¿Por qué comerlas? Daniel se alimentó con legumbres para no “contaminarse” con otras comidas que no nutrían su cuerpo y mente. Asimismo, siglos después, se han convertido en componentes esenciales de la alimentación vegana, vegetariana y de todo tipo. La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) las define como…
¿Por qué comerlas?
Daniel se alimentó con legumbres para no “contaminarse” con otras comidas que no nutrían su cuerpo y mente. Asimismo, siglos después, se han convertido en componentes esenciales de la alimentación vegana, vegetariana y de todo tipo.
La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) las define como “un tipo de leguminosas que se cosechan únicamente para obtener la semilla seca. Los frijoles secos, lentejas y guisantes son los tipos de legumbres más comúnmente conocidos y consumidos”.
Lo que distingue a una legumbre de las demás clasificaciones es que son semillas secas y no cosechadas para consumirse frescas, sino que en ese caso serían categorizadas como vegetales.
Se recomienda el consumo de 250 g diarios, dadas las múltiples razones para predicarlas. Algunas de las más significativas son su gran aporte en proteínas, fibra y carbohidratos de buena calidad.
En esta línea, el 2016 fue declarado por la FAO el año de las legumbres, debido a su aptitud de garantes de la seguridad alimentaria. Además se destaca que sus cultivos respetan la agroecología, ya que estas plantas “fijan el nitrógeno atmosférico en el suelo de forma natural y en algunos casos liberan el fósforo, disminuyendo significativamente la necesidad de fertilizantes sintéticos”.
A pesar de la larga información disponible sobre las ventajas que ofrecen estos alimentos, la “Guía Alimentarias para la Población Argentina de 2019” estima que aún es muy bajo su consumo en la mesa de los argentinos.
Aunque, según datos del Senasa, Argentina es un significativo exportador de legumbres sobre todo del poroto Alubia, con destinos como Brasil, España, Pakistán e Italia.
Historia y futuro
Más allá del registro bíblico, se conocen indicios del consumo de legumbres en culturas antiguas de la humanidad como Roma y Grecia.
Pero en América Latina tienen un papel mucho más protagónico ya que se cree, por ejemplo, que hace más de 5 mil años las alubias están incorporadas en las civilizaciones mexicanas y peruanas.
Incluso fue luego de la invasión europea a las américas lo que marcó un hito en la inclusión de estos alimentos en las dietas de los habitantes del Viejo Continente.
Sin embargo, varía notablemente su origen y tradición dependiendo de la clase de legumbre de la que se trate. Asimismo sucede hoy en día, que las preferencias por una u otra cambian entre culturas.
En el presente, las formas de vida y los hábitos alimenticios han llevado a muchas poblaciones a preferir productos procesados e industrializados frente a los tradicionales y básicos. Por este motivo actualmente se busca reivindicar su cultivo y consumo.
Las plantaciones de estas especies tienen un gran valor ecológico y prometedor para el futuro, debido a que:
- Para su crecimiento no requieren grandes cantidades de agua
- Conservan y perpetúan las tradiciones que las han cultivado por miles de años, fomentando la agroecología sostenible.
- Como tienen la capacidad de fijar su propio nitrógeno en el suelo, necesitan de menos fertilizantes, cuidando la diversidad de la tierra.
¿Por qué Daniel comía legumbres?
En el libro bíblico de Daniel, se demuestra la estrecha relación entre una alimentación sana, el intelecto, la sabiduría y la comunión con Dios.
“Y Daniel propuso en su corazón no contaminarse con la porción de la comida del rey, ni con el vino que él bebía; pidió, por tanto, al jefe de los eunucos que no se le obligase a contaminarse.
Y puso Dios a Daniel en gracia y en buena voluntad con el jefe de los eunucos;
y dijo el jefe de los eunucos a Daniel: Temo a mi señor el rey, que señaló vuestra comida y vuestra bebida; pues luego que él vea vuestros rostros más pálidos que los de los muchachos que son semejantes a vosotros, condenaréis para con el rey mi cabeza.
Entonces dijo Daniel a Melsar, que estaba puesto por el jefe de los eunucos sobre Daniel, Ananías, Misael y Azarías:
Te ruego que hagas la prueba con tus siervos por diez días, y nos den legumbres a comer, y agua a beber.
Compara luego nuestros rostros con los rostros de los muchachos que comen de la ración de la comida del rey, y haz después con tus siervos según veas.
Consintió, pues, con ellos en esto, y probó con ellos diez días.
Y al cabo de los diez días pareció el rostro de ellos mejor y más robusto que el de los otros muchachos que comían de la porción de la comida del rey”. Daniel 1:8-15
Beneficios
Adicional a la evidencia bíblica, la ciencia ha demostrado los múltiples beneficios de incorporar legumbres a la dieta, incluso en reemplazo de la carne. Algunos de ellos son:
- Tienen proteínas de gran calidad. Muchas veces se las compara con el aporte proteico de la carne ya que, por ejemplo, 100 g de lentejas secas tienen 23 g de proteínas y el solomillo de ternera menos de 20 g.
- La fibra que contiene brinda múltiples funciones en el organismo, como favorecer el sistema digestivo.
- Aportan bajo índice glucémico porque sus hidratos de carbono son complejos y liberan la energía progresivamente. Además previene aumentos rápidos de azúcar en sangre.
- Tiene variedad de minerales: calcio, fósforo, magnesio, potasio y hierro.
- También de vitaminas A, C, D, E, K, ácido fólico y antioxidantes
- El nivel de sodio es bajo
- No contienen colesterol
- Son libres de gluten
¿Cuáles son?
Algunas de las legumbres más conocidas en la región, son: