concretamente el ideal, a la vez tan humano y tan cristiano, de ningún trabajador sin derechos”.

(…) El Papa ha hablado en el pasado en forma negativa del capitalismo y de los Estados Unidos. Su carta de 2013, ‘Evangelii Gaudium’ (Alegría del Evangelio), llamó a las economías capitalistas de libre mercado “ingenuas” porque “confían en la bondad de aquellos que ejercen el poder económico”. Luego llamó al capitalismo “una nueva tiranía” y “un sistema financiero que gobierna en lugar de servir”.

(…) Hablando sobre el capitalismo en julio de 2015, el Papa Francisco citó a un obispo del siglo IV que calificó la búsqueda gratuita de dinero como “el estiércol del diablo”. En 2016, visitó la frontera entre Estados Unidos y México. Respondiendo a una pregunta sobre el plan del entonces candidato Donald Trump para construir un muro allí, dijo: “Una persona que solo piensa en construir muros, donde sea que esté, y no en construir puentes, no es cristiana“.

Entonces, ¿el Papa es socialista? Puede parecer que lo es, y algunos críticos lo denuncian por ello. Sin embargo, él ha respaldado previamente otra visión económica. Uno que es profundamente religioso.

El papa León XIII promovió una ideología llamada la “Tercera Vía” en su exhortación apostólica de 1891, ‘Rerum Novarum’ (Sobre las condiciones de trabajo). Fue una reacción contra el capitalismo y el socialismo, que promovió una sociedad de corporativismo bajo la jerarquía católica. El papa Francisco reconoció que su carta de 2013, ‘Evangelii Gaudium’ (Alegría del Evangelio), se basa en gran medida en la exhortación de Leo XIII.

Algunas naciones han intentado brevemente esta “Tercera Vía”: el ex canciller austríaco Engelbert Dollfuss, el dictador español Francisco Franco y el hombre fuerte argentino Juan Perón, todos posteriormente lo abandonaron o fueron retirados del poder.

Esto es más que un acuerdo económico. También es profundamente religioso. Afecta todas las facetas de la vida, desde quién tiene la autoridad de gobierno hasta cómo el gobierno maneja el dinero y los derechos de los trabajadores. Bajo la “Tercera Vía”, el Estado controlaría la economía. El gobierno administraría la sociedad dividiéndola en departamentos distintos, como los gremios de artesanos de la era feudal. Todo esto estaría bajo la guía moral y espiritual del catolicismo.

¿Por qué el Papa se está alineando con las causas sociales de izquierda? Estos propugnan ideales socialistas que se oponen al sistema de libre mercado estadounidense. Sus recientes declaraciones implican que el capitalismo ha causado un sufrimiento innecesario durante la crisis del coronavirus. Sin embargo, a diferencia de los socialistas, su solución es religiosa. (…)”.

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El escudo de armas del Estado de la Ciudad del Vaticano, con las dos llaves entrecruzadas, una de plata, apuntando hacia la diestra, y la otra de oro, apuntando hacia la siniestra; ambas unidas con un cordón de gules o azur. Sobre las llaves, en el jefe aparece representada la tiara del pontífice.

Di Santo percibe por dónde va la estrategia discursiva de Francisco, aunque no la comparte. Es evidente que las hipótesis acerca del Nuevo Orden post-pandemia del que tanto se habla durante los últimos días, probablemente deba contemplar estas cuestiones fundamentales.

Pero Di Santo es una aguja en un pajar ante la arrolladora influencia de Francisco en los multimedios globales, en un marco de gran necesidad de las muchedumbres por encontrar paz y seguridad ante el temor al caos y la fragilidad.

Sin duda que prevalecerá la convocatoria de Francisco por sobre el enojo y la denuncia de The Trumpet.

El dinámico escenario está en movimiento. Habrá que seguirlo con atención.

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